97% Probable

Capítulo 1: Un regalo

Katherine

Las personas siempre habían admirado la idea del amor y parecía que estaban más enamorados de eso, que de las personas. Puede ser un poco complicado encontrar a una persona con la que deseas pasar el resto de tus días y si sólo estás enamorado del amor, un matrimonio está destinado al fracaso.

¿Entonces qué pasaría si ni siquiera te gusta la idea de casarte y mucho menos has visto alguna vez a la persona con la que contraerías matrimonio? Por supuesto que no vas a enamorarte y lo más probable es que el matrimonio sólo dure el tiempo establecido por el contrato con “Amor y matrimonio”.

Era una completa locura y un plan que estaba destinado al fracaso.

Tomo una respiración profunda y trato de calmar mis pensamientos centrándome en el ritmo de cada una de mis exhalaciones. Tardo un par de minutos en volver a enfocarme en mis acciones y observo las tiendas del centro comercial. Mi padre había cerrado las puertas pidiéndole un favor a uno de sus amigos cercanos, para que de esa manera nadie interrumpiera. Había una cámara siguiendo cada uno de mis pasos lo cual volvía todo más estresante y difícil.

—¿Qué es lo que planeas comprar para tu futuro esposo?— cuestiona mi madre.

—No lo sé, nunca lo he visto así que no sé qué le pueda gustar— respondo haciendo énfasis en que no lo conocía.

—Katherine— pide mi madre y suspiro antes de asentir.

Dijeron que el regalo si bien sería entregado antes de la boda. Tendríamos que abrirlos frente al otro y las cámaras, así que por educación debía de regalarle algo elaborado. Pasamos frente a la tienda en la que suelo comprar mis suministros para pintar y pienso que sería una buena idea pintar un cuadro único.

—Pintaré un cuadro— digo de repente y puedo ver una ligera sonrisa en el rostro de mi mamá.

No era muy cercana a ninguno de mis padres, pero prefería pasar tiempo con ella. Mi madre había sido una popular actriz en su juventud y brillaba en una de las mejores épocas del cine nacional, así que comprendía mi amor al arte mucho más que papá. Aunque nunca me defendió de sus comentarios.

No le guardaba rencor a ninguno de ellos por no permitirme dejarme actuar de la manera en que lo hacía, sé que tenían sus propias razones para actuar así y al final de todo, ellos hacían lo mejor que podían.

—Entremos entonces— exclama mi madre y asiento.

Ingresamos a la tienda con el camarógrafo siguiendo nuestros pasos, por alguna rezón estas actitudes me recordaban bastante a cuando mi padre era candidato para senador y tenían que grabar sus acciones cada que se acercaba a las personas.

—Buenas noches, ¿en qué puedo ayudarlas?— la chica encargada de la tienda camina con pasos rápidos hacia nosotras.

—Me gustaría un lienzo de 20 x 14”— pido mientras giro mi cuerpo al área de los carboncillos, tomo una caja que contenía varios de ellos y luego noto que la chica había ingresado al interior de un área especial donde se guardaban los lienzos más grandes.

En casa todavía tenía óleo en todos los colores que vendían aquí, así que simplemente tendría que tomar un nuevo par de pinceles, aguarrás y aceite de linaza. Cuando tomo lo necesario, vuelvo a la caja en donde ya se encontraba la chica esperando con el lienzo.

—¿Sería algo más?— cuestiona y niego.

—Esto sería todo, gracias— respondo.

Pago con mi tarjeta y noto que el guardaespaldas de mi madre había llegado. Toma las bolsas que contenían lo más pesado y yo sujeto el lienzo, salimos de la tienda y nos ponemos en marcha hacia el estacionamiento.

Guardamos los materiales en el maletero del auto y subimos. El camarógrafo sube a la parte de atrás del coche para mantener su cámara cerca de mí.

—¿Cómo te imaginas a tu pareja ideal?— pregunta el hombre y giro mi rostro hacia él.

—No puedo imaginarlo, nunca me ha gustado crear expectativas sobre las personas que me rodean. Pero espero que sea amable y que no sea un mujeriego— respondo.

—¿En serio no has imaginado a la pareja que el algoritmo encontró para ti?— cuestiona mi madre y vuelvo la mirada para el frente.

—No es como si pudiera pensar en algo en específico. Sería hacer juicios sobre la persona y luego podría resultar decepcionada porque no cumple ninguna de mis perspectivas— sin embargo, esperaba que fuera completamente distinto a todos los exnovios que tengo.

Especialmente deseaba que no se pareciera en nada a Frederick, así no pensaba mucho en él. También me gustaría que no se comportara de una manera egocéntrica, me molestaría demasiado y probablemente nuestro hogar designado por el programa se convertiría en un campo de batalla desde el primer día.

—¿Estás emocionada por lo que sucederá?— cuestiona el hombre.

—Lo estoy— digo y pienso que podría ser cierto.

Tal vez no era lo más genial del mundo contraer matrimonio por un número arrojado por la tecnología, pero al mismo tiempo me daba curiosidad saber cómo sería aquel hombre. ¿Cómo nos llevaríamos? ¿Chocaríamos al instante o podríamos convertirnos en socios y convivir en paz?



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En el texto hay: matrimonio, amor, programa

Editado: 03.10.2022

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