El amor es un tema complicado, lleno de matices y emociones difíciles de comprender. A veces, o quizás más que a veces, te encuentras en momentos en los que no sabes exactamente qué es el amor. Puede que creas entenderlo, pero no lo sientes; o tal vez lo conoces de nombre, pero no lo has experimentado realmente. Y eso, aceptar esa realidad, puede ser increíblemente difícil, especialmente cuando la confusión te envuelve. En esos momentos, te refugias en un rincón con tus audífonos puestos, escuchando tu música favorita, mientras tus pensamientos comienzan a divagar: ¿Son las personas las que no funcionan conmigo? ¿O soy yo? ¿Será que realmente soy yo el problema?
Quiero contarte algo, pero antes espero que puedas seguir el hilo de mis palabras. Para empezar, el amor no es solo sexo, y mucho menos se puede confundir con una relación basada únicamente en el placer físico. A lo largo de mi vida, he tenido varios amores, pero solo uno ha sido el verdadero. Ese amor único, que marca la diferencia, no siempre es fácil de encontrar, y para algunas personas puede no llegar nunca en forma de alguien más. Hay quienes pasan toda su vida solas, pero aún así vivieron con el amor de su vida, porque el amor verdadero no siempre tiene que ser hacia una persona.
Si estás confundido, tal vez estas palabras no te sirvan de mucho, porque en medio de la duda, es difícil encontrar respuestas claras. Sin embargo, espero que, al menos, puedas hallar algo de luz en esta reflexión. En la vida, no todo se reduce a un único capítulo; hay quienes tienen varios, y dentro de esos capítulos, algunas personas aparecen y parecen quedarse para siempre, aunque en realidad solo estuvieron en uno de ellos.
Y quizás ahí radica la belleza del amor y de la vida: en su capacidad para sorprendernos, para ser diferente con cada experiencia y para enseñarnos, incluso cuando parece que no entendemos nada.