9 Días Para Enamorarme

Capítulo 1; Soledad

Estaba encerrado en mi propia misera, un leal gato chocaba su cabeza suavemente contra mi mano mientras me desilusionaba de mí mismo, por enésima vez. Ese día enfrenté un par de entrevistas de empleo y la realidad me azotó como si mis esfuerzos jamás hubieran tenido utilidad. No era agradable; mi madre estaba orgullosa de sus constantes y exageradas libertades con uno y otro sujeto, mi padre estaba orgulloso de trabajar obsesivamente y exigirme hasta que odié cada minuto a su lado.

Se acercaba la fecha en que todos creen estar felices y ser amigos de su mayor enemigo; yo no pensaba así. Mimoso era el único amigo al que yo tenía afecto y en quien confiaba, pues cada vez que en el pasado creí tener un amigo, terminé lastimado emocionalmente y con el bolsillo vacío. Aquella noche, con un par de papas y una presa de pollo, ese amigo me acompañó en la cocina y luego en mi habitación. Mimoso sabía ser un excelente amigo sin siquiera saber el significado de ser un amigo.

- Estamos solos de nuevo, tú y yo – dije a Mimoso, con mi mano en su cabeza y escuchando su ronroneo.

La noche estaba fría, después del caluroso día que detesté antes de llegar a casa. Mimoso se enrolló junto a mí, sobre mi cama, para luego acostarme junto a él sin lograr cerrar mis ojos. Afuera se oía, alegre y desenfrenado el cantar de las emisoras de radio, en tanto cientos de personas encendían sus luces decorativas o recién las instalaban. En mi casa, ni luces ni decoraciones, las compré con el poco dinero que conseguí escribiendo historias absurdas e imposibles, pero no me animaba a instalarlas. La navidad para mí, año tras año, perdía valor y significado.

Hacía más de doce años mis padres habían decidido separarse, hacía más de dos años yo había dejado de hablar con mis hermanos y hacía un año había renunciado a cualquier esperanza de terminar mis estudios universitarios. Si tener trabajo era un requisito para seguir vivo, realmente no estaba motivado a trabajar. Siempre fui muy dedicado, desde aquella infancia que odiaba recordar, pero no tenía mayores motivaciones para trabajar ahora, más que para alimentar a mi gato o tener un techo bajo el qué cuidarlo.

Las amistades también solían ser un peso para mí. Llevaba años evitando acercarme demasiado a personas que me buscaran por ser amables, porque nadie era tan amable si no era por algún interés específico. Así mismo, soñar con una relación amorosa era imposible, bueno, era posible soñar con eso pero me convencí de que era imposible hacerlo realidad. Aquellas relaciones del pasado habían dejado un daño irreparable, tanto que ver una pareja amorosa por la calle me provocaba una mezcla de náuseas y envidia. Todo lo que podía pensar sobre una pareja era que estaban juntos por placer físico, por complacerse y no sentirse solos, aunque al final una de las dos personas encontraría a alguien que le gustaría más y abandonaría a su pareja. Para mí, así funcionaba, era evidente que nadie amaba de verdad y las relaciones de pareja se limitaban a ser un ensayo; un evento de prueba y error en el que una persona disfrutaba probando con diferentes personas candidatas, mientras la otra se ilusionaba para luego ser decepcionada y abandonada.

La pólvora hacía su estruendo cada cierto tiempo, los ebrios e infantes no paraban de hacer ruido en las calles, los automóviles seguían su rumbo con prisa hacia su destino y los de a pie corrían para alcanzar la última oferta de la tienda de su preferencia. No podía dormirme, pero tampoco quería soñar. Durante años comencé a tener el temor de encontrar mis recuerdos de infancia y mis ilusiones en mis sueños de la noche, eso hizo que muchas veces evitara dormir. Pero los humanos dormimos, lo necesitamos. Sin embargo, aquella noche me costaba demasiado dormir, por más que lo intenté. Era complicado detener el flujo constante de recuerdos que invadían mi mente, junto con las ilusiones y deseos que tanto me molestaban, en tanto abrigaba a Mimoso con una manta liviana y escuchaba su ronroneo a mi lado. Al parecer él era el único que de verdad disfrutaba estar junto a mí.

Esa noche también extrañé los villancicos. Nunca fui muy navideño, pero me encantaban los villancicos. Solía cantar con emoción en las celebraciones y novenas en tanto restauraba mi fe. Sin embargo, tal emoción murió lentamente durante mi infancia, siendo cada diciembre mucho más negativo y aburrido que el anterior. Tal vez se debía a mi renuencia ante los licores, a bailar o a estar junto a mi familia. Pero cada año experimentaba los insultos, decepciones y peleas de los mismos que, en las fiestas al final del año, se mostraban atentos y amables. Para mí todos mentían, siempre. Como aquella vez que mi padre me obligó a acompañarlo a una fiesta, muy alegre por cierto, para al final gritarme e insultarme porque yo no quise quedarme a su lado mientras él bebía y bailaba con sus amistades. También repetía en mi mente aquella ocasión en que mi madre compartía en las fiestas, junto a sus amigos y familiares, pero se burlaba de mi negativa a beber alcohol, mientras bailaba y disfrutaba con hombres que no eran mi padre. Pero se trataba de su libertad, yo jamás debí molestar su libertad; lástima que la mía siempre fue negada y estuve sujeto a lo que ellos decían que yo debía hacer para divertirme. Quizá por eso dejé de disfrutar la navidad, tal vez por eso cada año mi espíritu navideño moría, por eso dejé de cantar villancicos.

Era más de media noche y, como un idiota desesperado por encontrar motivaciones en la vida, decidí que sería buena idea asistir a la novena navideña de la parroquia cercana. No era precisamente lo que quería en ese momento, pero quería cambiar de ambiente y dejar de volcar mis problemas sobre mi pequeño gato. Mimoso era leal y jamás se había quejado de mí. Pero sabía que él no podía decirme lo imbécil que yo era o lo aburrido que se sentía, al ser yo el único que lo acompañaba en la rutina diaria. Pensé, entre tanta luz y ruido del exterior que se filtraba por las ventanas de mi casa, que ir a cantar villancicos de nuevo no me haría ningún daño. Me equivoqué.




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