A Través De Un Sueño

Capitulo XXIV

Lilieth

*Cabe aclarar que en este capitulo habrá un poco de salseo, habrá una escena algo hot por así decirlo. Así que queda en sus manos si iniciar a leer esa parte y terminarla.

Sin más, sigan disfrutando de la lectura. ;) *

Mi amiga me toma de la muñeca con fuerza y nos aleja de las miradas intensas de Óscar, Kohem y otro chico que no reconozco. No sé muy bien como procesar todo lo que acaba de pasar hace menos de dos minutos, no puedo creer que Heyden hay golpeado a Hendrick ¡en su bello rostro! Ella no es violenta, por lo general la violenta soy yo.

¿Le habré contagiado la violencia?

Cuando vi su puño impactar con el perfecto rostro de Hendy —nuevo apodo desbloqueado.—no pude evitar sentirme mal por los dos, por él por qué su rostro tendrá pequeños hematomas y por mi amix por qué sus manos tendrán marcas y la fama de golpeadora compulsiva ni Dios se la quita.

Llegamos a su habitación y cierra la puerta con furia cuando entramos, no digo nada, ni trato de acercarme; tengo miedo de recibir uno de sus derechazos.

Patea cosas, golpea otras y gruñe jalandose del cabello. Me observa con los ojos cristalizados por el llanto repentino que surge de sus ojos color miel, se tira al suelo quedando pegada a la parte delantera de su cama. Llora y cubre su rostro con sus delicadas manos.

Mi corazón se estruja por la impotencia que siento al verla así, nunca antes le había visto en este estado, sólo cuando le pegan sus ataques. Me acerco a ella con cuidado de no hacerla enojar o algo parecido, me acuchillo a su lado y le acaricio el cabello suavemente; no me observa, solo se deja acariciar.

—¿Tu también me mientes Lilieth? —susurra casi en un hilo de voz.

Su cuestionamiento me afecta, ¿porqué tendría que mentirle?

—No tengo por que metirte, sabes que yo siempre te digo la verdad ya sea algo malo o bueno. Soy tu amiga y jamas traicionaría tu amistad.

Solloza más fuerte al oírme, su cuerpo se agita cuando apoyo el suyo en el mio. Susurra palabras repetitivas casi como con ansiedad. —no quiero más mentiras, no quiero más mentiras.—repite sin parar. Le susurro que nadie le esta mintiendo, que Hendrick solo dijo eso para molestarla.

Jean me contó una vez que Hendy ama meterles miedo a sus pacientes y amigos solo por diversión. Y sé con certeza que es lo mismo que trata de hacer con mi amiga.

—Él solo estaba bromeando...

—¿Puedes irte por favor? Quiero estar sola un momento. —me interrumpe, suspiro desganada y acato su orden.—Tengo que pensar bien las cosas.

—¿Qué cosas? ¿No te piensas suicidar, verdad?

Me observa abriendo sus ojos con miedo. —¡¿Estas loca, Lilieth?! Jamas haría eso, me da miedo de solo pensarlo. —murmura, abrazándose a sí misma.

No opino nada, solo me levanto por completo para irme y darle su privacidad, espero que de verdad no piense en hacer una locura. Me preocupa mucho su estado mental en estos momentos. Salgo sin antes comentarle que regresaré dentro de un par de horas para ver como sigue y si querrá hablarme.

Saludo a todo aquel que se cruza por mi camino, soy una persona hipersociable y me gusta entablar conversaciones con todo el que se vea solo o retraído. Así fue como conocí a Heyden.

Llevo más de un año aquí, seis meses atrás conocí a Heyden cuando llegó con James. Ella desde el primer momento me pareció una chica muy bonita y tímida, —no es que eso haya cambiado.—aunque cuando vino aquí su cuerpo era más delgado, se veía un poco pálida y sus ojos tenían ojeras oscuras como la noche. Sentía mucha pena por ella y me preguntaba si la pobre había probado un bocado en donde sea que vivía. Yo observaba como ella veía el laboratorio con asombro y recelo, no se separaba de la imponente figura de James y veía a los demás con algo de temor.

Me acerque a ella cuando James hablaba con Derek, mi amigo. Salude a James y a Derek con educación, Heyden solo me miraba de pies a cabeza con curiosidad.

—¡Hola! Soy Lilieth Bodden, la loca del lugar. —me dirigí a ella con una gran sonrisa y con el intento de romper el hielo.

Ella observó a James como pidiéndole permiso, él asintió con una leve sonrisa. —Hola, s-soy H-he...

—Heyden. —terminó la frase James.

Asiento sonriendole con alegría, me gustaba su nombre. Era raro o mejor dicho poco usual, y me gusta lo que no es tan visto. Intente entablar una conversación con ella pero hablaba entrecortado. Me rendí con ella ese día pero ahora creo que el destino trajo a Heyden a mi lado. Dos días después la vi sentada en el patio sobre una banca, ella solo observaba el lugar detallandolo, haciendo un mapa mental. Me acerque a ella nuevamente convencida de que el destino la puso en mi camino.

—Los pocos árboles que hay son lindos, ¿no? —ella pego un brinco en su lugar.—¡Lo siento! No quería asustarte mor.

Me disculpe realmente apenada, ella solo sonrió levemente asintiendo, pero no respondió a mi pregunta.

—¿Y sabes que más es bonito? —me miró y negó.—Uno de mis amigos, se llama Derek. Es un lindo chico de pelo castaño, te agradará conocerlo.

Así pasé mis días entablando conversaciones con una Heyden poco conversadora, pero de un día para otro dejó de serlo, hablaba más conmigo y con mis amigos; luego de eso nos hicimos muy buenas amigas. Hasta el sol de hoy.

Recordar el día que la conocí me llena de nostalgia, era tan tímida, no sé como cambio de un día para otro.

Pero hay algo que no me cuadra. —¿Quien es Derek...?

—¿Quien es quien? —pregunta una voz masculina, y no tardo en reconocerla. Es Jean.

—¿Quien? Nadie, —río nerviosa.—justo iba a buscarte, darling.

—¿En serio? —trata de sonar coqueto, pero no es muy bueno para eso.—Yo iba a buscarte luego de ir a traer unos papeles a la oficina de James. ¿Quieres acompañarme?

—¿Será rápido, cariño? —me acerco a él pasando mis manos por su pecho hasta su cuello.—Quiero estar un rato a solas contigo.




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