—Quería hablar con ustedes sobre algo muy extraño que me sucedió el día de hoy —tomo asiento en la silla del comedor, quedando frente a ellos.
—¿Qué sucedió? —pregunta mi papá.
—Pues... un chico se me confeso —susurro.
—¿¡Qué!? —grita mi padre, sobresaltando tanto a mi mamá como a mí.
—No escuche nada —se queja mi mamá.
—Yo tampoco —dice papá.
Le miro con rabia contenida.
—Un chico se me confeso el día de hoy y no solo eso, es el capitán del equipo de béisbol y uno de los hombres mas populares de la universidad —mi tono de voz va en aumento.
—¿Y entonces? —pregunta mamá como si nada.
—¿Entonces qué? —pregunto de vuelta.
—Creí que seria mas como algo paranormal —comenta mi papá entre risas.
—Yo no soy gay —suena mas a pregunta que afirmación.
—¿Y entonces? —repite mi mamá.
Ruedo los ojos. Debí discutir esto con los chicos en lugar de priorizar a mis padres. Cosas que pasan por ser buenos hijos.
—¿Te has sentido atraído por alguna chica una vez? —cuestiona mi padre—. Nunca nos has contado de alguna que te haya llegado a gustar. Solo conocemos a Alana y su relacion es demasiado amistosa como para siquiera considerar algo más.
—Alana y Roger son como hijos adoptivos —dice mi mamá con una amplia sonrisa.
—Si, creo que una compañera, Leah, es muy hermosa, pero nada mas. Ni siquiera me imagino conversando con ella o algo así. Solo he admirado su belleza, incluso con Alana me ha sucedido —confieso.
—¿Que piensas tu de la confesión? —pregunta mi madre.
—Me tomo por sorpresa. Fue extraño, no supe como reaccionar, ni siquiera considere rechazarlo y solo quería salir corriendo de allí —explico.
—¿Como reacciono tu cuerpo?
Siento mi cara demasiado roja debido a la vergüenza que me produce esa pregunta y miro hacia la señora Karina para encontrar ayuda pero ella solo esta atenta a mi respuesta.
—Me sentí nervioso y avergonzado —“como ahora”, quiero decir—... ademas una pequeña parte de mi estaba, o esta, halagada de que un hombre que luce como el, me considere atractivo a mi.
—Entonces esta dicho, dale la oportunidad. Solo salidas amistosas, nada de besos, abrazos, toqueteo extraño... ni hablar del sexo —su voz se torna aterradora.
—¿De que estas hablando? —mi madre lo mira como si fuera un loco.
Y no creo que yo este mirándolo de un modo muy diferente al de ella.
—Nunca ha traído una chica a la casa, por lo menos que comience con un chico o algo. Estoy siendo la burla en las reuniones con mis amigos y seré el mejor cuando diga que mi yerno es capitán del equipo de béisbol de su universidad —dice con voz soñadora.
—Creí que estabas pensando en mi pero ya veo que todo es solo un plan para tu ser el protagonista —me quejo.
—No, yo no seré quien salga con el chico —replica.
Mama se echa a reír al escucharle. Solo puedo mirarlos con enojo. Su “ayuda” no me esta sirviendo de mucho.
—Basta —mamá disimula un poco su risa y le golpea el hombro—. Mario ya tienes 21 años y aunque amo y agradezco que cada suceso de tu vida tengas la confianza como para contarlo...
—Y no queremos que dejes de hacerlo nunca —le corta Carlos con una amplia sonrisa.
—Si —dice mamá entre-dientes, mirándolo fijamente—... pero, sabes que solo podemos aconsejarte y escucharte si lo deseas. Estoy muy segura, como tu madre, que has venido con la idea de que vamos a oponernos y castigarte o amenazarte. Podría jurar que querías escuchar eso, ¿o me equivoco?
Me mantengo en silencio porque se que mi expresión ya le dio la respuesta.
—Cariño, te amamos por sobre todas las cosas, debes tener eso presente. Y aunque tu padre tenga motivos ocultos al momento de aconsejarte, no estuvo del todo mal —culmina, apretando levemente mi mejilla izquierda.
—Exacto, pero solo bajo las condiciones que indique —replica.
—Por favor siempre se sincero contigo y con los demás. Sabes a lo que me refiero, ¿no? —la voz de mi madre se torna baja pero aterradora.
Asiento repetidas veces con la cabeza.
—Bueno, creo que fue una excelente charla. Mañana te comparto las reglas impresas para poder salir con ese chico y necesitare tu firma y la de el —creo que el hecho de no haberle dejado tomar aun su café de la tarde, le esta afectando.
—Creo que ya me voy a mi habitación —comienzo a levantarme de la silla.
—¡Oh, tengo una excelente idea! Invítalo al asado de este sábado para que lo podamos conocer —luce muy emocionado.
Miro a karina en busca de ayuda pero el brillo de sus ojos me indica que la idea de papa le ha parecido excelente y eso me coloca en una gran desventaja.
Solo me queda...
—Si me entero que no lo invitaste y que has llegado hasta mi con mentiras, tendrás un severo castigo Mario —la voz de mi madre es escalofriante.
—Tendrás que grabar su respuesta si ha dicho que no, de lo contrario no te creeremos y nos veremos en la obligación de ir personalmente a la universidad —mi padre se esta tomando esto muy en serio.
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Editado: 04.02.2025