97% Probable

Capítulo 2: Vestido blanco y recuerdos del pasado

Katherine

Las personas siempre suelen entusiasmarse cuando comienza la búsqueda de su vestido de bodas y mi madre no fue la excepción. Todo el mundo confiaba en ese algoritmo y en verdad creían que nos salvaría de convertirnos el país con menor natalidad en el mundo.

Un vestido de novia de una tienda que ha patrocinado “Amor y matrimonio” no me ponía eufórica en lo absoluto, sólo podía pensar en toda la presión que tendría para no derramar ninguna comida sobre él y si podría respirar o la tela se ajustaría demasiado alrededor de mi cuerpo.

Observo lo cientos de vestidos colgados uno tras otro, sintiéndome un poco mareada por tantos diseños que había. ¿Prefería un corte de princesa o un vestido recto? ¿Qué tipo de tela buscaba? Había demasiadas preguntas por responder y nunca en mi vida había considerado alguna de ellas.

—Siempre he escuchado que Katherine es muy bonita, tenía muchas ganas de conocerla— dice la mujer que nos ayudaba a escoger el vestido a mi madre.

Cierro mis ojos por un momento y luego pienso bien en mis opciones. Sé que mis padres esperaban el vestido más magnífico que pudiera existir, pero probablemente nunca entraría en algo así.

Quería algo un poco más sencillo y agradable para tomar. Una tela suave con la que me sitiera cómoda al vestirla, que no me quitara el aliento al momento de sentarme ni mucho menos que intentara mostrar demasiada piel.

—Me gustaría probarme éste— digo tomando deteniendo el movimiento.

—Prepararemos todo— responde la mujer y luego otra se une a ella mientras suben el vestido a arriba al área de vestidores.

Mi madre me observa con una sonrisa y asiente a mi dirección como si estuviera feliz por la elección que había hecho.

Cuando las mujeres han preparado todo para la prueba, subo las escaleras e ingreso a uno de los vestidores. Retiro mi ropa quedando únicamente en ropa interior y luego ingresan las mujeres para ayudarme a colocar el vestido.

El vestido era blanco obviamente, con un escote V y tirantes. Se ajustaba a mi cintura para después caer de forma recta hasta mis pies. La tela era suave y no se sentía incómoda, sino al contrario. Además era un vestido sencillo y simple que no me hacía sentir que estaba derrochando mi dinero en algo que sólo usaría una vez.

 Observo mi reflejo en la pared de espejo que había detrás de mí y de repente comienza a llegar a mi mente el recuerdo del momento en que Frederick terminó conmigo.

—Terminemos— dice y mis ojos se abren con sorpresa.

Siento mi garganta secarse y un nudo formarse en ella que me impide abrir mis labios para intentar responder sus palabras. ¿Por qué quería terminar conmigo si estábamos bien juntos?

—¿Qué quieres decir con eso?— cuestiono.

—Está claro, Katherine. No quiero estar contigo nunca más— no había vuelto a llamarme por mi nombre desde el día en que nos conocimos.

Cierro mis ojos por un momento y pienso en todos los momentos que compartimos juntos. No había una razón por la que de pronto él dijera que ya no quería estar conmigo. Nunca discutimos y siempre nos llevamos bien con el otro.

—¿Por qué?—le pregunto.

—Es cansado estar todo el día pensando en si alguien podría vernos en la calle, simplemente es demasiado estar contigo y permanecer cerca de tu familia intenta demostrar que soy suficiente para ti, cuando tus padres no lo piensan y si hablamos de lo difícil que es intentar no molestarme con todas tus actitudes— tomo una respiración profunda y trato de calmar mis acelerados latidos.

—¿Entonces por qué lo has hecho?— pregunto.

—Pensé que si fingía que no me molestaba podría estar a tu lado, pero me he cansado. Katherine tienes todo lo que siempre has querido, nunca has luchado por algo en tu vida y simplemente eres aburrida. No puedo pensar en que alguien en algún momento se pueda interesar de verdad en ti y no en lo que trae tu apellido— sus palabras se iban convirtiendo en un veneno y querían lastimarme.

Frederick había sido la última persona que pensé que le gustaría dañarme de alguna manera sin embargo lo estaba haciendo con todo lo que más me había dolido siempre.

—Deberías dejar de jugarle al artista porque entonces tu padre llenará cada galería de la ciudad con tu nombre y no nos dejará espacio a los que en verdad nos esforzamos y estudiamos para ello— muerdo mi labio inferior y asiento mirándolo.

No podría sentirme más decepcionada de él y cómo había fingido tan bien que me quería.

Giro mi cuerpo hacia la dirección opuesta y me voy de allí sin derramar una sola lágrima. No debería ser vulnerable ante él y mis padres siempre me dijeron que sería vergonzoso llorar en un lugar público.

Al final de todo creo que él había tenido razón y nadie sería capaz de enamorarse de mí y de la persona que en verdad era. El amor no era sencillo, nunca lo fue, pero era más complicado al ser la hija de mis padres.

—Te ves hermosa— exclama una de las chicas y me dirige una sonrisa.



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En el texto hay: matrimonio, amor, programa

Editado: 03.10.2022

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