Acordes de una venganza.

Asesino.

Los días siguientes fueron de intensa investigación, no quería parar hasta dar con el culpable, aunque ya tenía en claro que esto era una venganza, solo que aún no sabía. ¿Por qué?

Magdalena tenía esa apariencia de ángel, una mujer hermosa, así que ¿quién podría hacerle tal atrocidad? Y cada vez que examinaba las evidencias, podía sentir el sufrimiento que ella pasó. De seguro sintió miedo cuando fue sorprendida, sin saber que ese sería su último suspiro.

Podía imaginar ese ardor que le quemaba por dentro, cuando le hicieron que tragara ese químico corrosivo, el llanto que soltaría y sus lágrimas desbordarse sin control.

Pero lo más doloroso para ella, sería ese momento en que sus dedos crujían cada vez que le hacían una fractura, ver cómo su pasión era destruida sin compasión y ahora solo le tocaba gritar en silencio.

Su respiración entrecortada, en ese intento inútil de ahogar el dolor, imagino en sus ojos celeste el horror al ver que la sangre brotaba de cada uno de sus dedos, sin esperanza de volver a tocar una melodía, junto con esa sensación de sus tendones desgarrándose y como la carne cedía ante la presión de cada corte.

El sudor frío empapando su piel, su cuerpo temblando incontrolable, porque ahora sus manos fueron convertidas en pedazos, manipuladas por la crueldad de su verdugo.

Una llamada interrumpió mis pensamientos, contesté en automático, quedé estático, un crimen se había efectuado de nuevo, mismo patrón… Un asesino en serie.




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