A Pesar De La Heridas || H.S

CAPITULO 4

Estoy despierta desde las seis de la mañana, no quiero volver a cometer ningún error con el entrenador, sé que ya me dio pase libre para que le llame tío, pero ante todo somos profesionales y no solo por llamarlo así va a tratarme con más cariño, mi móvil está sonando y es mi adorada Laila.

–¿¡Qué quieres pequeña zorra!? ¡Si me vas a invitar a algún lado debo declinar tu invitación, el entrenador G esta cabreado conmigo porque ayer llegue tarde al entrenamiento y le jure que eso no iba a volver a suceder nunca jamás! –digo todo tan rápido que hasta pienso que no me siguió el hilo.

–Cálmate Lexa, más bien baja rápido que se me está congelando el trasero, Lily está muy      pesada –cuelgo el móvil y bajo a abrirle, ¡mierda!, espero no llegar tarde al entrenamiento, Laila, puede llegar a ser muy charlatana, la escucho seguirme por las escaleras, sostengo la puerta para que entre.

–¿Eres consciente de que no tengo tiempo para quedarme a hablar contigo verdad? – digo esto mientras empaco lo necesario para mi entrenamiento.

–Por eso mismo iré contigo, mis padres planearon el almuerzo y tu tía Kenny ya sabe, por tanto, entrenaras hasta medio día –arregla el cabello de Lily, es una coleta.

–¿Y a qué se debe ese almuerzo?

–¿En serio estas preguntando? –su cara de ofendida me hace sentir un poquito culpable –. Mira loca, no sé qué te pasa, pero te recuerdo que mis padres siempre dan un almuerzo antes del cumpleaños de Lily.

–Sí, sí, lo siento, ¿Cómo vas con los preparativos de la fiesta, necesitas ayuda? –eso me hace sentir mal, se supone que soy su mejor amiga y madrina de Lily.

–Ya no habrá fiesta, mis padres decidieron que vamos a ir a pasar el fin de semana a las cabañas de Monticont, mamá dijo que podremos skyar, Lily, aun esta algo enojada –el pequeño demonio juega con el celular de mi amiga –. Pero solo espera a que vea la nieve para que se le pase el mal genio –ustedes donde ven a ese bichito, es muy malgeniada, le hacen falta una buena juetera, aun así, amo a ese terremoto.

–Pues te has quitado un peso de encima pequeña –su mirada me dice que hay algo mas – desembucha, esa cara que pones cuando algo te preocupa o te incomoda, es lo más feo que mis ojos pueden ver.

–Jodete – empieza a jugar con sus manos aun así habla –. Prométeme que no sacaras una estúpida excusa para no ir.

–¿Crees que me perdería el cumpleaños de mi bebé? –nada más esto me faltaba, ¿Que le hace pensar a esta loca que podría faltar a algo tan importante?

 –Harry, también ira con nosotros. –Bueno, yo sabía que el asistiría, pero que Laila, lo confirme me hace sentir incomoda, no voy a decirle nada respecto a cómo eso me hace sentir.

–Eso está muy bien, ¿Ahora ya podemos irnos a mi entrenamiento? –yo solo tengo un pensamiento, «Que pase, lo que tenga que pasar».

* * * * *

El almuerzo con los padres de Laila, siempre ha sido una de mis cosas favoritas por hacer, y más aún cuando se trata de comida, Lily, ya no está molesta, no después de que su abuelo le enseñara el video de unos tipos siendo arrastrados por la nieve, creo que deben trabajar más con esa pequeñita. Todo está saliendo estupendo, estamos planeando el día que saldremos y la hora, debemos dejar todo arreglado.

–¿Si te vas a quedar conmigo cariño? –tía Kenny, mi adorada pelinegra, la mujer que me ha criado toda mi vida o al menos desde que yo recuerdo, últimamente me ha estado insistiendo con esto, hay algo que la inquieta, siempre está llamándome y visitándome para saber cómo me encuentro; no es que no me agrade eso, pero sé que algo me esconde, decido seguirle la corriente porque de cualquier forma voy a sacarle la información.

–¿Me acompañarías a empacar? –le hago un gesto que, según yo, es tierno, ella toma parte de mi cabello y lo pone detrás de mi oreja.

–Claro que, si cariño, si quieres podemos irnos ya, puedes quedarte hasta el día del viaje, así me ayudas a dejar unas cosas listas en la floristería –si hay algo que mi tía aprecia con su vida aparte de mí, es a ese montón de ramas, admito que las flores no son mis regalos favoritos, pero no puedo decirle eso.

Nos despedimos de todos y acordamos en que viajaremos el jueves, ya que Lily, cumple el viernes y pasaremos el fin de semana en Monticont, de camino a mi apartamento recibo un mensaje de mi mejor amigo Henry, quien me ha confirmado que estará un tiempo en la ciudad.

No sabe exactamente cuando llegara, pero necesito que sea pronto ¡Lo he extrañado tanto! Tendré que darle una reprimenda muy buena, el muy maldito me abandono solo por irse detrás de su novio, quien resultó ser un completo idiota que lo engañaba con cualquiera.

–¿A que no adivinas quien llega la próxima semana? –tía Kenny, ni siquiera se inmuta, puedo ver como tío G, le toma la mano trayéndola de donde sea que se haya ido.

–Alexandra, te está hablando cariño – fokiiinnn miiiint, ignorada nivel Dios.

–Sí, perdón linda, ¿Qué decías?

–¿Qué es lo que te tiene así? –esto realmente me está preocupando.

–No es nada cariño, no tienes que preocuparte, más bien cuéntame –decido dejar pasar lo que sea que fue todo eso, y contarle la emocionante noticia.

–El maldito de Henry me confirmo que vendrá –ella me da una mirada de reproche, odia que diga la palabra ¨Maldito¨ –. Lo siento, es que estoy tan emocionada, sabes que no lo veo desde hace un montón de tiempo.

–Que bien nena, no sabes cuánto me alegra que me digas eso –una pequeña sonrisa ilumina su rostro.

–Sé que él no es santo de tu devoción, pero el realmente alegra mi vida –a mi tía no le agrada mucho que digamos mi amigo, porque una vez me llevo a un bar gay donde deje mi alma en el baño de tanto que vomite, pero él también fue una de las personas que me saco del pozo en el que me encontraba.

–No, créeme que justo ahora lo estoy adorando. –En definitiva, algo está mal, llevo conociendo a Henry, por muchos años, y a ella nunca le agrado que yo fuera su amiga, y ahora me sale con esto, debo averiguar que la está inquietando.




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