A través de ti

Final

― ¿Se puede saber por qué te fuiste de esa manera? ―

No pude contenerme, en algún momento pensé que no iba a aparecer en la fuente. Así como huyo de mi cama, no creí sentirla de nuevo, pero acá estaba. Podía escuchar, moverse por la hierba, soltar su pequeña risa como si le divirtiera de mi estado.

¿Qué mierda está pasando?

No debería de restarle importancia, pero aquí estoy. Lo que más rabia me da es que me hace ver como un loco que está alucinando con una chica que nadie ha visto. Volví a preguntar si alguien la había visto y todos se negaron. Aunque sea, debieron haberla escuchado, puesto que estoy seguro de que sus gritos se escucharon por toda la casa.

Nada, ni un rastro de ella, más que las marcas que dejó en mi espalda y hombros.

― ¿Qué sucede? ― Escucho su dulce voz ― ¿Qué es lo que te molesta? ― La siento sentarse a mi lado.

―Nada― Digo cortante.

―Oh, vamos, ¿Acaso debería despedirme? ― Siento su aliento pegar contra mi mejilla ―¿Querías más?― Mi cuerpo se estremece con solo pensar en hundirme en ella una vez más –Dímelo Tomás, dime que quieres tenerme de nuevo así como yo me muero por tenerte dentro de mí.

Hada suelta un chillido al sentir mis manos sobre su cintura y subirla sobre mi regazo. No respondo, solo actuó.

Paso mis manos por sus piernas, cada una se encuentra a cada lado de mi cintura. La siento estremecer cuando subo su vestido hasta la cintura y tomo sus nalgas con fuerza.

―¿Esto es lo que quieres?― Pregunto con voz ronca. Hada se mueve en mi regazo haciendo fricción con mi miembro.

―¡Sí!― Gritó al sentir mis dedos, jugar con su ropa interior y puedo sentir lo mojada que está –Por favor...― Susurra.

Sus manos viajan a mi cinturón, lo suelta con desesperación bajando la cremallera y un jadeo sale de sus labios al verla salir rebotar entre nosotros.

―Oh, sí― Jadeo al sentir su pequeña mano jugar con mi miembro. La sube y la baja despacio y sin poder contenerme más la elevo un poco para hundirme dentro de ella.

―Esto es maravilloso― Dice y quiero decir que, sí lo es, pero mi voz no sale.

Busco su cuello para acercar su boca contra la mía. Ambos nos besamos con desesperación mientras ella se mueve sobre mí de arriba abajo ¡Dios! Es tan estrecha que me hará venir en cualquier momento. Definitivamente, esta mujer es mágica, es fabulosa y me tiene hechizado.

Hada y yo terminamos en un mágico orgasmo. Es increíble la sensación de sentirla venirse, como sus paredes se aprieta a mi polla y ordeña mi polla dentro de ella.

Cuando nuestras respiraciones se normalizaron, sale de encima de mí, la escucho quejarse al sentir el vacío. Lo mismo me pasa a mí. Acomodamos nuestra ropa y seguimos con la práctica de todos los días.

Esto se vuelve una rutina. No sé cuánto tiempo pasa, Hada y yo nos hemos visto todos los días, le enseño a ver a través de mí y ella me enseña hacerlo a través de ella y todas las noches la siento colarse en mi habitación y tenemos sexo hasta que nuestros cuerpos colapsa.

Como hoy. Ella sigue moviéndose encima de mí, gimió y jadeó al sentir sus paredes contraerse y mi polla revienta dentro de ella.

―Oh, sí...― Su cuerpo cae sobre el mío y su cabello cae en mi rostro haciéndome cosquillas –Lo siento― Murmura agitada y se acomoda mejor quedando su rostro contra mi cuello –Tomás― Susurra.

―Umm― De nuevo me ha dejado sin habla. Aunque estoy ciego, permanezco con los párpados cerrados mientras acaricio su espalda desnuda.

―He descubierto que se siente hacer el amor― Abro los ojos sin importar que sigo en la oscuridad, solo parpadeo tratando de escuchar lo que dice y darme cuenta de que no es un sueño.

―Yo también― Respondo.

Hada se mueve y siento como su cabeza se levanta y toma mi rostro entre sus manos.

―Te amo, nunca lo olvides― Me da un pequeño beso.

―Yo también te amo― Su sonrisa se expande entre nuestros labios. Levanto mis manos y siento sus mejillas mojadas ―¿Estás llorando?― No responde, solo me besa y una vez más me pierdo entre ella.

Mi corazón había pertenecido a alguien en el pasado. Ahora le pertenecía a Hada.

Esta mañana me siento diferente. No sé si es porque siento una satisfacción y una liberación de haberla escuchado, que me ama como yo. Bajo las escaleras con la ayuda del pasamano hasta que siento el último escalón me apoyo con el bastón.

―¡Tomás!― Me sorprendo al escuchar la voz de mi padre.

―¿Papá?― Escucho unos pasos hasta que unos brazos me envuelven en un abrazo.

―Hijo― Mi padre palmea mi espalda antes de separarse.

―¿Qué haces aquí?

―Ven, tengo algo que contarte― Mi padre toma mi mano para ayudarme a caminar.

―Padre, ya puedo solo― Me suelto de su agarre y me guio con mi bastón.

―Sé que puedes.

Escucho una puerta abrirse y el olor a madera inunda el ambiente. Sé que es el estudio que era de mi abuelo y caminamos hasta el mueble.

―¿Qué está pasando?― Me siento un poco alarmado, puedo sentir a mi padre tenso ―¿Le pasó algo a mi madre?

―No. Tu madre está bien― Suelto un suspiro de alivio –Lo que sucede es que encontramos a un médico que puede devolverte la vista.

―Papá. Ya hablamos sobre esto― Digo tratando de no sonar grosero –No hay nada que pueda hacer, además no se hagan falsas ilusiones y no me lo hagan a mí.

―Podemos intentarlo una vez más― Dice –Por favor.

―No.

―¿Acaso no quieres volver a ver?― Dice.

Claro que quiero volver a ver. Pero no por necesidad, la verdad es que quiero ver a Hada. Su color, sus ojos, su cabello.

―Claro que quiero ver, pero sé que es imposible.

―Solo una vez – Ruega mi padre –No perdemos nada.

Suelto un suspiro y asiento con mi cabeza. No tengo ganas de responder con palabras, puede que si las escucho de mi boca me llenaré de ilusiones y no quiero eso.



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En el texto hay: historiacorta, romance, drama

Editado: 27.02.2023

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