La tarde con mamá y papá se pasó en un santiamén. De regreso al hotel mis pasos se sentían como pisar en nubes. Me encontré a mi misma sonriendo como una tonta embelesada viendo a través de las ventanas del auto. También me pellizque una que otra vez la cual era mi forma de saber que lo que ocurría no era solo un sueño muy vivido que al despertar dejaría un mal sabor de boca y amargaria, mi ya de por si, muy odioso humor. El cambio de ánimo era agradable. Un subidon de energía ciertamente.
No me tarde en saber lo que haría a continuación. Extraje el portátil del fondo de la maleta y lo abrí para escribir un nombre en el buscador: Andy Kirk. Esta era la única manera en la que podría conseguir información de lo que ocurría sin arriesgarme a parecer demasiado interesada en el conglomerado, y por supuesto, tampoco quería arriesgarme a recibir preguntas recíprocas. Suficiente había tenido con el asalto de papá y ya tenía más en mi plato de lo que podía digerir. La posibilidad de que supiera todo y solo estuviera esperando que quisiera sacarlo de dentro de mí me hacia tener escalofríos por toda la columna. Desgraciadamente no existía forma de saberlo, aunque me dejaba tranquila que su abordaje del tema hubiese sido indirecto. Papá acostumbraba a saltar al grano y dejar en claro lo que le parecía debía ser aclarado y no permitia cavilaciones. Siempre que quería decir algo, así sería y no escatimaria en palabras. No obstante, con las cosas desarrollándose de la forma inesperada en la que lo estaban haciendo, preferiría poner eso a una lado y conseguir información que diera respuesta a una de mis dudas más latentes.
Sino es el apoyo de papá, que claramente ahora sabía no tenía, ¿qué es lo que lo hacía sentir tan osado al tratarse de sus aproximaciones con respecto a temas familiares?
En su momento no evalúe a fondo sus palabras. Querer ponerme en mi lugar porque alguien tenía que hacerlo, mantener a papá calmado y en paz, preocuparse porque fuese a ser un dolor de cabeza... ¿Y por qué de todas las posibilidades él creyó que específicamente él sería el adecuado para la tarea? No es como si existiría un vínculo padre-yerno fuerte y poderoso en el que el podría concebirse, bien sea por peticion de papa, o por decision propia, como la solución. Por la manera en la que papá se comportó, no solo en la cena, sino en nuestro intercambio, podía adivinar con certeza que, con lo poco disimulado que es en cuanto a su desagrado a la personas, su interacción con Andy podría ser desde nula, hasta limitada a un saludo y despedida cordial entredientes. Papá no perdía el tiempo con charlas abarrotadas de fingido interés e hipocresía. Mantendría su boca en una línea recta y se iría en el segundo que tuviera una excusa. Justo como en la cena.
¿Que es entonces? ¿Que motiva a Andy a creer que tiene voz en los asuntos de la familia? ¿O que puede ser el portavoz de la familia entera? En nuestro primer encuentro me abordó con una seguridad tremenda. Tanta que llegue a creer que papá le había dejado saber algo importantisimo que yo no sabía o llegaría a saber por obvias razones. Con todo el panorama ahora, Andy se iba por la borda y yo me quedaba en una burbuja de cavilaciones en la que mi más genuina preocupación era encontrar el meollo de las atribuciones que creía tener. Cinthia jamás le pediría semejante cosa, siempre hablábamos entre las dos incluso bajo el riesgo de sumergirnos en una gran pelea. Y papá o mamá... imposible. No era lógico. No cuando sabía que papá se sintió tan afectado. E incluso, aún viéndose ileso, papá no metía en asuntos familiares a personas ajenas. Y Andy era, por ser amable, exageradamente ajeno a nuestros asuntos.
Fui de página en página leyendo tanta información como pude, y por mucho que ante mis ojos fuese una sabandija, para el resto de personas que conocían solo el revestimiento principal del monton de capas que lo formaban, Andy era un buen tipo. Ew. Me fastidiaba verlo actuar tan bien. Parecer tan preocupado por el resto. No creo que alguna vez haya visto más allá de la línea de sus hombros o de su nariz. Solo se consideraba a sí mismo. ¿Que era todo este espectáculo? ¿Por qué no se dedicaba a ser médico y ya? ¿Es que diez años de estudiar no les acomodaron el cableado en su lugar?
Él y la red de farmacias que dirigía en conjunto con su padre, ofrecía jugosos beneficios sociales de los que nadie quería perderse. De acuerdo a los analistas, si seguía administrandose tan juiciosamente, se convertiria en el negocio estrella del Conglomerado Lexington y le llenaría los bolsillos al listado de inversionistas que apostaron a la visión del duo, padre e hijo. Felicitaciones. Aplausos. Confetti. ¿Quieres algo adicional para agrandar tu ego? Una inversión que ninguno quiere arriesgarse a perder. O eso decía el encabezado del articulo que cerré con fastidio, soltando un bufido.
Conjugue varias respuestas a mis cavilaciones, mientras veía la portátil apagada en mi regazo. Tiene un buen negocio. Inversionistas. Todo parece correcto. Separe las posibles motivaciones en opciones y otras las espante como la plaga. Todo era demasiado superficial o extremista para determinar una respuesta concreta. ¿Y que si solo es un tonto resentido qué no me soporta? No sería muy distinto a lo que me produce. Sin embargo, contaba con la suficiente madurez mental para no querer desintegrarme de la furia al verlo. No saltaría de mi piel para atacarlo. No como él. Tenía pleno control de mis emociones.
La alarma de mi celular sonó y desperté la mañana siguiente estirandome de todos los lados posibles. Traje el celular conmigo al dirigirme a desayunar esperando recibir alguna actualización con respecto a los niños. No sabía si sentirme preocupada o confiada del silencio al otro lado de la línea, no obstante, habia prometido no llamar como un obsesa y nadie me llamaría a menos que ocurriera algo importante. Era lo mejor si no quería terminar con un ojo palpitando.