A Special Christmas Night

Capítulo 4

Sebástian.

Me mojo la cara tratando de quitar los restos de betún, cuando creo que es suficiente, me seco el rostro y me miro al espejo. De forma inconsciente me paso una mano por el cabello con una sonrisa estúpida en el rostro.

Sigo sin creer que Skyler se encuentre en mi apartamento, esto no era parte del plan, pero después de todo no puedo evitar disfrutarlo a mi manera, debe sonar tonto, pero ella es capaz de ponerme nervioso con una sola mirada.

La primera vez que vi esos ojos verdes supe que estaba en problemas y que si no me alejaba iba a suceder una catástrofe, he pasado muchos años de mi vida preocupándome por mí mismo, disfrutando del silencio y de la comodidad de no tener que estar atento de alguien más, esa es mi rutina desde hace ya bastante tiempo, pensé que estaba bien así, y lo era hasta que al llegar una tarde del trabajo me encontré a una chica con el cabello recogido en un moño desordenado y con un overol un tanto sucio, metiendo cajas al apartamento junto al mío.

Sé que dije que lo mejor era alejarme, pero inconscientemente me veía levantándome más temprano para ir a la cafetería de Harvey y poder tener tiempo de tomar mi café sentado en una de las mesas que me permitían tener una gran vista de la puerta para saber cuándo entraba la castaña con una enorme sonrisa.

Una vez que veía esa sonrisa sabía que ya podía iniciar mi día con mejor ánimo, ahora esa era mi rutina y no había nada en este mundo que me hiciera saltarme esa parte.

Regreso a la cocina y encuentro a Sky terminando de decorar las últimas galletas, tomo asiento en uno de los banquillos del mesón y le doy un trago a mi copa de vino, está tan concentrada que no le da importancia a mi presencia, recargo la mejilla en mi mano sin dejar de observarla mostrándose cómoda en mi cocina.

Cuando termina ve su trabajo con satisfacción y al subir la mirada da un saltito llevándose una mano al pecho.

—¿Cuánto tiempo llevas ahí?

Enarco una ceja.

—Es imposible que no me hayas oído llegar.

—Realmente no—se encoge de hombros y deja las galletas en la bandeja—. Cuando me concentro suelo perder noción de las cosas que suceden a mi alrededor.

Se estira sobre el mesón para tomar su copa de vino, soy completamente consciente del momento en el que se confunde y toma la mía en su lugar, aunque no digo nada, cuando la acerca a su boca retengo el aliento al verla tomar del mismo lado donde hace un momento estuvo mi boca.

—¿Terminaste?—pregunto señalando las galletas.

—Sí, ya no tengo nada más que hacer.

Me tenso en mi lugar, no quiero que se vaya, pero tampoco tengo idea de qué otra cosa hacer, por lo que, a pesar de mi desagrado hacia estas fechas, la miro con verdadero interés.

—¿Qué más sueles hacer con tu familia este día?

Su rostro se ilumina y me felicito mentalmente.

—Bueno, como somos varios integrantes en la familia, tenemos que hacer suficiente comida para todos, así que pasamos gran parte de la mañana en la cocina. Luego solemos hacer maratones de películas navideñas mientras tomamos chocolate caliente y después de la cena hacemos algunos juegos, es muy divertido.

A pesar de la emoción en su voz, soy capaz de notar la sonrisa melancólica en su hermoso rostro. Me encantaría hacer todo lo posible para que ella pueda pasar este día con su familia, pero debido a que eso es imposible, por lo menos por ahora, hago lo único que se encuentra a mi alcance.

—Entonces hagamos todo eso.

Deja de hablar para mirarme sorprendida.

—¿Qué acabas de decir?

Trago saliva y me cruzo de brazos para mostrar seguridad, o al menos fingirla.

—Lo que escuchaste, hagamos todo eso, el maratón de películas mientras tomamos chocolate caliente, los juegos luego de la cena, todo.

—No creo que sea buena idea tomar chocolate caliente después de haber estado bebiendo vino.

—No bebiste mucho.

—Pero tú sí.

Me arriesgaría a una indigestión con tal de hacerla feliz por unas cuantas horas.

—Créeme, estaré bien.

—¿Estás seguro?

A pesar de no parecer muy convencida sé que la idea le emociona.

—Seguro, no estaría mal hacer algo diferente este año.

Poco a poco la sonrisa que tanto ansiaba ver aparece y es cuando sé que tomé una buena decisión.

(...)

Llevo una manta con dibujitos de santa que mantengo guardada desde que mi madre me la dio hace unos años y que claramente nunca usé, la iba a regalar el año pasado, pero gracias a que nunca hacía tiempo para ello es que ahora puedo dársela a Skyler.

La doblo y la dejo encima del sillón, luego de colocar unos cuantos cojines para que la castaña tenga más comodidad, me dirijo al televisor en busca de alguna película, después de un rato al no tener idea de cuál elegir decido preguntarle a Sky que sigue en la cocina preparando el chocolate caliente. Me ofrecí a ayudarla, pero se negó, está decidida a que sea como el de su abuela, incluso fue a su apartamento a buscar algo que faltaba y que me riñó por no tener en mi alacena.



#5922 en Novela romántica

En el texto hay: romace, navidad, vecinos

Editado: 14.04.2025

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