A Través De Un Sueño

Capitulo XXVI

Kohem

Si hubiese tenido el don de ver hacia mi vida futura y hubiese visto lo que hoy estoy viviendo, me hubiese quedado en el infierno del que salí.

¿Porqué me sacaron de ese infierno, para meterme en uno peor?

Nunca entenderé que hice para merecer esto. Siempre me culpo por haber sido tan ingenua, nunca creí que ese hombre amable y carismático haya sido el causante de más dificultades en mi vida.

Dicen: "no juzgues al libro por su portada", y yo literalmente no lo juzgue, no pensé que era mal hombre, hasta ahora.

"Los rumores se expanden como el fuego".

Lo estoy comprobando justo ahora, los rumores de la desaparición de la dichosa lista de James crece cada vez más. El noviesito de Lilieth la perdió hace ya varios días y no encuentran rastro de esta. Quieren que utilice mi don para "rastrear" la dichosa lista como si yo fuera un sabueso y como si la lista tuviera vida alguna.

Ignoro las protestas de James, los insultos de Bruce y las peleas entre Hendrick y ... ¿Jean? Honestamente ya no sé como se llama.

Me posiciono delante de las pantallas que muestran cada pasillo y habitación del edificio. Mis amigos y unos que otros conocidos —solo de vista—se pasean por el primer edificio con toda libertad, sin saber que es lo que sucede al lado de ellos.

—Que linda te ves observando a los demás con angustia. —la molesta voz de Bruce es como la peor melodía que alguna vez escuché.—agradece que no estas como ellos. —gruñe, envolviéndome con su nefasto aliento.

—¿Como están ellos? —cuestiono, aun sabiendo la respuesta.

Bruce ríe maliciosamente en mi oído, me toma de la cintura con fuerza pegandome a sus costados. No me muevo, he aprendido a no pelear contra ellos.

—Están perdidos, en su propia burbuja que no los deja ver más haya de dos metros. —se burla.— Están viviendo su insignificante vida creyendo que saldrán de aquí, que tendrán libertad, que vivirán una vida normal otra vez. Pero, no saben que al haber puesto un pie dentro de aquí, firmaron un pacto que prácticamente nos vendió su alma. —ríe señalando las cámaras.—Prácticamente están como tu, pero sin privilegios.

Me repugna como se cree superior al resto, como piensa que es mejor que todos nosotros solo por el hecho de no estar encerrado.

—¿Y sabes que es lo mejor de todo? —lo animo a hablar, aunque ya no quiero oírlo.—Que todo esto es gracias a ti. Ellos están tan perdido tanto física como mentalmente solo por qué tú lo hiciste posible.

Me tenso al sentir como pasa su mano cerca de mi pelvis. No cambio mi rostro apacible por nada del mundo, otra cosa que aprendí es a no dejarte intimidar.

—¿Sabes que dirán tus amigos cuando sepan que todo el tiempo fuiste tu? —sigue torturandome con palabras, lo hace de esa manera por qué sabe que ya no siento el dolor físico.

Estar aquí cerca de Bruce me a enseñado muchas cosas:

"No te dejes intimidar."

"No sientas dolor físico."

"No reclames o niegues nada."

"No sientas simpatía por alguien del lugar."

Aunque eso ultimo he dejado de ponerlo en practica. Él sabe como me afecta el "que dirán", solo si viene de mis amigos.

Bruce se aparta de mi ante el llamado de su jefe: Hendrick. Antes de irse como perro faldero me susurra: —Este es el lugar a lo que perteneces ratita, no lo olvides.

Me sacudo como si así pudiera quitarme su aroma y borrar los toqueteos que me ha hecho, pero todo es en vano; su marca sigue ahí.

                           (****)

Llevo más de una hora viendo los monitores, veo cada rincón, y cada persona, pero me concentro más en Lilieth y Jean. Él parece estar rogándole a Lilieth sobre sepa buda que cosa, la pelinegra niega con cara de pesar sobreactuado y él parece rendirse.

Y pensar que siempre alardea sobre ser el más frío del laboratorio.

Se dan un abrazo de despedida y observa a las cámaras disimuladamente tratando de asegurarse que nadie lo haya visto "rebajandose" mientras le ruega a su "novia".

—Te haces el fuerte con todos pero con ella eres un animal indefenso. —espeto como si él fuera a escucharme.

—Su ego y orgullo no lo dejan ser quien realmente quiere ser. —comenta James a mi lado dándome una sonrisa como las que les da a Heyden.

—Es un idiota, como todos los de aquí.

Mi respuesta es borde, pero tengo razón en decirlo. No fingiré que me agradan, no creeré en las "palabras bonitas" que tratan de endulzar mi oído. James es tan idiota y culpable, como todos los demás. Por eso no me importa fingir amabilidad con él, ni con nadie más.

—Yo no soy malo, Kohem. —se defiende, luce dolido pero no le creo en lo absoluto, todos usan mascaras para esconder sus verdaderas intenciones.

Volteo hacia él —No, claro que no.—escupo con sarcasmo.—Si para ti es bueno el daño que me obligan hacerle a cada uno de este lugar. No sé como juegas a ser el buen samaritano cuando estas igual o más podrido que tus queridos amigos.

Traga en seco, nadie le dice lo que esta mal, nadie objeta nada ante lo que impone, todos y cada uno están de acuerdo con él. Menos yo. Yo tampoco me libro de lo que hago, pero no lo hago por qué me gusta o por satisfacerme, ellos me obligan.

—No eres la única que sufre con todo esto. —susurra en un hilo de voz.—A mi tampoco me gusta hacerles eso.

—Vaya, ahora lees mentes.

—No, solo es que yo tengo los mismos pesares que tu. —espeta, da media vuelta y se marcha.

Escucho como sus pasos se alejan, la puerta se cierra y solo estoy yo con la soledad y el silencio del cuarto. Dejo de ver los monitores y repaso mi plan otra vez, aunque realmente no tengo un plan, estoy pensando en uno y será con toda la ayuda posible.

Iré reclutando a mis amigas, les explicaré que tengo en mente, cuando y como haremos todo. El plan se llama: La Huida Perfecta. A menos que salga mal, no quiero ser negativa pero puede salir mal justo como salió mal mi tercer intento de escape.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.