A Esa Hora

Capítulo 2

Regalito para mis primeros tres lectores <3 Actualización sorpresa antes de la fecha oficial de publicación. Los tqm. Gracias por confiar en mí. 

 

—Informe para la Manada: No hay peligro. No es una invasión.  Después os explicaré todo.

Joe repitió las palabras sobre su hombro. Unos segundos después, la voz de Tad, el hombre encargado de dar los anuncios, se escuchó por los altavoces de la Base. 

—5:34. Se les informa que no hay peligro y que no estamos sufriendo una invasión, también se les exhorta a volver a sus compartimentos y descansar tranquilamente. Más tarde seréis informados por la propia voz de la Líder.

Asentí cuando terminó el comunicado.

—Informe para el Centro de Control— le dije a Joe—: Si las cámaras exteriores del lado noreste sirven, quiero las grabaciones lo más pronto posible.  También necesito que revisen cómo van los sensores. Superaron todas las pruebas y habían cumplido su función por un mes, ¿qué pasó hoy?

Joe comunicó ese y mis siguientes tres mensajes. Cuando ya no tenía más que decir, por fin pudo alejar la mano del radio y ayudarme con el trenzado de lianas para cubrir la parte rota de la red.

Yo también tenía un radio, pero era más de adorno que de otra cosa. Solamente Joe y mis otros dos ayudantes podían contactar conmigo. Solo ellos tenían mi encripte, pero todos tenían el encripte de Joe y de mis demás asistontos.

La cosa era así: Joe mandaba a todos, pero era yo quién mandaba a Joe a mandar a todos por mí. Joe me informaba lo que pasaba y yo tomaba las decisiones, luego él informaba mi decisión. Si querían hablar conmigo, venían a verme. Si era algo importante, pero no tanto como para molestarme, iban con Joe.

Y antes de que empecéis, no. No le dejaba todo al pobrecito de Joe. Él se encargaba de las necesidades de nuestra gente, y yo de la seguridad de nuestra gente y nuestro territorio. Mientras él se quedaba en la base a cuidar de que todo estuviera bien, yo iba con los otros dos a revisar el perímetro, hacer análisis de suelo, de aire y así detectar si había muertos, monstruos o animales cerca. Si lo pensáis bien, a él le tocaba la mejor parte. Se quedaba en la base a comer y platicar con el resto de la manada mientras que mis cazadores y yo íbamos a dar un peligroso paseo y rezabamos para poder volver.

De todos modos, cuando tuviera una pareja, la responsabilidad de ver por la gente como hasta ahorita lo ha hecho Joe, pasará a esa persona. Igual que con Pedro, nuestro antiguo Líder y su mujer, Nadia. Pero como desde que soy Líder no tengo pareja, la carga pasa a mi queridísimo Joe, que es como mi hermano y la persona más cercana a mí.

Pensar en Nadia me recordó otra de mis muchas responsabilidades y una que estaba evadiendo como si fuera un monstruo: Tenía que encontrar pareja. 

Otra de la muchas desventajas (y para mí la peor de ellas) que trajo este nuevo orden, es que volvimos a tradiciones antiguas donde los matrimonios son casi arreglados y por el bien común. Aunque ahora ya no teníamos algo cómo <<matrimonio>> y nuestro bien común era la supervivencia de la humanidad, cómo no. Por eso, organizabamos algunas uniones cada dos por tres y nos asegurabamos de que tuvieran de todo el primer año para darnos por lo menos un niño (llamados vulgarmente, “cachorros”. Yo lo detestaba, pero a mi gente parecía hacerle gracia). Yo había evadido esa responsabilidad por cinco años, pero la gente empezaba a murmurar. Y era justo, ¿cómo podía pedirles/ordenarles juntarse cuando yo no lo hacía?

Además, cada día que pasaba sin encontrar pareja, Joe tenía que cumplir el rol. Y no me hacía mucha gracia desperdiciarlo en eso. Antes, Nadia se encargaba de hacer todo lo que hace Joe y estaba dispuesta a seguir haciéndolo para ayudarme, pero nunca podría hacerle eso a la mujer. Porque ya empezaban a llegar sus peores años y no quería que fueran duros para ella. Aún así, le dí un pequeño puesto con los demás viejos, y es ella quien me dice si algo les falta o si se sienten mal.  

Tenía algunas opciones contempladas,claro. Igual que todos ahí. Que si Jake, que sí Mark, que sí Leo... Algunos hasta me susurraban el nombre de Joe. Y admito que yo también lo consideré. “Lleva cuatro años haciéndolo, ¿por qué no lo hacemos oficial?” me decían. “Fácil, porque es mi hermano y uno no se acuesta, ni tiene hijos con su hermano” respondía yo. Y de todos modos, Joe no quería. La única vez que lo sugerí, él me había mandado a comer mierda.

 —Más te vale que encuentres pronto a alguien porque estar encerrado empieza a ser puto estresante. ¿Sabes cuándo fue la última vez que salí? ¡Hace dos putos años! Y eso solo porque nos mudamos a esta base. Así que vete a dar una jodida vuelta al Deshuesadero y cojete a todos los hombres o mujeres que veas, lo que sea está bien, luego traes al que más te guste y lo mandas a hacer las mierdas que me pones a hacer a mí.

Yo le había respondido con una promesa vaga de intentarlo. Eso fue hace un año.

¿A qué viene todo esté dilema mental? 

Ayer, durante la hora de dormir, me llegó el recuerdo de Joe y sentí una enorme culpa por no haberme tomado en serio la promesa que hice. Además, después de una larga consideración, decidí que ya era hora cumplir esa responsabilidad. No podía evadirla por siempre, mucho menos retrasarla un día más. 

Sin embargo, había que hacerlo. Porque tengo personas que ubicar, alimentos que repartir, reuniones a las que asistir, peticiones que escuchar, informes que leer y expediciones por hacer. Y más me valía empezar ahora.




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