Acuarela

Trazando confesiones

Apenas escuchar la palabra Joel y Pau se levantaron y se acercaron a Yago, cada uno a los extremos de él. Quise ir tras ellos así que también me puse de pie.

—Espera —Aria me detiene sujetándome la muñeca. —No lo tomes a mal, pero esto es algo que deben hablar entre ellos.

Tiene razón. Ni siquiera sé lo que sucedió realmente y yo queriendo meterme en lo que no me incumbe. Sin embargo, al ver su mirada triste no pude evitar sentirla yo también. Volví a sentarme en uno de los sofás, resignada.

—Lo siento. Fue un impulso.

—Tranquila. Te entiendo —Aria suelta mi muñeca y toma mi mano con delicadeza. —También me pasa.

—¿En serio?

—Ese impulso que te dice “quiero ayudar” sea la situación que sea. Cuando se trata de un amigo o alguien que estimas es inevitable.

Asentí. Supo describirlo a la perfección.

—No me gusta verlos llorar ¿sabes? Pero no puedo hacer más —Su tono de voz es bajo y su semblante se ve triste.

Sin soltar mi mano, nos miramos en silencio. Las palabras ya eran suficientes para pasar el incómodo momento. Nuevamente una puerta se abrió.

—¿Cómo está? —le pregunta Aria a Joel.

—Está más tranquilo. Pau se quedó acompañándolo.

No quise preguntar, pero el saber que está bien me tranquilizó.

Ambos se miraron por un instante, entonces Joel regresó a mí.

—Lamento haberte preocupado, Sam.

—No importa. Creo que es mejor que me vaya.

Aria soltó mi mano en cuanto me puse de pie. Tanto Aria como Joel hicieron una mueca, más no opinaron al respecto.

—Nos vemos —me despedí en la puerta.

—Nos vemos —responden ambos, sin moverse de su posición.

Un suspiro profundo se escapó en cuanto cerré la puerta. Tengo la sensación de haber liberado mil tenciones y emociones en él, pues me siento más aliviada y ligera. Tomaré unos minutos antes de entrar: preparar mi mejor semblante y ocultar todo rastro de emoción restante por lo sucedido. Lo que menos necesitaba era preocupar a los demás o que me preguntaran al respecto por una mala cara.

Dos días han pasado sin saber nada de Pauline o sus hermanos. Envié mensajes, pero ninguno fue respondido. El único pensamiento que tengo ahora es que el “problema” se agravó y no ha podido solucionarse.

Los ensayos continúan y mi turno no llega. Están casi todos presentes, a excepción de Joel.

Aprovecharé mis minutos libres fijando mi mirada en Pauline, esperando se de cuenta y responda a mi llamado.

Gabin y yo hemos estado conectados desde el día en que nacimos. Cada uno está conectado con quien más se asemeje; su sonrisa cómplice me indicó que se encargaría.

Gabin guardó su block dentro de su bolso y se acercó a Pauline, quien se encuentra platicando con los otros miembros del grupo de música. Toca su hombro suavemente con el fin de llamar su atención. Pau volteó, y tras un intercambio de palabras, ambos salen rumbo al pasillo.

—Sam —es Jay. —Te toca.

A pesar de no haber tenido tantos ensayos como los protagonistas, me siento preparada en cuanto a los diálogos, pues, es lo más fácil de memorizar. Apenas voy leyéndolos, idealizo el personaje para finalmente darle vida.

Coordinar expresiones con palabras no es tarea fácil, pero cuando llevas una práctica, o en otros casos una idea de cómo debe ser, resulta sencillo. Para cuando terminé Pau y Gabin habían regresado, y lo noté en cuanto sentí la mirada de Pau sobre mí, observando cada uno de mis movimientos sobre el escenario.

Jay tan solo asintió y marcó algo en su libreta. Bajé por el lado que lleva al espacio cercano a la puerta, espacio donde está Pauline y su grupo.

—Eres buena—Pau aplaudió apenas me vio.

—Gracias.

Tomé su mano y la llevé al rincón más privado que pude encontrar dentro del club.

—Escucha Pau, sé que no debería meterme, pero… ¿está todo bien? —mordí ligeramente mi labio, oprimiendo los nervios que luchan por asomarse —No he sabido de ustedes y me preocupa. Si en algo puedo ayudar, por favor dim…—no pude seguir. Pau me silenció con un abrazo repentino.

—Lo siento.

Su voz es baja, tal como si intentara que nadie más escuchara.

—Lamento haberte preocupado, pero sí, en realidad sucedieron algunas cosas después de ese día.

Esperamos al término de los ensayos para continuar con la plática de camino a casa, en un ambiente más tranquilo y privado.

Salimos los tres juntos, pero Gabin decidió adelantarse. Ya le había comentado que hablaría con Pau. Si algo destaca de él es el respeto y la gentileza que mantiene ante cualquier persona y situación, mostrándose tranquilo la mayoría del tiempo a pesar de los problemas. Una actitud envidiable.

—Verás, Yago está bien gracias a que Joel y yo lo estuvimos acompañando, pero, con respecto a Joel…enfermó.



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En el texto hay: adolescentes, novela juvenil, amor

Editado: 30.07.2021

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