A Través De Un Sueño

Capitulo IV

《—Me alegra que hayas venido hoy.—dice Dylan con una hermosa sonrisa dándome un café.

Estamos en su casa, en un hermoso día de lluvia.

  —A mi igual me alegra estar aquí.—tomo el café y me siento en un banco al lado de la ventana.—¿Siempre llueve en estas fechas?

—Si. Y es muy helado, pero casi no me gusta. —se sienta en otro banco al frente mio.

—Yo amo la lluvia, es una de las mejores cosas que puede haber en la tierra. El olor que le deja a la tierra, como empaña los vidrios.—puedo seguir pero no quiero que sepa más de lo que ya sabe.

—Me gusta tu pasión al hablar. —toma mi mano y la aprieta suavemente. —¿Cómo te llamas? Hace ya varios días e incluso noches nos hemos visto pero no sé nada de ti, solo que amas la lluvia.

Mi corazón brinca por su tacto, y por obvias razones. No sé que responder ante su cuestionamiento.

¿Debería de decirle la verdad?

¿Inventarme un nombre?

—Quisiera decirte más de mi, pero, siento que no puedo. Bueno, no puedo, es.... algo difícil.

—¿Porque? Yo quiero saber más de ti.

—Lo sé, pero....

Heyden....   Heyden....   Es hora....

—No otra vez, otra vez no, por favor.

—¿Que tienes? ¿Sucede algo? —pregunta con preocupación.

—No, es solo que... recordé que tengo que irme, lo siento. —me levanto del banco y dejo la taza sobre la pequeña isla de la cocina.

—¿Tienes problemas? —se levanta también.

—Eh, si si, bueno ¡¡no!! Problemas con mi gato, él es muy gordo y siempre que se acuesta no puede levantarse, y tengo que ayudarlo. —salgo casi corriendo directo a la puerta.

¿Problemas con el gato?, que excusa tan tonta. Se nota que lo mio no es mentir.

—¡¡Espera!! Solo déjame decirte algo.

—¿Algo? ¿El que?

"No te detengas, Heyden" —me dice mi voz interior .

Heyden...       Arriba...

Dylan se acerca a mi lentamente, pongo mi cuerpo en dirección a la puerta, con la mano en la perilla. Me toma de la mejilla y la acaricia un poco. Mi corazón se acelera más, no solo por que me esta tocando y se siente tan real, sino por el hecho de que tengo que irme.

Su pulgar toca mis labios, y mi garganta se seca, acerca su rostro al mio y puedo sentir como su aliento a café choca con mis labios.

Sus labios estan tan cerca de los míos, quiero besarlo, correpción, voy a hacerlo, al diablo con Aker, esto es lo que quiero.

Solo se vive una vez en la vida, o en mi caso, en los sueños.

Sus labios rosados y bien formados estan junto a los míos, tan cerca.

Casi....》

—¡¡Heyden!! —Aker me despierta, ¡otra vez! —¿No me escuchabas?

"Claro que si te escuchaba, pero no quería hacerlo, idiota." —habla la voz del enojo.

—¿Si no me despertaba, tu porqué crees? —Volteo los ojos.—Estaba en algo tan lindo y emocionante y tu vienes a arruinarlo.

—Siento mucho arruinar tu empalagoso encuentro con tu amado Dylan, pero tienes cosas que hacer. A levantarse perezosa.  —me tira una almohada en la cara, yo solo lo observo queriendo matarlo en este momento.

Solo quiero paz, por eso duermo. Y levantarse para hacer "pruebas" no es descansar.

Me levanto de un salto, me acerco al espejo al lado de mi pequeña mesa de noche y arreglo mi cabello. Voy al pequeño baño que esta en mi habitación, no es muy bonito realmente. Es de colores grises, pequeño y casi no se ve el sol, solo caen pequeños rayos por una mini vventan.

Cepillo mis dientes y lavo mi cara para despertarme por completo. Después tomaré una ducha, ya es muy tarde. No quiero llegar tarde otra vez.

  —Listo, hagamos esto de una vez. —me alejo del baño, dirigiéndome a la salida.

—Siempre te pones tan bella para verme, pero no tienes que hacerlo, así con tus fachas de vagabunda me gustas.

¿Así coqueteará con sus posibles novias?

—Ya quisieras que me arreglara por ti.

Salimos de mi habitación y hacemos el mismo recorrido de la primera vez que fui a hacer esa prueba.

—No veo que Dylan este aquí, así que imaginaré que es por mi. —presiona el botón del elevador, pasan unos segundos, se abre y entramos.

No sé por que tomamos el elevador, odio los elevadores. Son una trampa mortal.

  —Pero no es así. ¿No me puedo medio arreglar?

—¡Qué es por mi, dije! —presiona el numero tres y el elevador sube.

—¿Pasará lo mismo hoy? ¿Lo que pasó la otra vez? —pregunto para cambiar de tema y porque la duda me estaba matando.

—No lo sé guapa, no sabíamos tampoco que eso iba a pasarte.

Yo tampoco sabía que eso iba a sucederme. Tampoco se como sucedió.

Suspiro. El elevador llega a su destino, salimos y buscamos la habitación número ocho, otra vez. Entramos, saludo al ayudante pelinegro que esta despaldas y él solo mueve su mano en señal de saludo.

—Acuestate en la camilla por favor. —pide el ayudante, poniéndose una mascarilla. Que rarito.

—Esta bien. —lo hago, me pongo como lo había hecho la primera vez. —Tengo una duda.

—Claro, dispara.

—Uno: ¿Porqué él usa una mascarilla? No te vas a enfermar, ¿sabes? Dos: si se supone que yo me proyecto en los sueños de las personas cuando estamos dormidos, ¿no tengo que esperar que el otro lo este para hacer esta prueba? Quien quiera que vaya a ser.

—Bueno.... él no sé porque usa una mascarilla, ¿miedo a las bacterias tal vez? —Aker pregunta al ayudante que solo asiente.—Y sobre lo otro, queremos ver que más puedes hacer, tal vez puedas estar en la mente de otros aunque ellos estén despiertos.

—Queremos ver hasta donde puede llegar tu mente o poder. —habla por segunda vez el ayudante. Y casi puedo jurar que reconozco esa voz.

—Okay, si eso es todo, sigamos. —apresura Aker dándome los mismos auriculares de la otra vez. —Ya sabes, es lo mismo de siempre, pero esta vez te hablaremos y tu nos dirás que ver. ¿Okay?




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