A Pesar De La Heridas || H.S

CAPITULO 26

 

Tomar decisiones difíciles son las que te moldean como persona o esa es mi forma de ver las cosas, para mí no es fácil esto, pero sé que debo hacerlo, y más que todo es por mí, quiero ser capaz de valerme por mi misma, no puedo dejarme caer nuevamente.

Y si se da el caso de que Franco vuelva a aparecer (cosa que espero no suceda) voy a mantenerme firme y luchando cada día.

Porque para desgracia de Franco, esta reina no necesita dulces ni caramelos, lo que yo necesito es una maldita fortaleza y mi fuerza y convicción son las que me impulsan a alcanzar cada uno de mis propósitos.

Voy rumbo a casa de Kenny para tener una pequeña reunión con ella y el entrenador, el viaje a Monticont estuvo bien para relajarme y despejar un poco mi mente así que estoy lista para dejarles en claro mi decisión. Solo no quiero que ella se ponga a llorar como Magdalena, cosa que estoy segura que va a hacer; toco el timbre y una muy pálida Kenny me recibe en la puerta.

–¡Bebé! –se abalanza sobre mí para enredarme en un fuerte abrazo –. Estuve tan preocupada por ti bebé, no sabes cuánto te extrañe –no quiero ponerme sentimental, pero esto logra desencajarme un poco, no quiero sentirme culpable por haberla preocupado.

–Te dije que viajaría con, Laila y los chicos, no pasa nada Kenny, estoy perfectamente –y como si fuera posible, su rostro palidece aún más –. ¿Estás bien? Parece como si te fueras a desmayar.

No logra responderme porque las escaleras suenan con el traqueteo de los pasos del entrenador.

–Hola, Alexandra ¿Cómo has estado? –su rostro siempre ha sido indescifrable para mí, así que no tengo ni idea de que está pasando por su mente al verme aquí –. ¿Estás bien cariño? –acaricia el hombro de Kenny, pero ella no le da ninguna respuesta.

–Creo que no es buen momento, ella debe recostarse –¿Y ahora que mierda hice? Una lagrima resbala por su rostro que esta fijo en mí.

–¡No! Estoy bien, es solo que…. nada, no pasa nada, sigue bebé.

Me adentro al lugar en el que pase casi toda mi vida, el sentimentalismo se apodera de mi ser y un nudo se instala en mi garganta, la marca de pintura que hizo Kenny cuando se me cayó mi primer diente hace que recuerde ese día.

Estábamos jugando a las escondidas y corría tan rápido que resbale por las escaleras y lo único malo de eso, fue estar mueca. Aunque ni siquiera llore por el golpe sino por la cantidad de sangre que salía de mi boca, de milagro no se me cayeron todos los dientes después del totazo tan tremendo que me zampe.

También puedo ver las marcas que están en la puerta que da al sótano de los diferentes años en los que me hacía más grande, lo curioso es que puedo ver que solo esta hasta mis quince años, después de la desgracia no volví a ser la misma, la vida real a veces es una completa mierda; por suerte para mí, la pala siempre estuvo en mi poder.

Me siento en el sofá que fue mi trono de pereza, Kenny se queda un rato parada en la puerta hasta que el entrenador la guía al sofá que está en frente.

Bien, empecemos, entre más rápido, mejor.

–Creo que ya saben para qué es esto –tía Kenny empieza a sollozar y yo simplemente no puedo seguir hablando, el entrenador empieza a sobar su brazo para darle algo de fuerza, ella trata de controlarse, pero no veo resultados, soy una mierda de persona, pero es necesario para mí –. Sabes que vendré a visitarte Kenny, no debes preocuparte por nada, ya lo hice antes y eso estuvo bien, no volveré a caer en el vacío, te lo prometo.

Sus lágrimas se han detenido, pero aún tiene su rostro mojado, empieza a limpiarlo y quita el brazo del entrenador de su hombro, no es el único sorprendido, no puedo evitar pasar mi mirada de su rostro al de Kenny una y otra vez.

–¿Es por Gellert bebé? Porque si es así, él se puede ir, podremos volver a ser solo nosotras dos –estoy estática ¿Qué?, ¿de dónde saca eso? El rostro del entrenador se inclina para ver el suelo, las palabras ni siquiera están cerca de salir de mis labios.

–Si ese es el caso Alexandra, puedo hacerlo, amo a Kenny, pero no quiero ser un obstáculo en su relación, sabes que estoy dispuesto a cualquier cosa por ustedes –sus dedos no dejan de moverse y mis nervios están al límite.

Esto no está saliendo de la forma en la que lo tenía planeado, ni por asomo se me ha podido pasar una cosa de esas por la mente.

–¡No, Kenny! Las cosas no son así, por Dios, los amo a los dos de formas enfermas, esto no tiene que ver con ninguno, es solo una decisión propia ¿Por qué ahora estas actuando de esta forma? antes lo hice y me apoyaste ¿Por qué ahora no haces lo mismo? –la miro fijamente pero su rostro solo muestra ira y si soy sincera, nunca me había visto de esa forma.

–Sé que es por Gellert, él te está alejando, decidiste irte cuando el decidió quedarse a vivir –la corto de tajo para que no siga diciendo cosas de las que se puede arrepentir después.

–No es por él, lo sabes, eso fue solo coincidencia, lo tenía planeado desde mucho antes que él decidiera vivir contigo, solo crecí Kenny, esa es la única verdad.

–No quiero que te vayas una vez más Lexa, no lo quiero –me pongo de pie y tomo asiento a su lado.

–Antes me apoyabas en todo ¿Qué cambio? –al parecer esta hermosa mujer esconde algo mas y estoy segura de saber su secreto. Entre sollozos me dice lo que tengo claro.

–Estoy embarazada –los ojos del entrenador de abren abruptamente y por primera vez en mi vida, puedo ver una infinita adoración y un sentimiento que hace que sus ojos se cristalicen.

–Lo sé y eso no va a cambiar nada. Te amo, amo al entrenador y amo a ese bebé, prometo que seré una prima estupenda –Kenny sonríe con lágrimas en su rostro.

–Su hermana, serás su hermana bebé. Puede que no te tuve en mi vientre, pero eres mi hija y no me importa si ya no puedes decirme mamá. Solo quiero que sepas que siempre serás mi bebé –y es todo lo que ella tiene que decir para que esta chica ruda se rompa a llorar como polluelo.




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