La atmósfera en "Cercy’s Bar" se había vuelto densa mientras Jax "El Relámpago" Hunter y su nuevo contacto discutían en voz baja los planes para derribar a Martin N-ice. El hombre, que se hacía llamar Raimod, le había dado a Jax información valiosa sobre la Torre de Hielo y los métodos que N-ice utilizaba para mantener su control férreo sobre la Ciudad del Martini con Hielo. Pero había algo más en Frost, una tensión palpable, como si supiera que estaban siendo observados.
—Hay una cosa más que debes saber, Hunter —dijo Raimod, bajando aún más la voz—. N-ice no es solo un hombre, es una pesadilla viviente, y nuncajuega limpio. Si decides enfrentarlo, tendrás que estar preparado para todo.
Antes de que Jax pudiera responder, la puerta del bar se abrió de golpe, y un aura siniestra invadio el lugar. Los clientes se quedaron en silencio, volviendo sus miradas hacia la entrada. Allí, de pie bajo el marco, estaba Martin N-ice en persona. Su figura alta y delgada se recortaba contra la luz de neón del exterior, y sus ojos azules brillaban con un destello de muerte que enviaba escalofríos por la columna de Jax.
—Vaya, vaya, mira quién ha decidido visitar mi ciudad —dijo N-ice con una sonrisa fría y calculada—. El famoso Jax Hunter.
La tensión en el bar se disparó mientras N-ice caminaba lentamente hacia Jax, su paso firme y seguro. Raimod, que había mantenido una fachada de confianza, retrocedió un paso, como si la presencia de N-ice le hubiera drenado todo el valor.
Jax se levantó de su asiento, su mente corriendo a toda velocidad para evaluar la situación. Pero antes de que pudiera reaccionar, N-ice hizo un movimiento rápido, sacando una navaja antigua de su abrigo. La hoja, pequeña pero afilada, brilló bajo la luz del bar, y Jax apenas tuvo tiempo de reaccionar antes de sentir un dolor agudo en su costado.
N-ice lo había apuñalado con una precisión milimétrica, la hoja perforando su carne con facilidad. Jax soltó un gemido ahogado mientras se tambaleaba hacia atrás, su mano instintivamente buscando la herida.
—¿Sabes qué es esto, Hunter? —dijo N-ice, con la misma sonrisa gélida—. Es la Navaja m23, un arma que ha pasado de generación en generación desde la Segunda Guerra Mundial. Se dice que quien la empuña puede decidir la vida o la muerte con un solo golpe. Y hoy, he decidido tu destino.
Jax cayó de rodillas, sintiendo el calor de su sangre mezclarse con el frío que emanaba de la navaja. La sala a su alrededor se desvanecía lentamente, pero en su mente, el fuego de la lucha aún ardía.
—No... he terminado —murmuró Jax, apretando los dientes mientras intentaba mantenerse consciente.
N-ice se inclinó sobre él, sus ojos lo miraban fijamente.
—Oh, pero sí lo estás —respondió—. Te diré algo, Hunter. Te dejaré vivir... por ahora. Quiero que te arrastres de vuelta a Neonopolis y les digas a todos lo que sucede cuando desafían a Martin N-ice.
Con esas palabras, N-ice se dio la vuelta y salió del bar, dejando a Jax tirado en el suelo, su vida pendiendo de un hilo. Los pocos clientes que habían presenciado el ataque se mantuvieron en silencio, sus rostros llenos de miedo.
Raimod finalmente se movió, arrodillándose junto a Jax. Sus manos temblaban mientras intentaba ayudarlo a levantarse.
—Tenemos que sacarte de aquí —dijo Raimod, su voz llena de urgencia—. Hay un lugar donde podemos curarte, pero necesitas resistir.
Jax, con la vista nublada y el cuerpo débil, asintió ligeramente. Sabía que estaba al borde de la muerte, pero algo dentro de él, una chispa de determinación, se negaba a extinguirse. Aún no había terminado, y mientras tuviera aliento, seguiría luchando.
Editado: 12.10.2024