A Través De Un Sueño

Capitulo XXVIII

Heyden

¿Es posible sentir el viento chocando contra tu rostro, incluso cuando no estas físicamente en ese lugar?

Mi realidad se siente alterada al sentir miles de sensaciones en un plano astral, aun no comprendo como es posible; pero es gratificante la sensación del aire puro y virgen en el rostro.

Ciris es un planeta rico en diversidad. Los animales por muy idénticos a los de la tierra son diferentes en cuanto a comportamiento. Los humanos son diferentes a nosotros, es tan hermoso e irreal, que cuesta creer que es verdad.

Hace poco llegué a Ciris gracias a la meditación. Kohem me dijo que tenia que meditar para conocer más de este lugar y aquí estoy, admirando la belleza del planeta y de los que lo habitan.

Ciel habla, habla y habla sin parar, pero mi vista esta fija en sus carnosos y rosaditos labios. Se mueven como en un baile delicioso e hipnotizador. Cada que vengo aquí —desde hace más de dos semanas.—me he perdido en esos labios y aun no entiendo por qué. ¿La atracción será su don?

—Heyden, ¿entendiste lo que dije? —su bella voz me saca de mis pensamientos lujuriosos.

—Yo...

—Parece que alguien estaba concentrada en los labios del emisor, que en la información que sale de ellos. —interviene Eliezer con una sonrisa picara y los brazos sobre su pecho.

¿Como lo supo? No creo que lo haya notado, por lo general soy muy disimulada.

—¿Quieres que lo repita? —me sonríe.

"Si, pero no me sonrías así por qué me derrito" —dice mi voz interior, pero en lugar de hablar solo lo invito a seguir.

Ciel explica de nuevo alternando su vista con la mía para asegurarse de que lo este escuchando. Habla sobre los círculos de piedras, como funcionan y por que esa es la entrada o "camino" hacia otras partes de Ciris. Explica que las partículas de antimateria se usan en Ciris cuando los habitantes hacen rituales de conexión e incluso cuando usan el circulo de piedras.

Lo poco que entiendo es, que en todo Ciris usan la antimateria para los ritos de conexión entre ellos y para la movilidad entre cada reino, por eso lo usan en las piedras. Pero no se puede entrar a Ciris solo por meditación, por eso mismo se usan las piedras para entrar y salir, por qué no basta solo la meditación para entrar a este lugar.

—¿Está vez si entendiste?

—Si escuché, no entendí del todo pero creo que almanece lo necesario.

—Entonces dirijamos al monte central, allí hay alguien que quiere explicar otras cosas. —avanza en dirección al río, Eliezer.

Mientras avanzamos esquivando plantas, arboles, e incluso animales fabulosos, trato de sacarles información sobre el que me dirá Dien, pero ninguno de los dos cede. Es como tener un Aker y una Kohem aquí también. 

Mi mente viaja a los pocos recuerdos que tengo con Aker, ni la brisa del río o lo sorprendente de los peces voladores me hacen dejar de pensar en él. Hace más de tres semanas que no entablo una verdadera conversación con Aker, desde que me dijo esas cosas hirientes no hemos vuelto a hablar como amigos. Creo que ahora solo somos "conocidos". No pasamos de las miradas lejanas, los avisos cortantes y expresiones faciales.

Siento que me ilusione solo por un par de besos, por sus caricias y cantos que me daba cuando estábamos solos. Aun puedo sentir sus manos en mi piel, puedo escucharlo decirme "guapa".

¿Fue solo una ilusión?

¿Alguna vez sintió algo?

Me lo pregunto todo el día e incluso a mis amigas. Lilieth quiere venganza, dice que él no esta actuado como un hombre al decir eso. Lia y Sia aun no pueden creerse eso. Kohem nunca opina nada, incluso cuando parece que si tiene algo por decir.

¿Ella sabrá algo?

Los pasos de los gemelos se detienen, imito su acción para ver el por qué de su detenimiento. Levanto mi vista y me doy cuenta que cruzamos tan rápido parte del bosque.

Eliezer hace un chiste que no escucho del todo, subimos las escaleras de tierra como últimamente lo hemos estado haciendo. Ignoro cualquier tipo de conversación con Eliezer y Ciel quieren entablar por mi estado de ensimismamiento. No quiero repetir la historia, ni escuchar los regaños.

Llegamos a la gran entrada del edificio donde salen los animales y plantas crecen. Esta vez no subimos a los otros pisos de templo, Dien esta hablando con alguien que no logro divisar. Cia y Tecier están a su costado riendo por lo que sea que estén hablando. Nos acercamos y la mirada de Tecier advierte a los demás de nuestra llegada.

Dien se aparta dejando ver una cabellera negra y piel blanca... ¿Lilieth? Mi amiga se acerca como un rayo hacia mi, me abraza y yo aun no entiendo como es que esta aquí.

—También a ella se le dijo que meditara, por eso esta aquí. —apresura Dien.—Tengo algo que decirles a las dos.

Lilieth y yo nos quedamos juntas delante del pelirrojo, Dien. Los demás se posicionan al lado de este, Lilieth no deja de moverse nerviosa o alegre. La verdad no entiendo que sucede.

—Las trajimos aquí por qué hay algo muy importanteéque deben de saber, —inicia.—inició la guerra.

—¿Qué? —tanto mi postura como mi voz reflejan mi desconcierto.

¿Cuando se inició una guerra y yo no sabia? Observo a todos los que tengo de frente, pero ninguno explica nada.

El sexy no ángel. —susurra Lilieth a mi lado conteniendo un grito. Dien sonríe casi suspirando y ahora entiendo menos.   

—¿Qué dijiste Lilieth?

—Él, —susurra con alegría.—él es el sexy no ángel del que tanto te hable. ¡Es él!

Mi amiga brinca en mi costado, observo a Dien que solo sonríe con ternura. Lo incito a seguir y él se recompone para terminar si informe.

—Como dije anteriormente, estamos en guerra. No una real, —se apresura a aclarar.—los únicos que lucharemos en esta guerra seremos nosotros y los que fueron exiliados de Ciris.

—¿Porqué vamos a pelear? Se supone que somos los buenos, no tenemos que rebajarnos. —interfiero.




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