A Través De Un Sueño

Capitulo XIII

Lilieth

Ver cómo este día de chicas se convirtió en un día donde estamos hablando de nuestros pasados me hace ver que en serio necesitábamos este momento de desahogo, el poco tiempo que llevo conociendo a estas hermosas personas me doy cuenta que si hay personas buenas, que si le  importas a alguien, que sí puedes ser escuchada.

No tuve que buscar a alguien así, sólo aparecieron en el momento justo.

—Eh... yo no sé bien por dónde comenzar, —observé mis manos unos segundos. —es la primera vez que le contaré esto a alguien además de tu padre, Heyden, él me sirvió de psicólogo cuando recién llegué, me ayudó con mis problemas aunque ese no era su deber. —James me sirvió de tanto, alguna vez lo llegué a ver con otros ojos, pero eso no le diré a Heyden. —él para mí se ha convertido como el padre que nunca tuve y siempre se lo agradeceré.

—Hablas como si estuviera muerto, —río con pena Heyden. —pero comprendo lo que dices, él es un gran hombre.

—Lo sé, —sonreí. —pero hablando más acerca de mi historia, quiero aclarar que me estoy abriendo mucho con ustedes mor, y no quiero que sientan lástima por mí y se burlen o algo así. Por favor.

—Nunca lo haríamos ¿cierto? — Heyden observó a todas las chicas y ellas asintieron sonriendo —¿Lo ves?

Asentí —Bien, por dónde empezar.—suspiré—《Vivía con mi madre y padre en una casa muy acogedora en los suburbios, tuve una infancia feliz. —hasta los 10 años— Todo siempre fue muy lindo, mis padres se amaban, yo recibía clases en casa, salíamos a lugares divertidos en familia junto con nuestro perro Ly, era un labrador puro color chocolate.

No todo fue gris, mamá tenía un buen trabajo, era abogada y papá ingeniero civil, amaba su trabajo, era excelente en lo que hacía, aún con su trabajo ellos tenían tiempo para mí y para el Ly. Papá amaba contarme historias, mi mamá amaba trenzar mi cabello, decía que me veía elegante como una reina.

Todo iba bien hasta que mi madre enfermo cuando yo tenía nueve años, tenía un problema de diabetes por no cuidar su salud de joven, papá se preocupaba mucho por ella así que contrató personas para estar al pendiente de ella y sus medicinas.

Funcionó muy bien por un año y medio, pero las personas encargadas de cuidarla se cansaron de ella, no de la rutina, sino; de mi madre, decían que ella los trataba mal, los insultaba e incluso les escupia en la cara las medicinas o comidas. Papá y yo no sabíamos qué hacer, no creíamos que ella hacía esas cosas porque usualmente era una mujer muy buena y educada. Así que papá decidió pedir un plazo de una semana de incapacidad para él, en ese tiempo se dedicó a cuidar de mi madre pero ella hacía lo mismo con él, le escupía las cosas, lo insultaba a tal punto de hacerlo llorar. —él era un hombre muy sensible.—

Él al ver lo mal que ella estaba, pidió hacerle más pruebas para ver si no tenía otros problemas que la atormentaban. Mamá no quiso pero mi padre se las ingenió para tomar muestras para llevarlas a un laboratorio donde le daría los resultados en tres días. Esperamos los resultados, pero cuando ya los teníamos mi padre no me dejó verlos según élpor la privacidad de mi madre, pero cuando él leyó la hoja de resultados su rostro cambio de un apacible a uno de asombro, su ceño se frunció a los segundos, vi como su mandíbula se contraía y escuché como sus dientes chirriaban.

Estábamos sentados en el mueble de la sala, cuando arrugó fuertemente el papel que tenia en sus manos. Se levantó de golpe del pequeño mueble en el que estábamos, salió corriendo a la habitación donde se encontraba mi madre, yo lo seguí, entró, y cerró la puerta en mis narices. Lo único que podía hacer era tratar de afinar mis oídos para escuchar algo del otro lado.

—¿Qué es esto, Angie.? —logré escuchar a mi padre casi gritándole a mi madre e imagíne que estaría parado frente a ella mostrándole el papel y con un pie aporreando al piso como lo hacía cuando quería escuchar una de mis excusas.

—N-o, no sé de qué hablas, —la voz de mi madre se escuchaba nerviosa —no sé dónde has sacado eso Frank.

—¡Ja!¿En serio.? Pues te diré esto que ves aquí, son los resultados de una prueba que te hice —explicó.

—¿Me hiciste una prueba sin mi consentimiento, Frank.? Estoy indignada.— se escuchó como el colchón se movía, seguro se estaba levantando.

—¿En serio te indigna eso? Debería darte vergüenza ¿Cómo pudiste hacerme algo así.?

—Por Dios, no fue para tanto.

—¿Que no fue para tanto? Estás embarazada y ese niño no es mío—juro que me quedé en shock en ese momento. —¿Porqué me hiciste esto? ¿Porqué nos hiciste esto.?

—Fue un error nada más, Frank.

—¿Error.? ¿Ahora lo consideras error.? Luego de haberle abierto tus piernas a otro.—antes no entendía esa frase, así como no entendía el dolor de mi padre.

—No, error fue haber formado una familia contigo. Nunca quise estar contigo, estoy harta de este matrimonio, estoy harta de ti, harta de esa niña que está allá afuera seguramente escuchando esto. —y sí que lo escuché. Y eso sí lo entendí. —Estoy harta de tener un hombre débil que nunca pudo hacer las cosas sin la ayuda de su mujer, estoy harta de todo.

—¿No estabas enferma.?—la voz de mi padre se escuchaba decepcionada.

—¿Sólo eso acabas de entender.?—bufó. —ya no te quiero, ya no quiero verte ni escucharte, ni a esa niña que sólo llegó a emperar mi vida, los odio, siempre lo hice.

—Bueno, entonces me iré, no lucharé por ti, sería estúpido de mi parte hacerlo.

Unos pasos —seguramente de mi padre— se escucharon cerca de la puerta, así que corrí a mi habitación e intenté parecer lo más normal posible. Mamá entró al cabo de unos segundos, observó la habitación con desprecio y luego a mí, con la misma mirada.

—Empaca tus cosas niñas te irás con Frank a otro lugar. —yo no pregunte nada ni replique, me bajé de mi cama y fui directo a mi armario.

—Ella no irá, ella se queda contigo, Angie.




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