A dos Talles de Ti

Capitulo 7. La Lista de Lucy

El silencio de la oficina de Lucy le ayudaba a pensar en su próximo paso, sólo roto por el suave tic-tac del reloj de pared. Lucy se recostó en su silla ejecutiva, la espalda presionando contra el cuero negro. Pensando en la larga lista de cosas que Emiliano debía cumplir si quería limpiar su imagen, su trasero estaba en manos de Lucy, y el debía acatar y cumplir a cabalidad lo que ella iba a escribir, un detallado inventario de sus siguientes movimientos. Cada ítem, una pequeña victoria en su paciente juego de ajedrez. Una sonrisa juguetona rozó sus labios, la imagen del su rostro de Emiliano al leer la lista le provocaba risa. Pero era necesario, su imagen estaba embarrada en el profundo lodo, el cliente más difícil que le ha tocado en todos sus años de carrera. Pero para nada imposible.

Rápidamente, se aclaró la garganta. La sonrisa desapareció, sustituida por una expresión profesional, impasible. Era su trabajo, y lo haría de forma implacable. Pero la satisfacción que sentía era muy real. Esa lista, cuidadosamente elaborada, era más que una simple corrección de imagen; era su venganza, servida fría y con exquisita precisión. El pasado, después de todo, tenía un precio, y Emiliano estaba a punto de pagarlo en su totalidad.

1. **Retirada inmediata de todas las publicaciones en redes sociales ofensivas. ** Se adjunta lista completa.

2. **Disculpa pública: ** Grabación de video de 2 minutos, sin guion pre-escrito, expresando arrepentimiento genuino por los incidentes pasados (se proporcionará lista de puntos clave).

3. **Donación a varias organizaciones benéficas: ** Monto significativo, visible y con cobertura mediática.

4. **Colaboración con una campaña de concienciación social: ** Compromiso a largo plazo, con al menos tres apariciones públicas.

5. **Sesiones de terapia: ** Certificado de asistencia a 12 sesiones con un psicólogo reconocido.

6. **Campaña de relaciones públicas: ** Lanzamiento de una imagen renovada, con énfasis en su lado filantrópico y logros profesionales.

7. **Entrevista exclusiva con un medio de comunicación de alta credibilidad: ** Enfoque en su evolución personal y planes para el futuro.

8. **Eliminación de comentarios negativos de internet: ** Se requerirá un equipo externo para gestión de reputación online.

9. **Prohibición absoluta de comentarios públicos polémicos durante 1 año. **

10. **Conseguir una novia real, una mujer buena, de reputación intachable, de bajo perfil, de clase media baja. **

La última anotación, escrita con una caligrafía impecable que contrastaba con el temblor en su mano, le produjo un nudo en el estómago. No entendía del todo por qué, pero la idea de Emiliano con una “novia decente” le generaba una incomodidad inesperada.

Quizá era la ironía de la situación, la frialdad con la que había redactado la instrucción, tan diferente a la satisfacción que había sentido con el resto de la lista. O quizás, algo más profundo, algo que aún no estaba dispuesta a reconocer.

Borró la frase, la reescribió con más cuidado, añadiendo entre paréntesis: (una mujer con valores y principios sólidos que pueda contrarrestar su imagen pública). El cambio, sutil pero significativo, la dejó con una sensación agridulce. Había hecho su jugada maestra, pero el tablero del juego se había vuelto inexplicablemente complejo.

Revisó cuidadosamente los puntos releyendo la larga lista y luego apretó el botón de enviar, al correo proporcionado por la secretaria de Emiliano. El clic del envío resonó en el silencio de la oficina, un sonido pequeño pero contundente, como el final de un capítulo.

Lucy se reclinó en su silla, los hombros caídos por el peso de la tarea cumplida.

—Emiliano, Emiliano… quisiera olvidar todo lo que me lastimaste, pero mejor que el olvido está la venganza —susurró mordiéndose el labio inferior. La palabra “venganza”, pronunciada en voz alta, tenía un sabor peculiar, una mezcla de justicia y resentimiento, una ambivalencia que reflejaba la complejidad de sus emociones. Sin embargo, el vacío que le dejaba su plan maestro era inmenso, y el silencio en su oficina sólo amplificaba el eco de sus palabras.

Lucy sacudió su cabeza, decidió dejar de pensar en ese hombre y tomar su portafolios y salir de su oficina, luego de revisar la hora y darse cuenta de que tenía media hora para llegar a Madissin y Co. Y acompañar a su cliente a una nueva campaña publicitaria que ella había organizado.

Había logrado, al menos por un rato, apartar a Emiliano de sus pensamientos. Pero la calma fue efímera al llegar a su lujoso departamento y darse cuenta de que su novio Lucas aún no había llegado como siempre.

Lucy, se quitó su elegante trajecito, se quitó sus zapato de tacón de aguja y se colocó su pantufla y se puso su bata de felpa rosa chillón, se instaló en el mullido sofá de su sala con vistas a la ciudad, jugueteaba con el borde de una almohada de seda. Las piernas estiradas, los pies descalzos reposaban sobre la mesa de centro, una laptop abierta en su regazo. La pantalla, sin embargo, permanecía ignorada. Su mirada, fija en la vacía taza de café, reflejaba una inquietud que contrastaba con la aparente calma de la escena. El correo electrónico seguía sin respuesta. Emiliano, su cliente, o más que un cliente, según sus latidos insistentes, guardaba silencio.

—Es un cliente más —murmuró para sí misma, la frase sonando hueca, incluso a sus propios oídos. La impaciencia, un sentimiento ajeno a su usual pragmatismo, la carcomía. ¿Por qué esta espera le producía una punzada tan aguda? El trabajo era importante, sí, pero… el silencio de Emiliano resonaba con una resonancia que trascendía los negocios. Un suspiro escapó de sus labios, dejando escapar una pequeña nube de aliento frío en el aire otoñal que se filtraba por la ventana. La laptop, testigo muda de su creciente desasosiego, proyectaba la sombra de sus dudas en la pared de color crema.




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