De la nada, tus enojos eran más evidentes.
Tu ausencia me humillaba a diario.
No soltaba el teléfono, por horas te esperaba y tú, quien sabe dónde.
No querías estar conmigo, lo notaba y me dolía, pero eso no me importaba, quería estar a tu lado, para siempre, como lo juramos.
Pero, comenzaste a decir:
"Esto no va a funcionar.
Estámos demasiado lejos.
Casi no hablamos, tú nunca estás".
¿Que yo nunca estaba? ¡¿A caso te volviste loco?! ¡Si el indiferente a todo eras tú! Te daba lo mismo hablarme o no, siempre tenías conversaciones más importantes por ahí y fingías que estabas dormido u ocupado.
"Es muy duro para mi decirte esto, pero estuve pensando en el futuro, y va a pasar mucho tiempo antes de que pueda ir a verte. Tengo que terminar mi carrera, luego buscar un trabajo, hacer esto y lo otro primero, pasarían años antes de verte y es duro, no puedo soportar algo así".
Yo fui quien no lo soportó.
¿Después de que dijiste que en vacaciones venías a verme, sales con eso?
¿Me viste cara de estúpida?
Y te respondí:
"¿Sabes algo?
¡¡¡Vete mucho a la v€%#@!!!"