Me miro al espejo por décima primera vez, corroborando que todo este bien y que nada pueda salir mal.
El suéter era de algodón lo que evitaba que se enganche, cosa que pasaría si fuera de lana. Llevaba cortos, para que los bordes de mi pantalon no se mancharan con lodo, agua o lo que sea. Tampoco llevaba falda por los infortunios del viento, una mochila impermeable, para evitar desastres con la lluvia como en otras ocasiones y converse de color negro para evitar que se ensuciaran.
Todo muy bien planeado, era mi primer dia en la universidad y debia ser perfecto.
—¡Heather! Baja ya o llegarás tarde.—me mire por última vez y baje al comedor donde mi madre me esperaba para almorzar, pero antes tome un paraguas y mi abrigo por si la lluvia se hacia presente, hacia un sol hermoso pero en cuanto saliera era obvio que el cielo se pondria gris.—Toma asiento, ya esta listo el almuerzo.
Me dedica una sonrisa trayendo los platos. Mamá y yo no vivimos solas, pero a esta hora del día si lo estabamos. Ella trabaja en las mañanas y en las tardes, pero venia para almorzar conmigo. Tenía un hermano, pero él aún se encuentra en la preparatoria y mi padre estaba en su trabajo, llegaría más tarde.
—¿Cómo te sientes?—le sonreí. Me sentía nerviosa porque era el inicio de una nueva etapa, pero también tenía miedo ya que tenía muy mala suerte, por eso no habia podido conseguir amigos durante todos estos años. Eso debia cambiar este año.
—Nerviosa y con miedo, pero ya pensé en todo lo que podria salir mal y estoy preparada, al menos la ropa no debe preocuparme. Lo tengo bajo control.—mi madre me da una dulce sonrisa que dedicaba buenos deseos. Ella sabía de mi mala suerte, porque en muchas ocasiones me habian pasado cosas malas estando con ella. Un día salimos a tomar helados y como yo había aprendido a manejar, decidió que yo conduciría y cuando debía frenar por arte de magia los frenos no funcionaron, pense que ibamos a morir pero por suerte fue un accidente leve, aunque después comprobamos que los frenos estaban en excelentes condiciones. Pero no me volvió a dejar manejar su auto después de eso.
—Te ira bien, confió en eso.—esperaba lo mismo. Termine de almorzar y mire el reloj, eran las 13:30, debia irme ya o no llegaría. La Universidad no quedaba lejos asi que podia ir caminando, pero era mejor salir temprano por si cualquier incidente mágico pudiera suceder, como en muchas otras ocasiones.—Cuidate mucho Heather, que te vaya de maravilla.
—Gracias mamá, a ti también.—le deje un beso en la mejilla y salí de casa, comenzando mi trayecto y como apunte el cielo comenzaba a ponerse gris. Sonrei, me puse mi abrigo por que comenzaba a hacer frio y abrí el paraguas. Punto para mi. Minutos después la lluvia comenzo, primero de manera tranquila y despues de manera torrencia
Hasta ahora todo salia bien, sin contar la lluvia, entonces llegue a la Universidad Peaceful, sonreí. Habia llegado sin ningun percance, camine hacia el aula que me tocaba y no habia muchos alumnos. Decidi sentarme en la parte central del salón, pero al costado donde habian ventanas. Hubiera querido hablar con alguien, porque si bien habian pocos, no todos hablaban entre si, pero era demasiado tímida, tenia miedo de hablarle a alguien porque sabía que por arte de magia me pasaria algo malo. Asi que decidi que el destino buscara amigos por mí, si es que los merecía.
—Buenas tardes jovenes y señoritas, tomen asiento.—todos hicieron caso y en menos de cinco minutos el aula se encontraba en completo silencio. Me habría hecho feliz decir que tenia a alguien sentado a mi lado, pero no. No tenia tanta suerte.—Mi nombre es Alice Miller, soy docente de Historia de la Psicología. Como aqui nadie se conoce, quiero que todos se presenten. Nombre completo y edad. Comiencen
Escuche atenta a cada uno, para poder recordar sus nombres y ver quien era más de mi agradó, para poder hablarle si tenía el valor. Entonces llego mi turno, me puse de pie como todos, decidí que iba a hablar con un tono fuerte y claro, para demostrarme decidida delante de todos.
—Soy Heather Zia Collins y tengo 18 años.—termine de hablar y todos me miraban como a la mayoría, solo que yo me sonroje por sus miradas y todo lo que quise demostrar se fue a la basura.
Tome asiento mientras esperaba que todos se presentaran, 10 minutos después sabía el nombre de cada uno.
—Haremos una actividad, no valdrá puntaje. Solo quiero saber su opinion al respecto y su manera de defender en algo que creen o no. Divideremos el aula en dos, desde este lado hasta allá.—señalo del centro del salon hacia la izquierda,—Estarán a favor de que una persona, no importa sea mujer o hombre, deba mantener la virginidad hasta el matrimonio. Y el lado contrario. —al que yo pertenecia.—Estarán en contra de eso. Se muy bien que puede que de un lado u otro piensen diferente, pero no pensemos en eso ahora. Entonces, empiecen.
Todos se miraron entre si, creo que intentando pensar como comenzar con el debate. La docente nos miraba expectante, quizás intentando adivinar quien tendría el valor de dar su opinión primero.
—Yo opinó que no es algo obligatorio llegar virgen o casto al matrimonio, después de todo se estan casando contigo porque te aman, no porque seas o no "pura" o "puro".—la primera que decidió dar su opinion fue una chica de cabello corto y castaño, le llegaba hasta los hombros. Tenia ojos color miel y fisicamente era de bonito cuerpo. Se llamaba Dania.
—Lo dice la que seguro hace más de un año dejo de ser virgen.—ese comentario vino del lado opuesto, de un chico alto y de cabellos rubios. Parecia ser el típico chico malo de cualquier libro cliché. Ese era Aarón.
—Lo comenta el que tampoco debe ser virgen hace muchísimo más tiempo.—otro chico que se encontraba a lado de Dania, decidió comentar tambien. En su tono habia molestia, entonces note como sujetaba la mano de Dania y lo entendí, ellos eran novios. Él era Javier.