—Quiero decir, no esperaba verte nuevamente por aquí, ha pasado— suspiro aun impactada asimilando lo sucedido— mucho tiempo de esa vez.
Logan forzó en sus labios una simple sonrisa.
—Señora Elena—solo mencionó su nombre.
— Dios Logan, no retrocedas, solo Elena— realizo un ademan— Chicos entren, no quiero que se congelen.
Ambos ingresaron a la biblioteca siguiendo a Elena, ella se acomodó detrás del mesón con una amplia sonrisa enseñando sus dientes por la visita de sus clientes favoritos. Mientras que Maia se adelantó y saco de su mochila dos libros de la biblioteca para dejarlos en el mesón frente a la señora pelirroja.
— ¿Cómo ha estado?— pregunto Maia.
— Bien cielo, pero con su visita, yo diría más que bien— respondió entre risas— Voy a traer la ficha ¿sí? Vengo inmediatamente.
Maia dio unos leves toques en el viejo mesón con sus dedos y recorrió el lugar con sus ojos, ningún alma merodeando por los pasillos en busca de nuevos mundos por descubrir de los maravillosos libros. Hasta que vio a Logan junto a un estante, comportándose muy extraño, así que se acercó para saber que sucede.
— Logan— llamó.
Él se mantiene perdido en recuerdos, por lo que no respondió.
— Hey, ¿te encuentras bien?— poso su mano en el hombro del joven obteniendo como resultado un pequeño sobresalto por parte de él.
— Maia—murmuro.
— ¿Todo bien?
El muchacho se voltio con su visión borrosa, respirando con un poco de dificultad.
— Te espero afuera— susurro con su voz entrecortada.
Maia desde su lugar observa a Logan con preocupación, que solo se sentó con lentitud en un banco, cubriendo su rostro con sus manos para tranquilizarse.
— A pesar de lo sucedido, es un chico fuerte, pero como todos, tenemos dolor de vez en cuando— Elena hablo de repente a su lado, tomando por sorpresa a Maia— Lo siento cielo, a veces se me escapan los mensajes inspiradores ¿no lo crees?— dijo esta vez regresando al mesón para revisar la ficha.
— ¿Sabe lo que le pasa a Logan?
— Creo que si— comento con tristeza y la chica se mantiene atenta esperando que prosiga— Oh, lo siento querida, no puedo decirte, no me incumbe ese tema.
— Al parecer es muy delicado— suspiró.
— ¿Ustedes desde cuando se conocen?— pregunto acercándose con Maia a las estanterías.
— Desde ayer— soltó una risa.
— Uh muy poco.
— Si, pues es mi nuevo compañero de departamento.
— ¿Compañero? Interesante ¿y qué sucedió con Mateo?— pregunto acomodando el libro entre los otros.
— Sobre eso.
— No… ¿de verdad? — impresionada abrazo a Maia dándole unas palmaditas en la espalda como consuelo— cielo lo lamento tanto que hayan terminado, pero ya sabes que cuentas conmigo ¿sí?
— Que rápido comprendió— rio—pero no se preocupe.
Elena frunció sus labios pensando que decir.
— Ok, pero ya, olvidémonos de Mateo—hablo con firmeza— hablemos un poco antes de que te vayas, Logan necesita un poco de tiempo a solas.
— ¿Ustedes se conocen de hace mucho?— consulto con curiosidad.
— Mmm, creo que tres o dos años.
Salieron del pasillo para dejar el último libro en su estantería correspondiente.
— Desde que lo conocí, ha sido muy simpático, es entretenido charlar con él, tiene opiniones muy interesantes, también es un excelente estudiante, pero no te sorprendas si de un momento a otro se queda callado, es normal. Es difícil tener problemas con Logan, pues vive en su mundo, bueno— negó con tristeza— creo que ahora vive en una burbuja, si se puede decir de esa manera, su entorno es más reducido.
— Comprendo— contestó analizando lo que dijo la dueña de la biblioteca.
Después de acomodar el libro, ambas se acercaron a la entrada para despedirse.
— Voy a cerrar, ya es hora, espero que vengas más seguido por aquí e intenta que Logan también ¿sí?— sugirió tomando con delicadeza las manos de Maia.
— Por supuesto, es mi misión— ambas rieron— nos vemos, gracias por la recomendación de los libros, estuvo fantástica la lectura.
— Siempre debes confiar en mis recomendaciones Maia— sonrió— adiós cielo, que lleguen bien.
Cuando Maia salió, nuevamente el frio la envolvió por completo, estuvo pensando algún plan para invitar a Logan y así despejar su mente y sin previo aviso se sentó junto a él.
— ¿Qué te parece ir por una pizza?— pregunto con amabilidad.
— ¿Una pizza?
— ¡Sí! ¿Por qué no? Si quieres podemos llevarla al departamento para compartirlo con Dylan o lo desplazamos del plan— comento mirando a Logan de manera divertida— aunque no sé si aún está en la universidad.
— ¿Podemos solo ir al departamento y pedir pizza?— pregunto sin expresión alguna.