A Brenda No La Dejan Salir

La Disco

Brenda es una adolescente de dieciséis años que quiere salir a bailar, para acercarse a los chicos populares. Como cualquier chica de su edad, su idea es pasarla bien los sábados a la noche, pero sus padres se lo prohíben. Ella es extravagante, y la música ocupa un lugar importante en su vida, ya que le encanta escucharla.

Un sábado a la noche Brenda quería salir a bailar, le pidió permiso a su mamá, pero ella no la dejó. Entonces, se decepcionó y se quedó llorando en su habitación. Después de una hora, decidió escaparse por la ventana de su casa. Caminó tres cuadras, vio un taxi lo paró y se subió, mientras iba camino a la discoteque. Se imaginaba que tan grande podría a ser el lugar, ya que nunca había ido. Su imaginación se apoderaba de ella. Creía que el taxista era todo un experto, ya que sabía exactamente donde quedaba la disco, apenas escuchó el nombre. Brenda no pensaba beber alcohol en exceso, lo que más quería era bailar.

Al llegar a la disco pagó y se bajó del taxi, había una fila de unas diez chicas. Esperó unos minutos y cuando por fin pudo entrar, Brenda se encontró con mucha gente, fue algo impactante, y pensó “esto esta espectacular”. El lugar resultó ser tal cual como se lo describieron, comenzó a recorrer y a observar todo. De pronto se acordó de sus amigas y comenzó a buscarlas, ellas eran tres y siempre salían los fines de semana, mientras miraba para todos lados, las percibía cerca. Hasta que por fin encontró a una de ellas. Se llamaba Florencia y estaba en la barra esperando por una cerveza.

—Hola Brenda!!! Qué bueno encontrarte acá ¿Con quién viniste?

—Hola!!! Que alegría verte, vine sola —le respondió Brenda, que apenas podía escuchar, porque la música estaba fuerte.

—¿Brenda vos te escapaste de tu casa?

—Sí, eso hice jajaja.

Florencia recibió el vaso de cerveza que le entregó el barman, rápidamente tomó un poco y luego se lo pasó a Brenda.

—No puedo creer que te hayas escapado de tu casa.

Vení vamos a buscar a nuestras amigas.

—Te aconsejo que no bailes con cualquier chico.

—Ah bueno está bien.

Recorrieron un poco la disco y encontraron a sus amigas, las dos estaban bailando entre ellas, y se emocionaron cuando vieron a Brenda, que las saludó alegremente y las cuatro comenzaron a bailar, mientras tomaban cerveza y cantaban. Un chico de la misma edad de ellas, se acercó para sacar a bailar a Florencia, “no gracias le respondió amablemente”.

Minutos después otro adolescente sacó a bailar a Brenda, “no estoy con mis amigas le respondió ella”. Las cuatro se estaba divirtiendo, pero Brenda tenía el presentimiento que algo malo podría suceder.

A Mariela otra de las amigas de Brenda, le gustan las fiestas, era una chica linda y buena compañera. Mientras las cuatro seguían bailando, se acercaron dos adolescentes, uno de ellos invitó a bailar Brenda, y el otro a Mariela, las dos aceptaron.

El chico que bailaba con Brenda era conversador y simpático, y el que estaba con Mariela era algo arrogante, seguro de sí mismo. De esos que quieren estar con todas las chicas. El adolescente que estaba bailando con Brenda le pidió su número de celular, pero ella no quiso pasárselo, el otro chico le dio un beso a Mariela, y después consiguió su número. 

—Tengo que admitir que me gustó ese chico —le dijo Mariela.

—Ah eso está bien. El chico que bailó conmigo no me gustó tanto —le respondió Brenda.

Para Brenda la noche ya era excepcional, como era su primera vez que iba a una disco, se sentía conforme con la salida.

Micaela la otra amiga de Brenda, esa noche no quería hablar con ningún chico, no estaba de buen humor. Y Florencia estaba indecisa, no sabía si bailar con alguien o no, una parte de ella le decía que sí, y la otra le decía que no. Mariela sabía perfectamente que tenía que pasarla bien, su especialidad era mover su cuerpo al ritmo del reggaetón. Ella y Brenda tomaban cerveza, mientras sus otras dos amigas bailaban dance en la pista de baile.

Brenda miró su reloj, ya eran las cinco de la mañana, “que rápido pasa el tiempo pensó”, mientras observaba a Mariela que no paraba de enviar mensajes por el celular. Luego de unos quince minutos aparecieron Florencia y Micaela, así que otra vez las cuatro comenzaron a bailar de nuevo, para disfrutar la última hora que les quedaba, antes de que el lugar cerrara sus puertas. “Vamos ya es tarde les dijo Florencia a sus amigas”, ellas estuvieron de acuerdo y se retiraron de la disco”. Se tomaron un taxi y regresaron a sus hogares.

Al llegar a su casa Brenda estaba contenta, por suerte intuición había fallado, porque nada malo sucedió en el baile. Sabía que no tenía que revelar su secreto de haberse escapado por la ventana, y estaba convencida que su mamá no se había dado cuenta. Eran las seis y veinte de la mañana, entonces fue hasta el baño y después se acostó en su cama a dormir.

 




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