Carta 1

26 de octubre de 1994.

Hola Mindy.

¿Cómo estás? Espero te encuentre bien. Soy Pablo, sí, tu poeta, tu amigo fiel.

Sé que ya han pasado cinco años desde el día en que te conocí, y te dije: hola. Hablamos ese día hasta no poder más. Así es como lo recuerdo. Hace dos años fue una fecha que marcó mi vida; tu amistad fue muy valiosa para mí y también fue un adiós sin saber que llegaría.

Recuerdo ese día, como si fuera... (Acabo de suspirar) como si fuera hoy, porque ahora mismo he llegado a casa. Hoy te vi nuevamente, esos lindos ojos que reflejan la ternura de tu ser, la sonrisa que pocas veces llegué a conocer, era tan especial, que decías que yo, como tu amigo era afortunado en conocerla; no creías que alguna vez la fuera a ver reflejada en tu rostro.

Sabes... en esta foto que estoy viendo ahora, me hace pensar, ¿qué hice? ¿Por qué lo hice? Qué era lo que yo pensaba en ese momento, que hasta el día de hoy añoro que estés aquí; extraño tu amistad.

Tristemente las personas hacemos cosas, creyendo que son lo mejor para los demás sin antes pensar en ellos. Sé que te preguntaras, como hallé tu dirección; ¡claro! si en dado caso esta carta llega alguna vez al lugar que realmente pertenece... a tu corazón. Tu amiga es la culpable.

Mindy, seré claro y corto, sé que solo fuimos amigos, pero quiero confesártelo en esta carta y sé que ya es tarde para que te enteres de la verdad:

¡Me enamoré de ti! sin importar que aquel hombre, fuera tu novio; me jurabas que él era el amor de tu vida, pero él nunca llegó a conocer esa dulce mirada. Siendo solo tú amigo.

Debo marcharme pronto, espero seguir escribiéndote desde el lugar en donde me encuentre; me gustaría saber de ti.

Fue un gusto volver a ver tu foto entre mis más apreciados recuerdos.

Con cariño, tu amigo Pablo.