Capítulo 6: La Décima Nota

Clara se encontró de pie en una versión distinta de Nueva Orleans. Las calles eran más antiguas, sin autos, sin cables. A su lado, Eden y Liam miraban con desconcierto.

—¿Dónde estamos? —preguntó Eden.

—No… —susurró Clara—. ¿Cuándo estamos?

Frente a ellos, el mismo teatro… pero brillante, lleno de público, con una orquesta afinando. En el escenario, un joven con el rostro de Liam sostenía un violín… y una joven idéntica a Eden, vestida de azul, lo miraba con devoción.

—Son ustedes —dijo Andrew, apareciendo tras ellos—. O mejor dicho… fueron.

—¿Esto es una visión? —preguntó Liam.

—No. Es un fragmento del eco. El pasado grabado en la ciudad. Están dentro de la canción que ustedes mismos abandonaron.

Clara miró sus manos. No tenía sombra.

—¿Qué pasó con ellos?

Andrew cerró los ojos.

—La canción se llamó La Décima Nota. Se decía que quien la tocara completa, con el corazón abierto, podía romper la línea del destino. Pero uno de ellos huyó. Y la melodía quedó incompleta. El ciclo empezó ahí. Ustedes son los herederos de esa ruptura.

El concierto comenzó.

Pero justo cuando la última nota debía sonar… el joven Liam dejó de tocar. Se levantó, temblando, y corrió del escenario.

La joven Eden cayó al suelo.

Y el teatro… ardió.

Todo desapareció.

Volvieron al presente jadeando. Clara cayó al suelo, sudando. Liam se llevaba las manos a la cabeza.

—¿Fui yo quien la dejó sola? —preguntó en voz baja.

Eden lloraba en silencio.

—Y fui yo quien lo esperó. Hasta el final.

Clara quiso acercarse a ambos, pero el teatro tembló de nuevo. La figura enmascarada apareció sobre el escenario.

—Ahora que recuerdan… deben elegir. —¿Elegir qué? —preguntó Clara.

—Uno debe quedarse en el ciclo. Otro debe irse para siempre. El tercero… será el guardián de la historia.

Los tres se miraron.

Nadie estaba listo.

Y sin embargo… el tiempo ya corría