Matthew
No me pasa desapercibido como me la he quedado viendo, ni tampoco el gesto que me salió tan espontáneo.
—Hola, amor —saluda una Madison sonriente.
Me limito a sonreírle, poniendo de todo mi autocontrol para no decirle que se vaya.
—Hola —respondo, levantándome para ir hacia ella. Intenta besarme, pero de forma sutil me aparto y beso su mejilla haciendo que me mire enojada.
—¿Qué te pasa? —pregunta mirándome fijamente.
—Nada —respondo, más cortante de lo que quería.
—Ajá, capaz estás así porque me quieres terminar por culpa de la regalada de tu asistente —se cruza de brazos —. ¿Me equivoco?
Paso mis manos por mi rostro tratando de calmarme, sus celos me estresan, no me deja ni respirar queriendo saber qué hago a cada minuto.
—Si vas a pelear, puedes regresar por donde viniste —me voy a mi asiento para tratar de relajarme, aunque me sea imposible con esta mujer aquí.
¿Por qué no le termino? Porque es mi amiga de toda la vida y no quiero romper su corazón, si estoy con ella es por complacer a mi madre.
—Claro, como ya tienes a otra con la que puedes revol...—se queda callada al ver como estampo mi mano contra el escritorio.
—¡Ya basta! Me tienes harto con tus celos enfermizos, hazme el favor de dejarme en paz —grito exaltado.
Me había hecho perder la cordura con sus últimas palabras, por alguna razón me molestaba más que se refiriera así de Brooke que con otras de mis colegas.
—¿Sabes qué? Mejor me voy —se da vuelta dirigiéndose a la puerta —. Ella no me llega ni a los talones, recuerda eso —con esas palabras se va.
Me paso la mano por el cabello cogiendo aire y así poder tranquilizarme. Me enfadaba que sea así de superficial y que se crea mejor que todos.
—Me voy unos días y ya se arma la guerra —Dirijo mi mirada hacia la persona que habla.
—Hasta que apareces.
—Sé que me estabas extrañando mucho —me responde, sentándose del otro lado del escritorio—. ¿Qué ha pasado?
—Lo mismo de siempre, nada que deba sorprenderte —contesto, un poco ya cansado de la situación que se vive día a día en esta empresa cada que Madison aparece.
—Una vez te di la solución, pero parece que no quieres hacerlo.
Me quedo mirando los edificios a través del ventanal de cristal, pensando seriamente en que debo ponerle punto final a esta guerra diaria.
—Lo sé, solamente no quiero empeorar las cosas y hacerle daño a nadie —respondo, me siento algo acorralado—. Por un lado, está nuestra madre y por otro Madison que, aunque es muy superficial, al final sigue siendo una persona que puede salir afectada si timo aquella decisión.
—Son ellas o es tu felicidad, quieras o no debes decidir —dice finalmente, dejándome en jaque.
—Lo sé.
°°°
—Entonces… me estas diciendo que salió toda histérica de aquí porque se ha puesto celosa de tu nueva asistente que, según lo que me has contado, sigue a prueba y es muy buena en esta profesión, ¿correcto? —pregunta.
—Así es —afirmo, haciendo que se ría abiertamente de lo estresante y jodido que es esto.
—Perdón, pero no puedo evitar pensar que ella está loca y reafirma mi teoría de que debes terminar esa tóxica relación —dice cuando ve mi cara de pocos amigos.
—En fin…
Dos golpes en la puerta interrumpen nuestra conversación, una vez que respondo un “pase” Brooke ingresa por esa puerta.
—¿Y esta belleza es?
No puede ser, lo voy a matar.