[Aquí tienes el Capítulo 17. En este episodio, el vínculo entre Emma y Thiago se transforma. Ya no pueden verse, tocarse, ni siquiera hablar seguido. Pero encuentran una forma de no desaparecer del mundo del otro: creando una historia juntos. Un cómic. Uno donde, por fin, pueden ser héroes. Aunque sea en papel]
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La idea nació de una servilleta.
Thiago estaba demasiado débil para mirar la pantalla del celular, pero en una de las bandejas del hospital, Lucía le había dejado unos lápices y un bloc de notas.
Al principio solo garabateó: círculos, líneas, un ojo mal hecho. Luego recordó la forma en que Emma siempre comenzaba los dibujos del “Mapa Invisible”: sin pensar, solo soltando.
Así nació "Aurelio".
Un personaje calvo, flaco como él, con un tubo de suero colgando del brazo, pero con una capa gigante que arrastraba por el suelo. En su pecho llevaba una “Q” por “quimio”, y un cinturón con agujas en miniatura.
Thiago se rio solo al verlo.
Le mandó una foto a Emma por mensaje:
> “Te presento a Aurelio: el primer superhéroe inmunodeprimido del planeta.”
Ella respondió con un audio jadeante pero feliz:
> —¡Amo a Aurelio! ¿Puedo dibujarle una enemiga? Se va a llamar La Bacteria Suprema. Tiene forma de mocos verdes y odia el jabón.
Desde ese día, intercambiaron un dibujo por jornada. Uno de Thiago, uno de Emma. Sin reglas, sin guion. Solo una historia que iba creciendo entre las páginas sueltas que sus padres llevaban de una habitación a la otra.
A veces, Emma enviaba ideas escritas:
> “Aurelio necesita un escondite. ¿Qué tal si vive en una burbuja de vidrio donde la comida es infinita y todos los doctores tienen alas?”
> “Capítulo 4: La Bacteria Suprema secuestra a las células buenas. Pero Aurelio tiene un plan: infiltrarse disfrazado de glóbulo rojo.”
Los enfermeros comenzaron a notarlo. Cada vez que entraban al cuarto de Thiago, él tenía una hoja nueva. A veces dibujaba con la cabeza apoyada en la mesa. A veces sin levantar la mirada. Pero siempre seguía.
Ferrer, al revisar sus signos vitales, lo vio sonreír por primera vez en días.
—¿Qué haces?
—Estoy escribiendo el guion del capítulo siete. Aparece un nuevo personaje: “La Enfermera Meteoro”.
Ferrer levantó una ceja.
—¿Y qué hace?
—Te lanza inyecciones desde un satélite.
—Me parece bien. Solo asegúrate de que todas estén correctamente esterilizadas.
Esa noche, cuando Thiago ya estaba dormido, Emma le envió un mensaje de voz:
> “Hoy soñé que Aurelio y La Bacteria Suprema bailaban. Que no se peleaban, solo bailaban. Como si el cuerpo entendiera que no hay guerra, sino caos. Y que sobrevivir no era ganar, sino seguir moviéndose.
Buenas noches, dibujante.
Que sueñes con universos donde no duele respirar.”
Thiago no respondió. Pero antes de dormir, dibujó una viñeta: Aurelio, mirando un cielo estrellado, con la palabra “Gracias” escrita en su capa.