Acordes de Salvación

Capitulo 1

Nicole

                 "la música es para el alma lo que ejercicio para el cuerpo"
 

Alguna vez sintieron que su mundo se caía a pedazos y no podían evitarlo? Sentir que te caes cada vez más y más hondo. Se estrechan las paredes a tu alrededor y la salida es casi inalcanzable?

Yo si. Lo sé perfectamente.

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Estaba distraida, pero no podia culparme. Seguro que la resaca era la que martillaba mis sentidos.

Miré el reloj... Rayos, llegaría tarde a trabajar, como casi siempre.

Luego de darme una ducha rápida y alistarme bajé por las escaleras del edificio casi al trote. El golpe que me iba a dar si me caia sería épico.

Y de hecho me caí pocos segundos después. De milagro mi cabeza no habia golpeado contra el borde del escalón, y mi espalda solo sufrió unos raspones.

Intenté pararme pero un calor electrizante subió por mi tobillo seguido de un agudo de dolor.

Rayos... Dolía, dolía demasiado. Me había esquinzado el tobillo o algo mucho peor, y para colmo eran las seis de la mañana y todos sus vecinos estaban durmiendo.

Como pude, baje hasta el segundo piso y camine al ascensor. Cuando éste por fin se abre sale un chico con su skate, debe tener 21 años.

Ignoro el hecho de que me mira fijamente mientras me agarro como puedo y trato de no pisar con la pierna lastimada.

"Menudo idiota, ni siquiera me ayuda"

El chico de cabello castaño parece leer mis pensamientos porque justo cuando el ascensor se cerraba su mano hizo que la puerta se abriera nuevamente y entró a los saltos, ya no tenia su Skate consigo.

-Necesitas ayuda? - pregunta antes de rodearme con su brazo para que me cuelge de él.

Mi pie sintió un gran alivio.

-Si, muchas gracias – dije en un suspiro.

-Te llevaré al hospital, tengo mi auto en el estacionamiento – dice sin mirarme.

-Ah bueno no es problema, iba a llamar un taxi. Con que me ayudes hasta la salida está bien – digo algo incómoda.

No me malinterpreten, no quiero ser antisocial, pero no se me da bien relacionarme con otros. Ni siquiera tengo mascotas porque no soporto cuidar de alguien más.

-¿Un taxi? ¿Es chiste?. No, no de ningun manera. Yo te llevaré. Por cierto ¿como te llamas? ¿o solo te digo vecina?

-Nicole – contesto secamente.

-De acuerdo, yo me llamo Adam, pero todos me llaman Steve – dice sonriendo.

Frunzo el ceño. En serio este muchacho estaba acabando con mi poca tolerancia al ser tan abierto y sociable. Si seguia con su parloteo me cansaría y lo mandaria a volar.

-Eres del tercer piso ¿no es cierto?¿la que canta en el balcón? - continua.

Silencio por mi parte. Solo asiento con la cabeza.

-Me encanta tu voz, tienes esa voz rasposa tipica del rock – busca mis ojos. Yo desvio la mirada hacia otro lado.

Ya en serio, tenia que deshacerme de él.

Por fin el ascensor llegó a su destino y prácticamente empujé al chico conmigo a la salida.

-Bueno, Alfredo gracias por ayudarme

-Soy Adam – dice interrumpiendome enarcando una ceja.

-...Si bueno me da igual, solo tomaré un taxi vecino, ya muchas gracias pero desde aquí me arreglo sola. Adiós – dije tratando de saltar en un pie hasta la salida. Pero su voz me detuvo

-Estas sola ¿no es asi? - su tono serio me llamó la atención.

Me giré para verlo y vi que apretaba los labios en una dura linea. Mi silencio fue nuevamente para responder afirmativamente.

-Ya veo porqué – dijo acercándose a mi a pasos firmes.

-¿Por que no te metes en tus propios asuntos querido? - levanté la barbilla y lo miré desafiante.. Por un momento el enojo reemplazó al dolor del tobillo.

-Porque mi vida es demasiado aburrida y molestarte es más divertido – dice enganchando su brazo con el mio y dirigiendonos al estacionamiento – Mira Safe – comenzó y al instante en que dijo mi apellido lo miré como si fuera una asesina – te conozco pero tú no te acuerdas de mi, de hecho dudo que lo hagas.

-¿De donde nos conocemos? - me apoyo en una columna mientras lo veo caminar hasta su auto. No pensé que un skater tendria un Audi pero no me quejo. Es mejor que un taxi sucio y maloliente.

-Te digo algo? Te lo diré cuando tú me digas porque no tienes a nadie en momentos como este y tienes que esperar que un desconocido muy guapo como yo te ayude.

No puedo evitar sonreir. Es un idiota, pero simpático después de todo.

-Mira por ahi y hasta nos hacemos amigos ¿Que dices Nico? - dice ya mientras maneja.

-Para empezar no me llames así. ¿Por que me ayudas? Fui muy grosera contigo, y sigues sin caerme bien.

-¿Que eres una cantante de Rock con un aura oscura que no soporta a nadie ni a si misma? - dice divertido.

-Exacto – digo con asco – asi que mas lejos estés de mi, mejor – remarco.

-Lo siento rockstar, seré para ti un terrible clavo en el pie, me gustan los retos.

Ruedo los ojos y subo la música. El resto del viaje hasta el hospital lo hacemos en silencio.

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Kevin

Llovía a cantaros en la ciudad de Miami. Las gotas de lluvia golpeaban los cristales del ventanal en un compás continuo y uniforme.

Desde pequeño escuchaba música en la naturaleza. Era como si cada ave, cada árbol que sacudía sus hojas y el silbido del viento armonizaran perfectamente una melodía.

Cerré los ojos por un momento para recordar que se sentía sumergirme en la entonación de la lluvia suave.

Desde que salté la fama el color por la música parecía haberse ido, dando paso a conciertos numerosos llenos de gente, luces y algarabía.

Pero no se sentía bien. Era reconfortarte y gratificante ver como la gente adoraba a Dios con mi música.

Pero era como guiar a otros a un tesoro que yo mismo no podía tener.

Miré mi mansión. Lo tenia absolutamente todo. Y a la vez nada.

Estaba solo, solo Asher, mi representante y manager iba y venia todos los días.




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