A Mi Mejor Amigo (terminada)

Mejores Amigos

Entonces le dije lo mismo que me dijiste a mi: "Vamos a darnos un tiempo, las cosas no están funcionando".  

La situación parecía la misma,  pero a la inversa.

Yo contigo, él conmigo...

La única diferencia,  yo me rendí, acepté tu decisión, y él luchó por mí. No se detuvo,  jamás se rindió. Siguió llamando, siguió hablándome, siguió buscando la manera de hacerme entender que me amaba y que no iba a dejarme.

Mientras tú, demostrabas que perderme te daba lo mismo.  

¿Quién lo diría?

De pronto recordé, que mi ex me hacía lo mismo muchas veces antes que tú, para manipularme y que yo terminara aceptando toda la mierda que él hacía. Es cierto, lo aceptaba, no me importaba lo que me hacía, incluso le rogaba,  teniendo él la culpa. Me humilla tan solo por estar a su lado.

Quizás querías que yo lo hiciera contigo también.

¿Querías que te rogara hasta más no poder?

No, mi vida.

No.

Tú mismo me hiciste comprender cuánto valía.

Me enseñaste a odiar a todo aquel que me lastimara.

Me mostraste como patearles la cola, a los que me hacen daño.

Que ironía que terminaras en mi lista negra.

Amigos, ¿no?

Amigos.

Mejor que me parta un rayo.

Yo no voy a ser tu amiga.

¿Necesitas tiempo para saber cuánto valgo para ti?

Esa respuesta me la dio mi ex.

Él estaba tan deprimido,  que ni iba a la universidad, ni comía, ni dormía y estaba totalmente descontrolado.

Me dijo que para qué le pedía tiempo.

"¿Tiempo para qué? Para sanar mi dolor primero y luego decirme que no podemos estar juntos?  ¿Para qué?  ¿O es que la culpa no te deja decirme la verdad?"

Fueron sus palabras que me hicieron dar cuenta.

Tú me mentiste realmente y yo aun viéndolo con mis propios ojos,  no lo aceptaba, me reusaba a pensar eso de ti. Estuve a punto de creer todas tus mentiras y tragarme todas tus excusas,  pero con eso que él dijo, lo entendí.

Jugaste conmigo.

Pediste tiempo solo para que yo me calmara y después contarme todo sin que me hiciera más daño, porque la culpa no te dejaba.

Mientras,  vienes a pedir que seamos amigos. Así, como antes.

Esta bien,  no hay problema. Solo espera a que el sol salga de noche, la luna de día y que llueva para arriba,  ¡por favor!

¿Hasta dónde llega tú cinismo?

¿Quieres que sea tu amiga?

Darel, me usaste. Yo era tu amiga, nos llevábamos muy bien y ¿qué pasó?  

Me gustabas,  me enamoré de ti perdidamente.

Decías que me cuidabas y me protegías...

¿Entonces,  por qué te aprovechaste de eso?

Pudiste decir que no,  que nuestra amistad valía más, que no ibas a usarme, que me querías como amiga. Yo lo hubiese entendido.

Pero dijiste que también me amabas y era mentira.

¿A eso llamas ser amigos?

Eras mi mejor amigo, mi único amigo en realidad.


 




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