lunes
Hace tres días que fue la discusión con mi padre, y hasta ahora, lo único que sé es que hoy tengo que ir al instituto. <<Genial, Andreus. Genial.>>
Me las arreglé para levantarme 5 minutos antes que todos y fui a la oficina de mi padre a ver si en su escritorio estaba el documento en el que se ve a qué instituto iré, pues no me lo ha querido decir, de hecho, no me ha dirigido la palabra en estos tres días, pero bueno, es algo a lo que ya me he acostumbrado.
Comencé a husmear por sus documentos hasta que vi un escudo diferente a los que suelo ver, era el colegio del instituto: “Collège de la Plume Étincelante”.
Lo último que quería hacer era ir a un instituto que parece llamarse como una guardería.
Me comencé a dirigir hacia el salón, estaba llegando ya a la puerta principal, afuera estaba esperándome un auto, junto a mi padre, el cual estaba al lado de la puerta del coche, probablemente para decirme algo respecto al instituto.
Y en efecto, eso hizo.
-Tu curso es el 1 a- se limitó a decir.
-Gracias, supongo.- Dije en un tono tajante, entrando al auto sin despedirme ni nada por el estilo, no quería ir ni siquiera.
Llegaré al instituto en menos de 30 minutos, realmente pensé que quedaba más lejos, pero parece ser que no, parece ser que mi padre escogió el instituto más cercano, y como lo conozco, sé que lo hace para poder ir más rápido a monitorear, es lo que siempre hace. Qué fastidio, no conozco el instituto y ya lo quiero borrar del mapa.
Al llegar el auto se detuvo, no quería verlo, realmente desearía estar en mi habitación leyendo o haciendo cualquier otra cosa en vez de estar sentado 6 horas en un asiento. Finalmente, me resigné y bajé la ventana del coche, viendo la parte delantera del instituto.
La parte delantera del instituto, en donde todos los estudiantes entran, es bastante grande, el instituto parece una universidad, me gusta. Se ve un gran pasillo desde la puerta que deja ver lo grande que es, parece tener más de dos pisos; creo que no me quejo, se ve bastante agradable.
Bajé del auto lo más rápido que pude, llevaba unas gafas, no quería que se dieran cuenta tan pronto de que estaba aquí, aunque creo que hubiese sido mejor llevar algún cubrebocas; estaba buscando mi curso, y gracias a una señal logré ubicarlo, pero en ese momento un señor que parecía ser un maestro, se acercó a mí, frenándome en seco.
-Buen día, estudiante- Habló en un francés perfecto.
-Buen día…-
-Por lo que veo no ha leído el manual estudiantil, o me equivoco.-
-No, no tengo conocimiento sobre ese manual.-
-Ya lo veo, debería, porque si hubiese sido otro el docente que le ve con esas gafas, tendrías una falla.- Sentí el impulso de quitarlas, pero no quería aún-
-Ya veo…-
-¿Y qué cree que debe hacer, eh?-
-Supongo que quitarlas.
-Bien, ¿por qué no lo hace?-
Asentí con lo que me dijo, pensando por milésima vez si debería o no quitarlas, pero sabía que si no lo haría me llevarían a dirección o algo así.
Llevé mis manos a mis lentes, quitándolos lentamente, es gracioso como no me reconocen con los lentes puestos, pero apenas me los quito, se asustan.
-¿Príncipe?, lo siento, no sabía que era usted.- Su voz era tartamudeante, probablemente se asustó y cree que estamos 8 siglos atrás y le mandaré a cortar la cabeza.- Puede usarlas si quiere, no hay problema…
-No pasa nada, no las usaré más, no se preocupe, señor.-
El maestro se echó hacia un lado, dándome espacio y permitiéndome llegar a mi aula.
Esto era lo que no quería que pasara, no quiero tener un trato especial solo por venir de la realeza, quiero ser tratado como otro estudiante más, pero es difícil, así les diga, sé que tendré trato diferente.
Entré al aula, aprovechando que estaba vacía, me senté en la parte de atrás, en los últimos asientos, aunque había alguien que se iba a sentar a mi lado, pues eran dos asientos.
El aula de 1 de bachillerato era bastante amplia y agradable, tenía muchos puestos, así que creo que es porque en esa aula
habían muchos estudiantes, y claro, probablemente pasen dos cosas cuando me vean: Que se acobarden, o que me hagan la vida imposible porque creerán que tengo el curso resuelto.
Y ahora que lo pienso, creo que eso último sí puede ser verdad, tal vez a los profesores les dé miedo ponerme la calificación real y me pongan buenas notas, yo no quiero eso; incluso me gustaría perder alguna asignatura solo para molestar a Isaac; aunque no debería pensar en eso, debería preocuparme por entender todo.
Itzel Arteaga
Richard me había llevado al instituto, siempre trato de llegar antes que la mayoría de mis compañeros, se volvió costumbre.
El imbécil me dejó a una cuadra del instituto porque no quería cambiar su ruta, y después de mandarle a la mierda por primera vez en el día, comencé a caminar hacia el instituto, el cual estaba vacío, era aún temprano, solo los raros puntuales y yo llegamos a estas horas.
Entré al instituto, saludando a los docentes con mi francés pésimo, como siempre, y me dirigí hacia mi aula, percatándome que las persianas estaban arriba, dando la luz mañanera al salón, lo que significaba que alguien estaba en el aula.
Me acerqué con calma por el pasillo hasta llegar a la puerta al final, al entrar, casi me voy de espaldas al ver quién era el que estaba sentado justo al lado de mi asiento.
Andreus Moguer
Itzel acababa de entrar por la puerta, y tenía la misma cara de espanto que yo. Aunque le entiendo, también me espantaría al ver al príncipe de Francia.
-¡¿Tú?!, ¿Qué haces aquí?...- Dijo, analizando mi aspecto de pies a cabeza, poniéndome nervioso de inmediato. Porque carajos me puse nervioso…
- Me hago la misma pregunta.- Afirmé, pasando mi mano por mi nuca, nervioso de estar con ella, aunque ella era ajena a que yo ya le había visto antes, y creo que más de la cuenta…