A Pesar De La Heridas || H.S

CAPITULO 12

Franco, jodio mi vida horriblemente y está de pie con esa sonrisa ladeada que solo me dan ganas de vomitar, se acerca a pasos lentos y mi ira está a un nivel desbordante, creí que el primer sentimiento de verlo sería miedo, pero ahora lo único que quiero hacer es golpearlo.

Y lo hago.

Mi puño se estampa en su mandíbula y el sentimiento de alivio es enfermizo, Harry, está a mi lado sosteniéndome porque no entiende una mierda de lo que está pasando.

–Esto sí que es nuevo bolita –el estúpido apodo que me tenía, me sabe a todo menos a bueno.

–Vete al infierno pedazo de mierda –limpia su labio inferior el cual sangra un poco.

–¿Acaso quieres acompañarme? –su sonrisa no puede ser más estúpida.

–¿Qué está pasando nena? –Harry, observa muy despectivamente al idiota de Franco, aun así, no sé qué decir, quiero decir algo, pero las palabras están atoradas en mi garganta, vamos Lexa, se fuerte… solo un poco más.

–¿Qué es lo que quieres Franco?

–Te quiero de vuelta Alexandra, cada maldito día que estuve encerrado solo pensaba en volver a verte, sé que te hice daño, pero debes tener muy claro que eres mía y no me importa que debo hacer para volver a tenerte –sus palabras son una gran mierda, el muy infeliz casi me asesina y ahora está aquí diciendo que le pertenezco ¿Qué clase de enfermo es este hombre?

Harry, se encamina hasta quedar justo frente a Franco, mi cuerpo entra en alerta, no sé qué intención tiene Harry, pero no puedo permitir que arme un espectáculo solo por el idiota que no merece nada de nadie.

–¿Te crees con el derecho de decir que ella te pertenece? puedes meterte toda esa basura por el trasero, ella no es tuya ni de nadie, así que quita esa estúpida sonrisa de mierda de tu cara o seré yo el que te la cambie de un solo golpe, no quiero problemas; pero veo que estás afectando a esta preciosa chica y no quiero que esa linda cara esté molesta por tu presencia –tomo de la mano a Harry, y lo guio a la salida, no quiero quedarme en este lugar, cuando me alejo, escucho las palabras que grita Franco, fuerte y claro.

–Nos volveremos a ver Alexandra, tenlo por seguro.

Por favor, no llores.

No ahora.

No aquí.

–¿Quién es ese tipo? –cuando siento que la vida por fin me está dando una oportunidad, esta se esfuma en un abrir y cerrar de ojos, no es justo, pero ya lo sabía, la vida es una hija de perra.

–No quiero darle importancia, debo irme –puedo notar su cara de decepción, yo tampoco quisiera irme y dejar las cosas de esta forma, pero no me siento bien, la presencia de Franco, realmente me afecta.

–Yo te llevo –me toma del brazo para acercarme a su cuerpo, pero lo alejo de un manotazo, la tristeza en su rostro me hace querer darle una explicación, pero las palabras no salen.

Por favor no me odies. No tú.

–No, no te preocupes, mi apartamento no está muy lejos, te escribo cuando llegue, cuídate –sin más, inicio mi recorrido, todo iba tan bien con Harry.

 

* * * * *

Durante el recorrido hasta mi apartamento no he parado de temblar, he contenido las lágrimas a tal punto que siento un nudo en la garganta que no me permite respirar bien, he tenido esta sensación tantas veces que mi cuerpo está acostumbrado, no quiero llorar en la calle, no lo soportaría.

Las llaves tintinean debido al temblor de mis manos, aun así, no me es difícil abrir la puerta al primer intento, apenas cierro esta me desplomó en el piso, ya no puedo contener mi llanto, mis lágrimas salen sin ninguna contemplación tampoco trato de controlar los hipidos que salen estruendosamente.

Tengo tanto miedo, no quiero a Franco cerca de mí, ni siquiera entiendo cómo es que esta fuera de la cárcel, se supone que su condena era de quince años y tan solo han pasado ocho, no puedo entender que pudo haber pasado.

Involuntariamente pasó mi mano por sobre las cicatrices que me causó, no puedo quedarme en mi apartamento, no con él rondándome como si nada, me pongo de pie y me encaminó a por el teléfono.

–¿Puedes recogerme por favor? –tía Kenny, solo me dice un, “Voy para allá”. Y lo confirmó, ella ya sabía que Franco, estaba en la ciudad, por eso su preocupación y su distracción, todo concuerda, está igual de asustada, no quiero ponerla otra vez en esta situación, pero es la única persona que tengo.

Veinte minutos después, escucho los golpes en mi puerta, terminó de empacar mis cosas de aseo y me dirijo a abrir.

–Oh Dios, mi bebé –sentir sus brazos a mi alrededor me quitan un peso de encima, ella realmente me calma, sin más toma la maleta que deje lista en la sala y nos encaminamos a su casa.

¿Qué va a ser de mi vida?

* * * * *

 

*Nena, no quiero parecer intenso, pero he intentado contactarme contigo y no he logrado tener suerte, espero que te encuentres muy bien, y apenas puedas, quisiera saber de ti… Hasta pronto Mauschen *

 

El mensaje de voz de Harry, solo me hace sentir como una completa cobarde, no he salido de la habitación en dos semanas, tía Kenny, me ha obligado a probar bocado porque siento un miedo inmenso que hasta el apetito he perdido, el entrenador G, no me ha dicho nada respecto al entrenamiento, pero sé que le preocupa que pierda el ritmo.

Se aproxima nuestro segundo filtro de competencia y me quiere en el mejor estado, estoy tratando de vencer el miedo, pero después de tanto tiempo, me siento como esa chiquilla de quince años que lloraba con solo ver su sombra, no quiero volver a eso, es fácil decirlo, pero me está costando demasiado hacerlo.

–¿Cómo estás cariño? –tía Kenny, se acuesta a mi lado, yo dejo de darle la espalda y me giro para pasar mi brazo por su cintura y enterrar mi cara en su pecho.

–No quiero ser débil –el temblor en mi voz es la señal de que me pondré a llorar.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.