Veo,
Puedo observar esos ojos,
Aquellos ojos con miembro
Que acechan a la presa a su andar.
La siguen, se dan vuelta, la intimidad,
Como queriendo por hipnosis
Atraerla hacia sus garras.
Ilusos.
Escucho,
Puedo oir esas bocas,
Bocas que escupen espinas
Y denigran a aquellos angeles sin alas.
En su cerebro diminuto, ausencia,
Escasea lo gris, predomina lo blanco.
Si tan sólo por un segundo pensaran,
Tan sólo un segundo...
Desagradables.
Siento,
Puedo advertir sus cuerpos,
Esos cuerpos malditos chocando contra mi,
Me empujan con tal de llegar a su lado,
Por más que se trate solo de un transporte.
Sólo quieren posarse a su espalda
Con el afán de que algún mísero movimiento
Los lleve a un rose placentero.
Indignos.
Huelo,
Puedo percibir sus hormonas,
Me provocan náuseas, ira, dolor,
La impotencia viene a mi
Por saber que al demonio no puedo cambiar,
Sólo me queda esperar
Que algún día comprendan, entiendan, razonen,
Que aquellos angeles a los que tanto dañan
Pueden también haber salido de su propio ser.
Inmorales.