Abandonados a la suerte

Capítulo 1

Emma

Escucho como suena mi teléfono con la canción Magic de txt, lo cogo de la mesilla de al lado de la cama, veo la hora, ¡eran las 9!, llegaba tarde a clase, respondo a la llamada de mi mejor amiga  Melanie, ella es dos años mayor que yo y trabaja en el Mcdonalds, seguramente me haya llamado porque sabía que iba a llegar tarde el primer dia de universidad, mientras tanto entro al baño a lavarme la cara y los dientes, pongo la llamada en altavoz

–¿Qué ocurre?– Intenté sonar casual, como si no me hubiera levantado hace unos segundos.

–Deja de fingir conmigo, que te conozco y sé que te acabas de despertar– respondió burlona, sonrío, como odio que me conozca tan bien.

Salgo del baño y voy a mi armario, lo abro, cogo una camiseta negra manga larga, una camiseta blanca manga corta, mi falda favorita negra, mis medias negras y mis zapatillas de suela alta blancas, y empiezo a vestirme.

–Date prisa, te estoy esperando abajo– me dice Melanie, miro confundida el móvil.

–¿Cómo que me estás esperando abajo?– pregunto mientras vuelvo a la tarea de vestirme, que yo sepa ella trabajaba los lunes.

–Voy a llevarte en coche– dice como si fuera lo más obvio del mundo.

Me termino de ponerme las zapatillas, no me maquillo ya que pienso que es algo innecesario, mi piel es muy bonita así que no lo necesito, cogo mi mochila, salgo del cuarto con el móvil en la mano, voy a la cocina, abro la alacena cogo una empanada de carne, para comer por el camino. Salgo de casa y voy bajando las escaleras.

–¿Pero no trabajas? – pregunté, porque me pareció muy raro que ella faltase al trabajo, ella además de ser muy puntual, es una persona muy trabajadora.

–No, hoy el jefe me ha dado la semana  libre, porque supuestamente desde que empecé a trabajar con ellos no me he tomado un día de descanso, así que me lo merecía– dijo algo fastidiada.

–No pareces muy contenta con eso– ahora es mi turno de burlarme. Escucho que gruñe por lo bajo, me río. No le gusta tener días de descanso porque no sabe qué hacer y siempre acaba pensando en su familia fallecida.

Salgo a la calle y corto la llamada al verla, es muy alta, medirá 1’76 como mínimo, es pelinegra con las puntas teñidas de azul, tiene los ojos verde esmeralda, tiene el cuerpo bien proporcionado a comparación del mio, en pocas palabras, está buena, y tiene la cara blanca, a veces me recuerda a los vampiros de lo pálida que está, pero le queda bien a ella, la verdad es que no me la imagino con otro tono de piel.

La saludo con un fuerte abrazo~como siempre cada vez que la veo~ ella se tiene que agachar para abrazarme mientras que yo tengo que ponerme de puntillas. La verdad es que me parece un poco cómico.

—Ya anima esa cara– le digo para animarla–así podrás ir a visitar a tu novia– le recuerdo que hace una semana que no la vé, veo como se le cambia la cara , ahora le brillan los ojos, tiene una tonta sonrisa de enamorada  en la cara, y está un poco sonrojada, seguramente esté pensando en ella.

–Tienes razón–dijo por lo bajo.

Yo me hice la que no escuchó para molestarla.

–¿Qué has dicho? es que has hablado muy bajito, y no te he podido escuchar–le digo

–Que tienes razón– esta vez lo dijo más alto– y yo sonreí con orgullo, ocasionando que ella se sonrojara de la vergüenza ya que es muy orgullosa y no suele admitir este tipo de cosas en voz alta.

–Bueno, vamos que vas a llegar más tarde–dijo cambiando de tema, pero razón no le faltaba, al final iba a llegar muy tarde. Que bien que no tenía clase la primera hora, pero si íbamos a este paso no llegaría a segunda.

–Bien, vamos–nos subimos a su coche negro lleno de pegatinas de su grupo de música favorito: Pink Floyd.

Mientras arranca el coche y empieza a conducir, recuerdo los momentos que pasamos con él en este verano, cuando me confesó que era bi y que había una chica que le gustaba, y cuando a los días yo la conocí y fuimos al cine juntas, o cuando le animé a que le pidiera salir.

Miro a Melanie, desde que salí del orfanato ella ha sido mi única amiga, por el simple hecho de que tenía miedo de que si hacía amigos, desaparecerían o me abandonarían como lo hizo mi familia. 

Nos conocimos de una manera muy “rara”

🌟

En mi cumpleaños, el 25 de diciembre, fui al Mcdonalds donde ella trabajaba, a pedir una hamburguesa con patatas fritas, después de pedir mi pedido y decirles mi nombre para cuando mi pedido estuviese listo me llamasen por el altavoz, fui al baño y me encontré a una chica con delantal del Mcdonalds llorando en el suelo, intenté ignorarla, ya que si seguía haciendole caso acabaría metiéndome donde no me llamaban, y la verdad es que no quería molestarla más. Entre a un cubículo hice mis necesidades y salí, fuí a lavarme las manos y ella aún seguía llorando, y como me entraron la curiosidad y unas  ganas de consolarla increíbles, decidí preguntarle qué le ocurría, me giré para mirarla, tenía los ojos hinchados y rojos de tanto llorar, di unos pasos, ella al escuchar que me acercaba a ella levantó rápidamente la cabeza.

–Oye, ¿te encuentras bien?– le pregunté, acercándome un poco más, cuando vi que no le molestó mi acción decidí sentarme al lado de ella en el suelo.

Ella giró la cabeza para verme mejor y cuando sus ojos y los míos hicieron contacto visual, rompió en llanto y se inclinó hasta posar su cabeza sobre mi hombro. Yo, ante aquel movimiento sólo pude pasar mi brazo alrededor de sus hombros para abrazarla, y consolarla.

Unos dos minutos después aún seguimos así, hasta que ya no escuche ningún sollozo.

–¿Ya estás mejor?–le pregunté, para sacar tema de conversación.



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En el texto hay: amor juvenil, celos, adolcentes

Editado: 15.01.2022

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