A Pesar De La Heridas || H.S

CAPITULO 7

Hemos hablado de todo y de nada, le he contado de mi pasión por la natación, hemos hablado de perros y la pasión con la que habla de ellos, me hace saber lo mucho que le gustan, también de lo que nos gustaría hacer alguna vez en nuestra vida, me ha contado que conoció a Jasón cuando este pasaba los veranos en casa de su padre, me conto que al principio no tenían una buena relación ya que Jasón, se enojaba porque su padre prefería enseñarle más cosas a él que a su hijo.

–Ese maldito era un dolor en el culo, una vez puso huevos bajo la colcha de mi cama y ya puedes imaginar lo que paso. Pero yo tuve mi venganza, desvié el agua de su ducha y la reemplacé por el aceite de los autos, el cabron estuvo vomitando por tres días, no sabía que lo primero que él hacía era mojarse la cara con la jeta abierta –es tan asqueroso que es imposible reprimir mis carcajadas, si así amigos, para que enemigos.

–Ustedes son unos completos locos ¿Pero entonces como fue que se hicieron amigos?

–Yo estaba por entrar a una competencia de autos clandestina, el padre de Jasón no estaba de acuerdo con eso, pero sabía que no podría hacerme cambiar de parecer, Jasón también estaba ansioso por competir, ese día se escapó de casa y llego al lugar en el que se iba a realizar la carrera, no le permitían hacerlo porque era menor de edad; el muy capullo les dijo que yo también lo era, aun así seguí en la competencia porque ya me había hecho unos cuantos amigos, eso lo enfureció y se lanzó a los golpes con algunos chicos, yo lo defendí, pero al final ninguno pudo competir porque nos sacaron a tiros del lugar –lo cuenta como si fuera de lo más normal, este hombre se ve rudo, me gusta, ok, no… Puede ser. 

» Y así es como me gane el respeto de ese cabron, y bueno, dure un tiempo trabajando con el padre de Jasón, luego él cabron me propuso que nos asociáramos para montar un taller propio, yo tenía algunos ahorros y no lo pensé dos veces, así que decidí venir a trabajar en el taller y fue cuando te conocí linda Lexa.  

–¿Y eso es bueno?

–Como no lo imaginas.

* * * * *

Vamos de regreso a casa, y puedo decir que ha sido uno de los mejores viajes, la fiesta de Lily, estuvo bastante agradable, estuvimos bailando, hasta tuvimos una noche de karaoke, skyamos con los chicos, nos bañamos en aguas termales, realmente la pase muy bien, y más porque pude pasarlo con Harry.

Desde que él me dijo en el lago si me podía besar, no volvió a hacerlo, y la verdad es que no me sentía mal por eso, por mi parte podría pasármela en esas, pero el parece reprimirlo, tampoco quiero que Jasón, se dé cuenta y bueno, si es su decisión quien soy yo para cuestionarlo, quedamos en salir el miércoles en la tarde, y quiero que esos dos días pasen volando.

Tía Kenny, me ha pedido que me quede unos días con ella para que le ayude en algunas cosas de la floristería, aún sigue con su mente elevada, pero no he logrado sacarle información de nada, hoy debo entrenar (de hecho, todos los días) y debo decir que es cuando más odio nadar, estoy en mis días, pero eso no es un impedimento para que siga con mi rutina.

Simplemente me pongo un tampón y debo decir que no sé cómo hay chicas que dicen que no sienten nada cuando se lo ponen, ellas se han ganado mi respeto, esa cosa la siento con cada fibra de mi ser, los anuncios de tampones dicen que hasta las que no han tenido relaciones pueden usarlo.

Pero yo, que no soy virgen lo siento al rojo vivo (que juego de palabras tan absurdo, sigue con tu discurso Lexa) No me imagino a las chicas que lo son, andando con eso, pero bueno, mi dilema es que debo entrenar como sea o el entrenador estará echándome la pulla de los días en los que perdería el ritmo.

El a veces me vuelve loca con su tema del «Ritmo», algunos días no son mis días, pero todos pasamos por eso, él siempre está al cien por ciento y realmente lo envidio, que puedo decir, a veces soy algo vaga y solo no quiero hacer nada.

La competencia es el próximo mes y él quiere que rompa mi récord personal de los cien metros libres y yo no sé cómo carajos el pretende que lo haga, siento que este ritmo es insuperable, ha sido mi mejor marca desde los seis años que llevo en esto, por si la duda, mi marca es de un minuto y tres segundos.

Siento que es lo más que puedo dar, tendría que entrenar más que solo nueve horas, y con la competencia tan encima tuve que dejar mi empleo de Bar tender, fue difícil adaptarme al trabajo y al ambiente, más que todo porque no sabía preparar ni un solo trago, ni sabía que para ser Bar tender sé debe estudiar.

Menos mal el que me enseño era un antiguo novio de Henry, de lo contrario nunca hubiera terminado en eso, agradecí la oportunidad que me brindó, pero realmente quiero estar en las grandes ligas y no puedo trasnocharme de esa forma, pues entraba a las seis de la tarde y no tenía un horario de salida fijo, siempre variaba entre las cuatro y seis de la madrugada y, debía estar a las nueve en punto entrenando.

Si gano la competencia nos llevaremos buen dinero, así podré ahorrar para terminar mi carrera de economía, aun me faltan dos materias para obtener el título, y el trabajo en el bar no me dejaba dinero suficiente para financiar la carrera, tía Kenny me ayudaba, pero el entrenador G, estuvo muy mal un tiempo y debíamos comprar cositas para su recuperación.

–Vámonos ya, Alexandra – no quiero, no quiero, tío G, quiere en serio mejorar mi marca, así que vamos a entrenar fuerte el día de hoy.

–Si jefe, vayamos a partir mi culo –le hago un gesto de militar y me encamino a la sala.

–Ese vocabulario señorita –lo siento Kenny, pero tienes a una chica ruda, que se ve tierna y tiene un genio de mierda, al igual que su vocabulario, me amo.

–¡Lo siento! –tomo mi bolso del mueble y espero que el entrenador se despida.

–Nos vemos en la noche cariño, cuídate mucho, si necesitas algo, no dudes en llamarme, estaré pendiente para cualquier cosa que necesites –mi tío le está dando severo discurso a Kenny y no puedo evitar pasar mi mano por mi rostro.




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