CAPÍTULO 13
ARIANNA LAURENT
Como si esto fuese una película de acción, esperaba pacientemente en el pasillo el momento en el que Andreus saliera del cuarto, siempre olvida cosas, y esta vez tenía el presentimiento de que iría a buscar lo que le llevé a su habitación.
Escuchaba unas risas por parte de la chica, no sabía que fuese tan pequeña, es linda, claro que lo es; pero solo está como un muro para los planes de Isaac. Tal vez este tiempo de lejanía los hace entender que eso no es lo que necesitan.
En un chirrido que me sacó de mis pensamientos, la puerta de la librería se abrió, saliendo Andreus solo de esta. Vi como salió con suma calma, tenía algo de tiempo para avisar a Isaac, pero no puedo correr, estoy embarazada.
Con cuidado fui también hacia donde Isaac se encontraba, abriendo la puerta de su oficina sin molestarme en tocar.
— ¿Pasa algo, corazón? — Habló Isaac que se acercó a mí de inmediato.
— Itzel está en la biblioteca de Andreus. Vino con él.
Isaac sonrió.
— Supongo que es el momento de conocerla.
Aunque pensé que me iba a dejar aquí, me tomó de la mano y caminó junto a mí hacia la biblioteca.
Isaac entró a la biblioteca con confianza, y pude ver como ella giró a verlo, y de inmediato se tensó, era entendible, tenía en frente al rey.
— Vaya, no pensé conocerla en persona.— Isaac caminó un poco hacia ella.
— Isaac…— Ella no supo como saludarle, seguramente a Andreus lo saluda por su nombre.— Es un gusto verlo en persona.
— El gusto es mío…— Me miró— Bueno, nuestro. Mi mujer nos está acompañando.
Ella asintió. Yo fingí una sonrisa.
— Veo que te llevas bien con mi hijo…— Se apoyó contra la pared.— Veo que lo ayudaste a adaptarse al instituto.
— Si señor, eso he hecho… Su hijo es una persona agradable.
— No pienso lo mismo que tú, pero tengo mis propios motivos.
Ella se quedó callada.
— Supongo que él te ha dicho que se irá a Italia con mi mujer y conmigo.
— Sí, me lo ha dicho…
— Ya veo, te ha dicho también qué planes tenemos, ¿cierto?
Se quedó callada.
— Bueno, por lo que veo no lo sabes, era mejor, a fin de cuentas, no creo que él quiera decirlo.
Isaac le clavó la vil duda a la chica, y sé que va a preguntar, lo hará.
— ¿A qué se refiere, señor…?
— Bueno, el viaje es principalmente para que mi hijo y la princesa Azarith tengan un tiempo para conocerse, su padre y yo hemos llegado a la conclusión de que serán un buen matrimonio.
Joder, como pudo decirle eso con tanta arrogancia, eso de verdad le dolió, su mandíbula se tensó.
— Vaya… yo no sabía que esos eran los planes que tenían realmente…
— Ya te vas enterando, Itzel.
El silencio se intensificó, dejando el ambiente lleno de tensión.
— Mi mujer y yo nos tenemos que ir, eres bienvenida cuando quieras.— Isaac realmente es la persona más descarada en este momento, le bajó las expectativas y tiene el descaro de invitarla cuando quiera.
— Muchas gracias…
ITZEL ARTEAGA
Estoy en completo shock. No puedo creer que ese hombre fuese capaz de decirme eso, sí que me dolió lo que dijo, pero no le voy a creer, ya le ha mentido mucho a todos. No quiero ser otra más que cae en las mentiras de Isaac.
Además, sé que Andreus se le pasaría esa parte, a fon de cuentas no lo tomará importante; pero tengo la curiosidad de saberlo.
— Hey, cerecita.
— Volviste…— Sonreí, como si nada hubiese pasado.
— Sí, mira…— Me extendió mi segundo libro y me sentí como una niña pequeña, sigo sin creer que él los leyó, incluso mucho antes de conocerlo.
— Aún no puedo creer que realmente leíste estos libros…
— Sí que los he leído, eres mi escritora favorita.
Sonreí por torpeza al oírlo.
— Cállate.
— Solo te doy mi opinión, cerecita.
Me crucé de brazos y lo miré, negando con suavidad.
— ¿Me dirás así toda la vida?
Fingió estar pensativo— No lo sé, tal vez sí.— Mi mirada descendió a sus labios, y ustedes me perdonarán, pero si estuvieran en mis zapatos harían lo mismo.
— Andreus.
— ¿Sí?
— Agáchate un poco, tienes algo en el cabello.— y como pensé se agachó de inmediato, le acomodé un poco para que estuviese desprevenido, y luego me acerqué a sus labios para besarlo.
Y pensé que solo se sorprendería, pero me salió el tiro por la culata, pues Andreus profundizó mucho más el beso, tomándome de la cintura y apoyándome en la mesa que estaba cerca a nosotros.
— A la próxima solo dime que me quieres besar, cerecita.
— Te lo digo ahora entonces. Te quiero besar…
Andreus volvió a unir nuestros labios en un beso algo acelerado, por lo que inconscientemente puse mis manos en sus hombros, sintiendo como su cuerpo se tensó ante mi contacto.
Entonces se apartó de golpe.
— Lo siento…
Me quedé algo confundida, pero no pregunté de inmediato, estábamos ambos algo agitados como para preguntar.
Después de regular un poco mi respiración, indagué— ¿Por qué?, ¿qué pasa?
— Tengo que parar los besos siempre.
— No tienes por qué hacerlo…
— Sí, sí que tengo por qué hacerlo. Nuestros besos no se vuelven muy inocentes y tiernos al final, y sé que ambos querremos más que solo besos…
— Andreus…
— No, espera. No me gustaría que te decepciones si te toco— Fruncí el ceño, confundida—. Itzel, no he hecho esto nunca… Me siento como una chica cuando está frente a su novio. Solo que no soy una chica.
Reí suavemente.
— Créeme, el día que me toques, sé que me sentiré muy bien. Y no te preocupes, yo también me siento rara al ser la que da las palabras de aliento. Tenemos los roles invertidos.
Él solo se reía.
— Me siento tonto diciéndote esto…
— Andreus, solo tienes 16.
— En poco cumpliré 17— me corrigió.
— Bien, bien. Solo tienes 16, casi 17.