6. Extras Lo que siento cuando estoy

8. Bienvenido a la familia

Bryan:

—¿Estás listo para conocer a tu suegro? —pregunta Ryan a mi lado y en su tono puedo sentir lo mucho que disfruta esta situación.

Estamos frente a la casa de los Andersson para, en palabras de Aaron, celebrar las fiestas que se mandan sus familias o presenciar el desastre cuando Zion y Ariadna se enteren de que sus hijitas tienen novio.

Sí, señores, como lo escuchan, hoy me van a presentar al gran Zion Bolt y decir que estoy acojonado, es poco.

—Estoy listo —respondo y para demostrar esa seguridad que en realidad no siento, abro la puerta del auto y salgo.

Ryan y Dylan, que tuvo que venir con nosotros, me siguen.

Busco el coche de Aaron con la mirada y noto que aún están dentro. Evans y Dahiana se nos acercan.

—Me pregunto a cuál de los cuatro le dará el infarto antes —comenta Dylan con una sonrisa de oreja a oreja.

Daniela baja del auto de Aaron y se dirige a nosotros en el mismo momento que la puerta principal de la casa se abre.

El hombre que reconozco como Kyle Andersson es el primero en salir y segundos después, su esposa, la Chica Mariposa. No sé a cuál de los dos admiro más.

—¿Creen que haya alguna posibilidad de que huyan? —pregunta Daniela cuando llega a nosotros, señalando el auto con un ligero gesto de su cabeza.

—Como se vayan sin mí, los mato.

Los cinco se ríen de mis palabras y Dylan se dirige a saludar a sus tíos al mismo tiempo que Aaron, Emma y la chica más hermosa que he visto en toda mi vida, se arman de valor y salen del auto.

Luciana ni me mira, solo camina hacia los Andersson.

La voz de una niña se escucha desde atrás de la pareja intentando salir al porche y montando la pataleta de su vida al no conseguirlo. Sin entender nada, veo a Aaron colarse por una de las ventanas de la casa y, segundos después, la pequeña chilla emocionada y corre hacia el interior.

Debe ser la hermana menor. Luciana me ha hablado un poco de toda la familia.

Aaron sale con la niña aferrada a su cuello y saluda a sus padres. Le sigue Emma y cuando Ryan, Evans y Dahiana comienzan a acercarse a la familia, no me queda de otra que seguirlos. Ya estamos aquí, no hay vuelta atrás.

—¡Ya llegaron! —grita una mujer desde el interior de la casa y trago duro al verla.

Mi suegra.

Mierda.

Más atrás aparece mi suegro.

Doble mierda.

El rubio de estatura y porte imponente, parece todo un osito de peluche cuando recibe a sus hijas.

—Mi gatita —dice Zion con cariño, mientras abraza a Emma—. Te extrañé.

—¿Y a mí qué? —pregunta Luciana, ligeramente divertida.

—A ti también, mi cucurucho.

Arqueo una ceja.

¿Cucurucho?

Juro que, si no estuviese tan nervioso, me reiría del mote tan inusual y más, cuando noto las mejillas rojas de mi chica.

Definitivamente necesito saber de dónde salió ese: "mi cucurucho"

Zion suelta a sus hijas para saludar a Aaron y a Dylan y luego de intercambiar unas palabras a las que también se unen Maikol Torres y Abigail Thomson, que acaban de entrar en escena, llega el incómodo momento de presentarnos.

—Chicos, esta es nuestra familia; inmensa y loca, pero la mejor que conocerán jamás —dice Aaron.

Y no lo dudo. Llevamos solo unos minutos aquí, pero ya me duele la quijada de tanto sonreír al ver el cariño y la complicidad que hay entre todos. Algo que mi hermano y yo jamás hemos experimentado.

—Familia, estos son nuestros amigos. A Daniela ya la conocen —dice señalando a la chica—. Este es Evans y su novia Dahiana, aunque todos le decimos Day.

La chica le da un beso a todos y su novio hace lo mismo con el resto de las mujeres mientras estrecha la mano de los hombres.

—Este es Ryan, era nuestro compañero de habitación.

—¿El que tuvo un accidente? —pregunta la señora Andersson.

Frunzo el ceño. ¿Accidente? Mi hermano parece tan confundido como yo.

—Sí, mamá, es él.

Aaron le hace mueca a mi hermano que yo interpreto como: sígueme la corriente y luego te explico.

—Hola, señora Andersson.

—Empezamos mal, Ryan. Llámame Addy, eso va para todos; así que, vuelvo a escuchar otro "señora" y tendremos problemas.

Sonrío.

—Y, por último, este es Bryan, hermano de Ryan.

—Oh, Dios mío; ¡qué guapo es! —exclama mi suegra abriéndose paso entre las mujeres para luego apoyar sus manos sobre mis hombros y darme un beso en ambas mejillas.

Trago duro y por un pequeño instante, levanto la cabeza. Mi mirada se centra en la cara de mala leche de Zion así que me obligo a regresar mi atención a su esposa.

—No tanto como usted...

—Ni se te ocurra decirme señora Bolt o señora; no te conviene que te ponga en mi lista negra.



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En el texto hay: humor, amor, patinaje

Editado: 01.05.2023

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