Capítulo 1

Brooke

Mi corazón iba tan rápido que estaba segura de que me iba a dar un ataque de pánico en cualquier momento, claro, si es que no lo tenía ya.

—Escúchame bien, Brooke —habla Alex, con tono amenazante—. La próxima que te vea con un chico te irá mucho peor que ahora. No trates de poner a prueba mi paciencia porque te vas a arrepentir de ello el resto de tu vida, preciosa.

¾¿Perdona? ¾el enojo surge y me planto frente a él sacando valor de donde no tengo¾. Que yo sepa no soy un títere al cual puedes manejar a tu antojo. Bájate de esa nube, no eres mi dueño, eres mi novio.

Así era esto: Soy Brooke Miller, tengo veintiún años y el que me ha amenazado es mi novio… bueno, creo que ha dejado de serlo en cuanto me ha amenazado por primera vez.

Llevamos un año de relación, pensé que su actitud posesiva solo era algo pasajero al principio, pero me doy cuenta de que no es así.  Mis padres me advirtieron y no les hice caso, ahora vivo con el miedo de que un día se atreva a ir demasiado lejos.

¿Por qué no le dejo? No tengo opción, si lo hago es capaz de dañar a los que amo.

¾¿Cómo dices? ¾se acerca a mí de una forma peligrosa¾. No me vuelvas a responder así, que soy tu novio ¾sujeta mi cara y me da un beso forzado.

¾Hazme el gran favor de irte de mí departamento, ¿quieres? ¾digo con fastidio¾. No me interesan tus amenazas, nada que tenga que ver contigo la verdad.

Su cara se torna roja y veo que tiene intenciones de levantarme la mano, pero lo detengo poniendo mi mano derecha frente a él en señal de que pare.

¾Atrévete y veras que no soy tan linda ¾disimulo lo mejor que puedo el miedo que me da tenerlo cerca.

Se queda con la mano alzada, quizás preguntándose si es que de verdad le he amenazado, y es que ya todo esto me tenía con un cansancio mental increíble.

—Estás advertida —es lo único que responde.

—Y yo te he dicho que no eres nadie para prohibirme tener amigos. —Enarco una ceja en su dirección y eso le enfada, sabe que cuando me presiona demasiado, soy capaz de explotar y eso nunca termina bien.

—Adiós. —Sale del departamento dando un portazo, suspiro y relajo mi postura defensiva.

Observo cada cosa que hay en mi mini departamento, no es como que tenga mucho lujo, pero me encanta lo sencillo que está y lo bonito que se ve con la decoración que hice a base de fotografías de viajes con mi familia.

—Mía —llamo a mi gata, la cual sale de mi habitación ni bien me escucha decir su nombre—. Ahora sí, ya podemos estar tranquilas.

Es una minina siamesa que parece una bolita de pelos tierna y algo refunfuñona.

—Yo te amo mucho, ¿sabes? —le hablo cuando la tengo entre mis brazos, ella solo me mira fijamente y en un gesto muy familiar, me lame la mejilla—. Es que eres una cosita muy mona.

Amo a los gatos, y cómo no, ella también tiene lugar en las fotos que decoran el que es mi hogar.

Ser hija única no siempre fue lo mejor, nunca he sabido lo que es tener alguien a tu lado por más peleas que tengan como hermanos que son.

—¿Qué haremos, Mía? —le pregunto, maúlla y le sonrío—. Tendremos que buscar un trabajo, así podremos estar mejor económicamente.

¿Qué más da si Alex no está de acuerdo? No es mi dueño.

°°°

Después de unos quince minutos de estar buscando y ya casi darme por vencida, doy con un anuncio subrayado con resaltador, éste decía que necesitaban una asistente de fotografía.

Y ahí es donde entramos nosotras, Brookie.

Exactamente, querida conciencia.

¿Por qué no había visto este anuncio antes?

Porque a veces eres un poco —muy— despistada.

Toda la razón.

Llamo al número que dejaron para aquel que quisiera el trabajo, al segundo tono me contestan.

—O'Brien Studio. ¿En qué podemos ayudarle? —responde una chica.

—Eh, llamo por el anuncio para asistente de fotografía —digo dudosa.

—Oh, mañana es el único día en el que se puede realizar la entrevista, ¿quiere que la agende? —habla con tono serio.

—Está bien, gracias. —respondo un tanto más animada, ella solo corta la llamada.

Perfecto, ahora solo me queda ir y con algo de suerte me darán el trabajo, bueno eso espero.

—Ese trabajo será nuestro —le digo a Mía, ella solo maúlla nuevamente.

Mañana será un gran día.