Capítulo 7: "Emma y el mapa invisible"

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Thiago se enteró de que Emma tenía un cuaderno donde dibujaba un mapa secreto del hospital. Cada ala, cada pasillo, cada lugar donde escondía dulces o había visto una enfermera simpática. Lo llamaba “El Mapa Invisible”.

—Es la única forma de que este lugar no me trague —dijo ella, entregándole una copia.

El mapa tenía dibujos hechos a mano, flechas rojas, zonas marcadas con nombres como “La Cueva del Suero Eterno” y “Bosque de las Batas Blancas”.

—Este es el punto clave —dijo, señalando una esquina—. Allí hay una ventana que da justo a un rincón de cielo. Pequeño, pero suficiente.

Esa tarde escaparon del cuarto con la complicidad de Marta, la enfermera que ya les tenía cariño. Se sentaron frente a la ventana secreta.

El cielo estaba azul. Real. En ese marco mínimo, Thiago vio cómo pasaba una gaviota.

—¿Y si no salgo de aquí? —preguntó, sin mirarla.

Emma lo miró fijo.

—Saldrás. Pero cuando lo hagas, vas a tener que decidir qué hacer con todo esto. El dolor, el miedo, las cicatrices. Porque no se van, ¿sabes? Se quedan. Pero se pueden usar.

—¿Para qué?

—Para encontrar a los que todavía no saben cómo pelear.

Esa noche, Thiago escribió:

> “Emma tiene un mapa, y yo tengo miedo. Pero quizás si uno camina con el otro, ambos lleguen más lejos.”