– [En este capítulo, Thiago inicia una nueva etapa de expansión internacional de su proyecto y se traslada temporalmente a Barcelona, donde se enfrenta a nuevas decisiones, conexiones personales profundas y una ciudad que lo transforma]
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📘 Parte 1
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Episodio 1 – La invitación inesperada
El correo electrónico llegó con el asunto: “Congreso Internacional de Vínculos Humanos y Expresividad Juvenil – Barcelona 2028”.
Thiago pensó que era spam.
—Pero no —dijo Ainhoa, leyendo desde su tablet—. Es real. Te están invitando como expositor principal.
Barcelona. Europa. Una ciudad donde nunca había puesto un pie. El evento tendría lugar en tres meses, en el CCCB. Todo pago. Incluso una beca para montar una exposición interactiva con testimonios de su comunidad.
Aceptó sin pensarlo. Pero no sabía que ese viaje cambiaría el mapa completo de su vida emocional.
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Episodio 2 – Despedidas suaves
En casa, la preparación para el viaje fue distinta a otras veces. No era solo una ida: era una estadía de seis meses. El proyecto lo financiaba una residencia artística.
—Seis meses pasan volando —le dijo su madre, mientras le ponía ropa de abrigo en la maleta.
—Sí, pero uno cambia en seis meses —dijo Thiago.
Bruno ya no estaba, pero su gato, Lisboa, se subió a la maleta y se negó a bajar.
—¿Lo puedo llevar?
—Solo si no se enamora de otro continente —bromeó Damián, su hermano del medio.
Thiago rió, pero su pecho se apretó.
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Episodio 3 – Primeros pasos en el Raval
Llegó a Barcelona a fines de octubre. El otoño tenía una textura distinta allá: más seca, más antigua. El apartamento temporal estaba en el Raval, cerca de todo, con un balcón que miraba hacia una plaza escondida.
El primer paseo fue sin mapa. Se dejó guiar por los grafitis y los callejones.
Descubrió un café llamado Desordres. Entró. Un chico tocaba el piano en una esquina, con una copa de vino blanco en la otra mano.
—¿Eres nuevo por aquí? —le preguntó el pianista cuando terminó de tocar.
—Recién aterrizado —respondió Thiago.
Así conoció a Noah.
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Episodio 4 – Noah
Noah tenía acento francés pero había vivido en Barcelona desde niño. Estudiaba antropología y trabajaba en un bar cultural.
—¿Qué haces tú?
—Una mezcla rara de talleres, escritura, performance. Todo con jóvenes que pasaron por procesos de salud complicados —explicó Thiago.
—¿Eres uno de ellos?
Thiago asintió. Por primera vez, no tuvo que explicarse más. Noah no preguntó detalles. Solo sonrió y dijo:
—Me encantaría verte trabajar.
Esa noche caminaron hasta el mar. No hablaban mucho, pero había algo eléctrico, como un hilo invisible tensado entre ambos.
La ciudad parecía sostener esa tensión con delicadeza.
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Episodio 5 – La semilla
Thiago dio su primer taller en el barrio de Gràcia, en un centro comunitario. Jóvenes de Marruecos, Pakistán, Colombia, Italia. Todos compartían algo: la sensación de no encajar en ningún molde.
Les pidió que escribieran “lo que nunca dirían en voz alta”.
Uno de ellos, llamado Amir, escribió una sola frase:
“Tengo miedo de no pertenecer a ningún lugar, ni siquiera a mi cuerpo.”
Thiago respiró hondo. Sabía lo que era eso.
—Aquí no tenés que encajar. Solo respirar —dijo.
Ese fue el inicio de la nueva semilla.
Barcelona comenzaba a revelarse como un espacio para reescribir la piel.
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— Parte 2; Avanzando con la historia en Barcelona, desarrollando tanto el vínculo con Noah como la profundización de los nuevos personajes del taller.
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Episodio 6 – Noches de puerto
Noah invitó a Thiago a conocer el puerto viejo. No era la Barcelona turística que aparecía en las postales: allí había barcos oxidados, pescadores con manos de sal y bares diminutos donde el vino costaba un euro.
—Aquí es donde vengo cuando quiero callar el ruido —dijo Noah.
Thiago observó el mar oscuro, casi sin olas. Había algo en la forma en que Noah se quedaba quieto que le resultaba familiar: esa necesidad de que el mundo se detuviera un instante para no derramarse.
Esa noche no se besaron. Pero el silencio tuvo textura de promesa.
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Episodio 7 – Amir y los mapas invisibles
En el segundo taller, Amir le llevó a Thiago un cuaderno. Dentro, había dibujos de ciudades inventadas: calles que se doblaban en sí mismas, plazas que flotaban.
—Son mapas de lugares donde sí pertenezco —explicó el chico.
Thiago sintió que había encontrado un reflejo de sí mismo a los quince años, inventando futuros para sobrevivir al presente.
Le propuso a Amir trabajar en una instalación: proyectar sus mapas sobre las paredes del centro comunitario y llenarlos con frases escritas por todos.
—Será como construir un lugar que no existe… y que, a la vez, es el más real de todos.
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Episodio 8 – La primera discusión
No todo era armonía. En una reunión con los organizadores del congreso, le sugirieron a Thiago suavizar su presentación para no “incomodar” al público.
—Lo que cuentas es muy crudo —dijo una de las coordinadoras—. Tal vez podrías enfocarte más en lo positivo.
Thiago respiró, intentando no soltar lo primero que pensó. Luego respondió:
—Mi historia tiene cicatrices, pero también luz. No pienso quitarle la mitad para que quepa en un marco bonito.
Salió de ahí con el pulso acelerado. Esa noche, Noah lo escuchó sin interrumpir. Solo al final dijo:
—Si no incomodas a alguien, probablemente no estás diciendo nada importante.
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Episodio 9 – La foto de Bruno
Un día, Thiago decidió imprimir una foto de Bruno y colocarla en el balcón de su apartamento. Era una imagen de su último verano juntos, Bruno con el hocico lleno de arena.