CAPITULO 24

Estamos en Monticont solo por locura de Jasón, el cabron había planeado un viaje de solo chicos, pero la fastidiosa de Laila, decidió pegársele como una lapa, no es que yo me enojara por obligarme a ir con ella y el resto.

Harry, no se ha despegado ni un solo momento de mi lado y nuestras manos han estado entrelazadas todo el tiempo.

Jasón, esta encabronado porque según él, no los hemos dejado disfrutar como en sus propias palabras dijo: “Machos”. Por suerte él me tiene a mí y se cómo controlar al torbellino llamado Laila, así que la obligo a que nos vayamos a dar una vuelta por el lugar, Harry, no está muy convencido respecto a eso, pero le dejo claro que esta noche es de ellos, no me deja marcharme hasta que no me deja la mente en otra galaxia por el intenso beso que me da.

–No hagas nada que yo no haría guapa, si se te acerca cualquier capullo solo tienes que llamarme y estaré en menos de un minuto –es agradable que se preocupe por mí, no es que lo necesite, pero si su lado protector sale a flote, no me enojo en lo absoluto.

–No te preocupes machote ¿Acaso se te olvida que se defenderme perfectamente?

–Esa es mi chica, cuídate nena –me da un abrazo y un pequeño beso, antes de alejarme le doy una palmada en su trasero.

Le doy una despedida con la mano a todos los chicos y me encamino a la salida con una muy enojada Laila, pues si Jasón quiere una noche de chicos, nosotras perfectamente podemos tener una noche de chicas, pasamos por la recepción y no puedo creer lo que mis bellos ojos están viendo, esa puta me va a escuchar.

–Hey, Laila –trato de seguirle el paso porque ella parece rayo.

–No me hables traidora de la sangre –de no quererla como lo hago, le daría severos golpes para que deje de ser tan intensa con el pendejo de Jasón.

–Deja tus bobadas y mira quien está en la recepción –le digo mientras apunto al lugar que quiero que vea.

–Esa perra me va a escuchar.

Una pequeña sonrisa surca mi rostro por lo que acaba de decir Laila, a veces siento que parecemos realmente hermanas, pero esa es la ventaja de crecer con alguien, nuestros pasos son decididos hasta llegar frente a la chica de cabello rojo y ojos tan negros como la noche.

–Eres una maldita desconsiderada.

La susodicha levanta la mirada y sus ojos se abren abruptamente al igual que su boca, al parecer no se esperaba esas palabras por parte de Laila, pues yo tampoco, porque lo dijo tan alto que algunas personas ven en nuestra dirección y no puedo sentirme más incómoda.

–Baja la voz pedazo de loca.

–Me importa un culo ¿Dónde p*tas te habías metido? ¡No estuviste para el cumpleaños de Lily!

–Tampoco estuviste en mi competencia.

Empezamos a hablar tan rápido, que la pequeña pelirroja da un grito tan abrupto que nos quedamos calladas de golpe.

–Se callan pequeñas loras, van a escuchar la explicación que tengo y estaré dispuesta a escuchar sus disculpas –siempre es lo mismo con ella, es la única persona que puede hacernos sentir culpables antes de escuchar una explicación. Pero aun así Laila, es la reina de la sutileza y eso no se le puede quitar ni a palo.

–Habla entonces –Laura, hace un movimiento con su cabeza en modo de negación y suelta una risa sarcástica.

–En serio que a veces me cuestiono, más de lo que debería en realidad ¿Porque sigo siendo su amiga? –también debo decir que la sutileza de Laila, se me pega como chicle.

–Porque no tienes más amigas Laura, por eso mismo –su mirada es de odio puro, pero la sinceridad hace parte de esta amistad, así que decimos las cosas como son.

–Es verdad, es solo por eso. Aunque debería ser más sociable y buscar gente que realmente sea agradable –sale de la recepción y le habla a un tipo que está a su lado para decirle algo que no alcanzamos a escuchar y nos toma del brazo para llevarnos fuera de la cabaña –. Ustedes son un completo dolor en el culo, pero siendo realista, ese dolor no esta tan mal, las extrañe chicas.

¿Ven? Es que somos un equipo, nos amamos tal cual somos, conocemos a Laura, desde que su abuela era la encargada de las cabañas, ahora ella le ayuda en esto desde que la linda Nana, se pensiono. Cuando nos escapábamos a las fiestas que hacían los universitarios que alquilaban las cabañas para su graduación, ella era la que nos arreglaba para no vernos tan bebitas. Aunque bebitas y todo, sí que sabíamos hacer tremendos desmadres. No quiero ni acordarme de tanta locura.

–También te extrañamos –las tres nos fundimos en un abrazo, hasta que Laura, decide romperlo

–Bien chicas, ¿A que no adivinan quién llego hace unas horas? –bien, esa mirada sugerente que hace no me da buena espina, en otros tiempos tal vez si me habría emocionado como a nada, pero estoy con Harry y no quiero tener problemas apenas empezando.

La mirada que me lanza Laila, me hace saber que también está pensando en mi relación con Harry, en un pasado no fui lo más tranquilo de este mundo, así que mi historial es algo loco.

–No quiero saber nada de chicos Laura, estamos aquí para divertirnos, además Lexa, ya tiene novio y yo estoy con Jasón; así que mejor vayamos al bar a tomarnos unas buenas frías –da unos aplausos y sale en dirección al bar, yo siento la mirada de Laura, perforándome.

Es normal esa mirada, puedo ver también la mirada de decepción. Claro que planeo decirle, pero no sé si ella lo acepte como lo espero, junto con ella hicimos una promesa de que nunca íbamos a tener novio porque ellos solo servían para calmar nuestra calentura; cuando hicimos esa promesa estaba segura de que era cierto, pero todo cambio cuando conocí a Harry, me inspiraba más que solo querer un acoston. Además, fue hace muchos años.

La dejo con su rostro aun perplejo y camino detrás de Laila, nos sentamos en una mesa que está al lado de la pista. Un mesero se acerca y deja tres cervezas, al parecer el ambiente está algo tenso, no sé qué carajos hacer, solo miro a las personas que están bailando en la pista hasta que puedo escuchar a Laila.