7 pasos para obtener tu amor

2. ¿Logro notar mi presencia?

—Bueno, la primera es la más fácil de todas, así que manos a la obra —anuncio con una gran sonrisa.

—¿De qué hablas...?

Alana le interrumpe dándole una patada, para nada amable, en el pecho, que lo envía hacia las puertas de la cafetería, haciendo que estás se abran bruscamente y él caiga al suelo en una entrada triunfal.

—¡Oh no, Roger! ¡Roger, amigo, Roger! ¿¡Estás bien Roger!? —grito muy alto, puedo escuchar el eco incluso.

—¡Roger, Roger, Roger! ¿Quién te dijo que las puertas se abren así? —le reclama descaradamente Alana.

Nuestro amigo ni siquiera se ha dignado a levantar la cabeza y solo mira fijo hacia el techo como si allí fuera a encontrar la respuesta a algo. Doy una rápida mirada al comedor y detecto enseguida al objetivo. Mejor aún: está fijando su atención en nosotros al igual que sus amigas y, para desgracia nuestra, todo el equipo de béisbol. Además de otros pocos estudiantes repartidos por allí.

—¡Roger, ya puedes levantarte! ¿O necesitas ir a la enfermería? —Alana rompe el corto silencio.

—Oye, ¿Tu amigo está bien? —no habia notado que un chico del equipo de béisbol estaba de pie al lado de nosotros.

—¡Su nombre es Roger! —exclamo demasiado efusivo.

Alana me mira con diversión brillando en sus ojos. Le ignoro.

—¿Ok? Pero, ¿Está bien? —repite la pregunta.

—Estoy perfectamente —murmura Roger, tomando asiento.

—¡Roger! —gritamos al unisono, lanzandonos ansus brazos con fingida pero muy bien actuada "alegría".

—Me alegro que estés bien Roger y excelente entrada, por cierto —dice nada sarcástico el jugador.

Alana y yo le observamos con sospecha. Roger nos empuja y se coloca de pie, caminando en modo orgulloso hacia la salida.

—¿Osea que no funcionó? —le pregunto a la chica a mi lado.

—Obvio que sí, libere una parte de mi furia reprimida con esa poderosa patada —explica.

—No me refería a eso, niña, no te desvies del objetivo —mascullo.

—Ella no ha apartado la mirada de acá y él ya hace rato que se fue, así que podría decir con total seguridad que el primer paso de este estúpido plan ha sido logrado con éxito —dice emocionada.

Volteo con extrema lentitud la mirada para poder comprobar por mi mismo lo que dice Alana y me sorprende que este diciendo la verdad. Ella está viendo hacia la puerta cerrada como si esperara que Roger volviera o al menos que alguien más hiciera una entrada tan dramática como la que él protagonizó.

Pero ella no es la única ensimismada, ya que al girar el rostro me encuentro con que Alexandre también está observando hacia esa dirección. Empujo con el brazo a Alana para que pueda darse cuenta del problema que tendremos como este tipo sí este realmente interesado en Angela y quiera arruinar los planes de mi amigo.

—No puede ser, ¿Él estuvo aquí todo este tiempo? —pregunta.

—Es difícil ver a uno del equipo, sin que los otros estén cerca —comento.

Sobretodo si es el capitán.

—No creo que este interesado en Angela pero si descubre lo de Roger puede que quiera arruinar todo solo por diversión.

Me sorprendo con la inteligencia de mi amiga pero decido guardar mis pensamientos para mí mismo. Sobretodo al ver la potencia de esa patada que dirigio a Roger.

Cabe recalcar que de los dos, él es su favorito. Esto según sus propias confesiones borracha. No me siento ofendido ya que comparto su sentimiento. Además Roger es un sol, ¿Quién podría no amarlo?

La mirada pesada de Alexandre recae sobre mi y me encuentro, en contra de mi propia voluntad, restándole con la mirada. ¡Incluso alce una ceja! ¡Por Dios!

Me levanto de un salto y salgo corriendo de la cafetería, es un corto tramo de dónde estábamos hacia las puertas, pero en esos pasos puedo sentir mi espalda quemándose a causa de los ojos de Eric.

—Ese tipo es aterrador —dice Alana, intentando seguirme el paso.

—Debemos tener cuidado con él —comento serio. Ella asiente.

Ahora debemos adivinar dónde está Roger escondido. Al menos espero que este tachando el primer paso de su lista. Más le vale no pensar que fracasamos.

Encontramos a Roger comiendo un bote de helado el solo, escondido entre los árboles alrededor de la universidad como si eso fuese suficiente cuando tiene dos amigos muy intensos.

No es algo que me llene de orgullo aunque puedo jurar que Alana realmente lo disfruta.

—¿Qué haces? —pregunta con obviedad.

—¿Qué crees que hago? —apenas puede hablar Roger con la boca llena de helado de vainilla.

—Lo que hacer es ser un mal amigo y no compartir con nosotros, a pesar de que nos llevamos una vergüenza mayor comparada con tu boba caída —recrimino.

Finjo que no me dolió el golpe con la cuchara de metal en la cabeza y Alana se rie hasta que nuestro amigo decide hacer lo mismo con ella. Solo que, ante mis ojos, fue mucho más suave de lo que debería.

—Como sea, danos una buena noticia —Alana comienza a revisar sus bolsillos y Roger se mueve como una lombriz.

—¡Oye! Deberían ser ustedes los que traigan una buena noticia, no yo —replica, apartándose del toqueteo de la chica.

—¡Por favor! Queremos ver el paso número uno tachado de esa estúpida lista o vamos a colapsar —suplico, intentando quitarle la cuchara de la mano.

—¡No lo haré aún! —grita—. Solo escuché a ustedes dos coreando mi nombre como porristas pero eso no asegura nada, ¿Entendido? —alterna la mirada entre ambos y se aleja con su helado.

Le veo irse con la boca abierta.

¿¡En serio no pudo darme siquiera una pequeña cucharada!?




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