A Esa Hora

Capítulo 3

Ya os había mencionado que mi gente tenía opciones para mí pareja y que yo también. Os mencioné algunas de ellos, pero no algunas mías.  Yo realmente solo tenía 3 opciones viables: Gabriel, Thiago y Jake. Y la única opción en la que coincidimos mi consejo y yo, era Jake. Ya conoceréis a los tres más tarde, pero os daré una pequeña descripción de todos para que entendáis porqué Jake.

Gabriel es un hombre afable y fácil de querer, pero quedó algo tocado por la situación y necesita mucha protección y cuidado. La persona que esté con él debe tener tiempo de sobra para ayudarle, y yo no tenía. Por eso era mejor descartarlo y juntarlo más adelante con alguien que pueda cuidarlo de la manera que se merece. Y por mucho que lo aprecie, esa persona no soy yo; Nadia y el consejo estuvieron de acuerdo con eso. .

Thiago era una de las pocas almas coloridas que teníamos. Le gustaba la música como a nadie y tenía una voz hermosa, amaba a todo el mundo (en especial a las crías) y era la persona que más reía en la base. Todos coincidieron en que sería una opción excelente para animar y levantar la moral de la gente. Y fue eso, que todos coincidieron que era “perfecto” para que yo me negara. Todavía me queda algo de humanidad, y decidí que Thiago merecía más de lo que yo le podía dar. Estar conmigo le arrancaría esa luz que irradiaba y no podía tolerar la idea. 

Y finalmente, estaba Jake, que era más un técnico que un músico. A él lo conocía desde antes de la guerra porque íbamos juntos en la carrera. Era un hombre prepotente y algo egocéntrico porque sabía hacer las cosas y las hacía más que bien; pero también tenía su lado bueno, él era amable y generoso. Nunca vi que le negara ayuda a nadie y daba la ayuda sin quejas. Sí veía a alguien en aprietos, era el primero en ir a ayudar. Si necesitabamos voluntarios para la cocina,  el aseo o la vigilancia, era el primero en anotar su nombre. Y creía que había sido así desde la escuela. Me atrevía a decir que era él único que mantenía su misma actitud que antes de las guerra. Jake era fuerte, razonable, generoso y me caía bien. Era la mejor  opción no solo por eso, si no porque era mi amigo y era imposible que yo me enamorase de mis amigos. Y eso era lo más importante. Porque sí no lo amaba, Jake jamás podría conmoverme de tal modo que yo pierda mi raciocinio y olvide que tengo a personas que dependen de mí.

Podríamos llevarnos bien y ser amigos que se quieren, pero nunca amarnos. Porque una debilidad así podía costarme la vida de él, de mi gente y la mía propia.

Y aunque era evidente que Jake venía para acá porque yo lo había mandado a llamar, la idea de haber pensado demasiado en él y hacerlo aparecer dio vueltas en mi cabeza. 

Como quiera que fuera, la puerta se abrió y detrás de ella estaban Liz y Jake. La mujer se fue después de darme un asentimiento.

—Líder—saludó el hombre, mirando al frente y con la espalda recta—. ¿Necesita algo de mí?

—Sí, Jake. Entra y siéntate, por favor— obedeció tan rápido que ya estaba sentado al otro lado de mi escritorio cuando pronuncié otra oración—. ¿Estabais ocupado?

—No realmente— respondió él, arrugando un poco el ceño, probablemente confundido por la pregunta—. Estaba dando mantenimiento al conducto de aire.

—¿Y terminaste? ¿O nos quedaremos sin oxígeno?—le pregunté, agregando una pequeña sonrisa para que pillara la pequeña broma y se relajara. Quería su cooperación y para ello debíamos estar cómodos..

—Tenemos 3 meses más— me siguió él, cambiando su expresión extrañada por una más relajada. Casi se sintió como volver a la facultad. Aunque no era capaz de recordar esa época muy bien.

—Siendo sincera, tenía un discurso entero preparado para darte la noticia, pero creo que no es necesario entre nosotros ya que somos amigos…

—Sí. Eso creo. Bueno, nunca dijimos lo contrario.

—Claro—joderrr—. Entonces, verás… Últimamente, el consejo y yo hemos discutido una situación que he estado evadiendo por… quizá años y que no puede seguir así— cerré los puños y recargue mi barbilla en ellos—. Necesito una pareja. Alguien que apoye, aconseje y sostenga no solo a mí, sino también a la manada. Necesito alguien que me acompañe de una forma que nadie más pueda. Alguien que pueda decir sin miedo cuando estoy equivocada y alguien a quien yo tenga que escuchar aunque no quiera. Tengo un consejo, sí, pero ellos no pueden cuestionar o desafiar completamente mi opinión. Tengo a Joe, pero él tampoco puede sobrepasar ciertos límites. Necesito un igual. Tal y cómo lo tuvieron los dos antiguos Líderes.

Jake asentía a cada palabra, pero podía notar en sus ojos como comenzaba a formularse preguntas y respuestas para entender a dónde quería llegar. Y gracias a que retiré los excesivos diez minutos de explicación que tenía planeados, lo descubriría pronto.

—Jhony tuvo a Iria, Pedro tuvo a Nadia…— cogí aire, apenas un segundo de interrupción antes de añadir—. Y yo quiero tenerte a tí.

Listo. Lo había dicho. Ahora solo tenía que esperar a que Jake quitara la sorpresa de su cara y me respondiera. De repente me causó ansiedad saber si respondería que sí o que no. Agh. Que coraje tener que decir cosas que te expongan y te hagan parecer débil.

—¿Estáis de broma?

Me contuve de darle una patada por debajo del escritorio. 

—No, Jake. No es una broma— aclaré, con un tono serio, pero con la cara relajada. Tampoco quería intimidarlo y que se fuera dejándome como tonta.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.