Academia Kite Wars

Capítulo 1: El chico que viene de Aguacatal

Ese domingo, la academia Minerva, la institución privada más prestigiosa con respecto a la disciplina de las Kite Wars de todo México, estaba más animada de lo normal. El lunes siguiente sería el inicio de clases, y los alumnos que ingresarían a sus filas estaban haciendo los preparativos para ocupar cada uno su propio dormitorio y de aquellos que regresaban a las clases después de unas largas vacaciones.

Desde su invención en 199X, los cometas electrónicos de Kite Incorporated fueron un éxito completo entre chicos y grandes. Y no era para menos, el dispositivo electrónico que asemejaba a un pequeño avión, controlado desde tu celular y que era bastante resistente a caídas, fue lo que necesitaba la empresa japonesa para crear todo un torneo relacionado a estos aparatejos. Así, nacieron los “kiters”, el nombre que se le dio coloquialmente a cada jugador de los duelos entre cometas. Al mismo tiempo, empresas de electrónica y robótica comenzaron a interesarse en este mundo, desarrollando toda clase de aditamentos y cometas revolucionarios, a la vez que cada una de estas aportaciones era un granito de arena al conocimiento y la innovación.

Pero ninguna invención tecnológica podía estar exenta de problemas. Y los cometas electrónicos fueron la oportunidad perfecta para que muchos empresarios sin escrúpulos hicieran de las suyas, vendiendo la tecnología a países en conflictos y organizaciones terroristas. El trabajo conjunto de Kite Incorporated con las fuerzas de autodefensa de Japón mitigaron de alguna forma que la tecnología utilizada en sus equipos pudiera utilizarse para planes no autorizados: criptografía, cifrado, códigos únicos para cada usuario, etc. Hoy en día, tener un cometa en determinado país requiere uno que otro trámite legal, y no es posible trasladarse de un país a otro con un cometa sin antes pasar por rigurosas inspecciones aduaneras.

Un grupo de inversores privados en México vio en los cometas electrónicos la oportunidad perfecta de llevar la disciplina de las Kite Wars de Japón a nuestro país. Un desarrollo tecnológico y un juguete con el que niños y adultos podrían pasar horas en el aire, era lo que necesitaban para llamar a más niños a salir a las calles y parques de los pueblos y ciudades y surcar los aires. Fue así que se fundó “Mexicana de Cometas S.A. de C.V.”, una empresa que traería y apoyaría la innovación en los cometas electrónicos japoneses para su distribución, uso y mejora de los mismos.

Pero sabían que los niños mexicanos querrían participar en los torneos japoneses, y su nivel de destreza en la disciplina eran muy básicos, ya que no habían crecido con el juguete en cuestión. Fue por eso que, en 201X se crea la academia Minerva, nombrada así por la diosa romana de la sabiduría, una institución que abarca los niveles de secundaria y preparatoria, así como la disciplina de las Kite Wars. Una institución donde se hacen torneos constantemente y donde, sin importar tu nivel académico, puedes enfrentarte contra todos aquellos que se creen lo suficientemente hábiles en la disciplina de las Kite Wars. ¿Eres de primero de secundaria? No importa, estás en igualdad de participar contra un estudiante de quinto semestre de preparatoria. Ganador de alguno de estos torneos, tienes la posibilidad de enfrentarte a otros jugadores del país y representar a México en el Ultimate Tournament, el torneo de KIte Wars más importante del mundo.

Para poder ser sostenible, la academia Minerva tuvo que ser privada desde un principio, y no ha sido de las academias más económicas que se puedan encontrar. Sus colegiaturas son mínimamente superiores a lo que puede costar una universidad privada, por lo que solo aquellos que tienen la solvencia económica suficiente pueden cubrir los seis años de estancia en dicho lugar. Mexicana de Cometas vio la posibilidad de abrir becas para los Kiters más habilidosos y que no pudieran pagar una colegiatura en la academia, pero son escasas y solo aquellos que pasan los filtros estrictos de la academia pueden obtener. Si obtener dicha beca es difícil, era fácil perderla. No son contados los casos que muchos becados terminaron por perder sus becas, teniendo que cambiarse de institución para continuar sus estudios.

Y si bien, el gobierno mexicano ha abierto algunas instituciones públicas que tienen como disciplina extracurricular las Kite Wars, ninguna ha tenido el prestigio de la academia Minerva de tener a los mejores Kiters, aquellos que han representado a México en el Ultimate Tournament y que incluso han obtenido el primer lugar en dicho torneo. Si algo puede presumir la academia Minerva es que, al menos, el 90% de los clasificados al Ultimate Tournament han salido de sus aulas.

-¡Por fin! ¡La academia Minerva!

Un chico de 13 años, Iván Aguirre, proveniente de un poblado llamado Aguacatal, había llegado finalmente a cumplir un pequeño paso de su gran sueño: el ser un gran Kiter reconocido a nivel mundial y superar a su entrenador, aquel que había sembrado la semilla de los duelos de cometas en él. Y el primer paso fue ser admitido en la academia Minerva. Siendo de pocos recursos, Iván optó por la vía más complicada: la beca que la misma academia ofrecía.

No fue fácil obtenerla, recordó. Tuvo que buscar apoyos por doquier para que sus padres y él pudieran hacer un viaje de ida y regreso de 8 horas solo para demostrar por qué debía recibir ese apoyo económico. Y es que la beca es por manutención: la academia Minerva mantendría al alumno becado con uniformes, alimentación, útiles escolares, insumos y dormitorio, todo pago, sin necesidad de que el becado tuviera que desembolsar nada durante los seis años que contemplaban su educación secundaria y preparatoria. Ahora se comprendía que las filas para poder obtener ese apoyo fueran largas. Si bien, la mayoría lograba pasar el filtro socioeconómico, a la hora de demostrar sus habilidades como un futuro Kiter era donde casi todos flaqueaban. Cientos de aspirantes a la beca venían de diferentes partes de México, siendo entrenados por diferentes expertos en la materia.




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