Capítulo 1

    Todos los días me pasa lo mismo, no paro de posponer la alarma y luego llego tarde al trabajo. Verás mi jefe, como es tan simpático. Desde que entró hasta que salgo del supermercado está Julia esto, Julia lo otro. Como si mis otros tres compañeros no existieran, pero está claro que intenta molestarme para que me vaya sin tener que pagarme nada. ¡Pues va listo! De ahí no me saca nadie, a no ser que me eche él y tenga que pagarme lo mío.

    Es el único trabajo que he encontrado medio decente en mi pueblo, porque para los estudiantes es difícil encontrar un trabajo dónde te paguen bien y no te exploten. Estoy estudiando diseño, desde pequeña siempre me ha encantado la moda, es más, todos los vestiditos de la Barbie los hacía yo. Iban muy monas siempre, eso sí, cuando no había tela sobrante que dejaba mi madre, se los tenía que hacer de papel del WC. Pero como decía María Isabel, antes muerta que sencilla. Aunque entre mi jefe, que siempre me hace trabajar de más, la uni, con sus infinitos trabajos y exámenes, y la casa, poco tiempo me queda para mí, así que en mi caso estoy más muerta que sencilla.

    Mi horario es de nueve a tres pero siempre me quedo hasta las cinco, por supuesto esas dos horas de más no me las pagan, pero soy de las que no puede dejar el trabajo sin hacer. Aunque a veces, mi compañera Diana, me pide el favor de que haga su turno por la tarde. Como tiene dos niños, no me importa, pero el horario es malísimo. Por las tardes, el horario es de seis a once, una mierda pero con la ventaja de que no está el jefe. Hoy me toca mi turno normal, así que viendo en el reloj que son las nueve menos diez, corro por mi piso cómo si fuera Usain Bolt. Lo bueno es que el súper está a dos calles y llevo uniforme. Punto a mí favor porque no me tengo que preocupar sobre la ropa nada más abrir los ojos. El maquillaje es simple, un poco de colorete, eyeliner, rímel y para la calle.

    Justo a las en punto estoy en la puerta, ¿no os he dicho ya que soy muy rápida cuando quiero? Pero no estoy sola, mi jefe ya está dentro con cara de haberse comido un limón o algo en mal estado. Entró con pesar, porque sé la que me va a caer desde bien temprano.

    - Julia, llegas tarde. No te voy a consentir ni un fallo más, ayer lo dejaste todo manga por hombro así que hoy te toca estar en el almacén haciendo inventario.- Odio el almacén y lo sabe. Pero la carrera es muy cara y tengo que meterme la lengua en el culo. Mis padres no pueden cargar con tantos gastos, como para que encima tengan que pagarme los estudios. Bastante tienen con mi hermano que les chupa hasta la sangre, es una sanguijuela pero según mis padres, es su hijo y no les queda más remedio que ayudarlo. Anda que si me dejaran a mí, ese iba a trabajar rápido. Mi hermano tiene veintiocho años, siete años más que yo, y nunca ha dado palo al agua. Intentaron que estudiara pero lo dejo a la semana. Lo metieron enchufado en un almacén y lo echaron porque ni apareció, dejando fatal a mí padre. Así que no, no puedo dejar que paguen nada mío.

    Cómo habéis podido comprobar no nos llevamos muy bien mi hermano y yo. Es lógico, mi hermano se dedicaba a joderme en general desde pequeña. Conseguía que todo el mundo se riera de mí contándole mis secretos, que yo inocente de mí, le confesé. Cuando mis padres no estaban, me tenía amenazada para que hiciera lo que él decía. Aunque también dejaba que sus amigos me tratarán mal. En fin, nunca hemos tenido una relación de hermanos pero nos tratamos con cordialidad cuando nos vemos delante de mis padres. Ellos no lo saben pero a raíz de todas esas putadas infantiles, me cuesta muchísimo relacionarme con las demás personas de mi entorno, entre eso y que soy muy tímida, voy lista. No tengo amigos, como tal, ni novio ni nada parecido. Esto ha hecho que sea un solitaria pero eso no quita que quiera tener algo parecido a la amistad. Pero no hay que forzar nada.