A Pesar De La Heridas || H.S

CAPITULO 1

No quiero, por favor no lo hagas, no tienes que hacerme esto, por favor.

Aunque le suplique que se detenga no lo hace, es como si ni siquiera le estuviera hablando, puedo sentirlo con cada fibra de mi ser, lo peor es que puedo sentir como me marca de la peor forma; me marca como si le perteneciera, prefiero morir, que sentir este dolor que me consume.

De un momento a otro estoy de pie viendo mi propio cuerpo en el suelo, sangrando y sin poder moverme, lanzo un grito, pero nadie me escucha.

《Por favor, que alguien venga y me ayude

Puedo verlo como se acerca a mi oído.

– siempre serás mía, nunca lo olvides

Caigo de mi cama de bruces al suelo, mi respiración es agitada y siento como las lágrimas escurren por mi rostro, no he podido superar lo que ese maldito me hizo. Ha pasado tanto tiempo, exactamente ocho años, pero sigo teniendo pesadillas ocasionales, llevaba dos años sin tenerlas, y no sé qué está pasando ahora.

Es algo con lo que tengo que vivir, y pues si, eso no ha impedido que disfrute mi vida, no soy una chica que va por ahí teniendo relaciones con cualquiera, realmente tiene que gustarme demasiado para llegar a otro nivel, hace mucho no estoy con alguien y tengo estrés acumulado, que guay.

A veces no puedo evitar sentir miedo y desespero cuando intento tener sexo con alguien, pero siempre me sobrepongo a eso, aunque a veces simplemente no se puede. No me puedo seguir lamentando por este sueño, son las seis de la tarde y debo arreglarme para acompañar a mi linda amiga.

A la genio de Laila, se le ocurrió la gran idea de tener una cita doble, odio tener que estar a su alrededor cuando quiere que la pequeña Lily, le diga a su papi que mami está saliendo con un nuevo hombre, pero que puedo hacer, es mi mejor amiga y tengo que estar para ella en lo que necesite.

Aunque eso signifique que tenga que ser su víctima en este juego, el pobre Jasón, ha pasado mucho tiempo intentando arreglar las cosas con Laila, pero ella es tan jodidamente orgullosa y lo tiene como un bobo ignorándolo; aun no puedo entender que se haya enojado con el solo porque él se fue con sus amigos a una competencia de autos.

Digo, el tipo siempre ha adorado los autos, no me parece agradable que él tenga que renunciar a lo que ama hacer solo para tenerla contenta, tal vez pueda entender la parte en la que se fue por tres meses, pero vamos, él muy capullo se llevó el premio y una buena suma de dinero, siempre estoy diciéndole la frase con la que lo bautice «joda, Jasón, te hacen falta bolas mijo». Llegó al bar y la puedo ver sentada al fondo.

—Hola pequeña Laila.

La saludo con un beso en la cabeza, esta rubia de un metro sesenta y cinco, de ojos cafés con rostro angelical y genio de mierda ha sido mi amiga desde los cinco años, he pasado toda mi vida compartiendo muchas cosas, la adoro demasiado, pero justo ahora solo quiero darle una bofetada para que reaccione, se está comportando como una jodida bebé.

—¡Te he dicho mil veces que odio que me llames así! —trata de parecer enojada, pero su sonrisa demuestra todo lo contrario, mi existencia se basa en hacer de su vida una ruleta de emociones.

—Y yo te he dicho mil veces, que no me importa lo que me digas, así que ... 
¡Te jodes! —le sonrío de vuelta —¿A qué hora llegará tu dichosa cita?  —levanto su cerveza y le doy un sorbo.

—Ya debería estar aquí.

Está siendo precavida, el tono de su voz me hace saber, que está nerviosa por la actitud que yo pueda tener, ella siempre quiere tener a todo mundo contento y no puedo culparla.

—Está bien, no pasa nada —se relaja, pero sabe que no estoy para nada contenta.

Media hora después llegan dos chicos que se presentan como Bruno y Sebastián, mi vista se posó en ellos desde que entraron, la forma en como veían los pechos y el trasero de las meseras deja mucho que desear sobre sus intenciones; las chicas no pueden evitar sonreírle de forma coqueta, no es que sean los tipos más guapos, pero tal vez sus autos tienen algo que ver, se pudieron escuchar a cinco cuadras y el porte de niños ricos no se los podría quitar nadie.

Y ¿Qué cómo sé que son ese tipo? Bueno, conozco a muchos de ellos y también por la forma en la que se pasean como si el mundo les debiera reverencia, ¿con qué clase de mierda ha decidió hacer una cita Laila?

—Buenas noches bellas damas, ¿Están listas para pasar una bella velada? —él chico que se presentó como Bruno, ha estampado sus labios con los de Laila, y que asco, el muy capullo le mete la lengua hasta la garganta y la muy tonta no reacciona.

¡Joder!

Ya sé por qué, esos capullos tardaron en llegar y por lo tanto nos hemos tomado unas cuantas cervezas, ella más seguido, yo solo estoy para que no cometa ninguna locura, pero es demasiado tarde, eso fue un fail para mí.

—Supongo que tú eres la bella dama con quien compartiré esta hermosa velada —me saluda el amigo de Bruno, le doy mi sonrisa más falsa, aunque parece que no nota que quiero que se pierda de mi vista.

—Me temo que eso no será posible —le sonrió con falsedad —. No nos quedamos para esperarlos a ustedes, solo estamos disfrutando de un buen trago —le digo levantando mi cerveza —. Pero no se preocupen, se pueden quedar en la mesa, nosotras nos iremos con los chicos que han estado pagando nuestras cervezas gracias a su retraso, ah, eso debo agradecerlo.

Tomo de la mano a Laila y la llevo a la mesa donde hice sentar a Jasón, está aquí porque le envié un mensaje para que estuviera pendiente de nosotras, él se encontraba con un chico, que imagino es su amigo, aunque yo parecía no existir para Jasón. Cuando Bruno le dio tremendo beso a Laila, tuve que rogarle con la mirada que se calmara, no quiero tener problemas con nadie.

Estamos en la mesa y veo como Laila, se sube sobre Jasón y empieza devorar sus labios.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.