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Observé las personas a mi alrededor, la mayoría tenía una expresión de alivio; sin embargo, el terror estaba aún presente. Terror a mí, terror a lo que les podía hacer y eso me hacía sentir satisfecha.
─Enciendan la hoguera
El momento había llegado, tenía que morir, pero no para siempre.
─ Ego Alis De Metz, maga Metensis covina et progenies diaboli Häel maledixi tibi. Cum anima pura sicut angelica reviviscit, vindictam vindicabo.
Mientras recitaba podía observar como todos a mi alrededor entraban en pánico y, de nuevo, eso me hacía sentir satisfecha.