Yui
Por las mañanas siento tu presencia, pero al despertar no estás, y aunque no te conozco, somos uno desde años atrás.
Luego de lo ocurrido anoche, me quedé dormida en uno de los sillones del cuarto, por suerte nadie más llegó a interrumpir el tan merecido descanso que necesitaba.
Cómo había planeado el día anterior, quería ir hacia la capilla que se encontraba pasando el jardín y un poco más, pero antes debía comer algo, últimamente los chicos y yo no comíamos juntos, así que cada uno debía hacerlo por su cuenta.-digo entristecida, ya que no comprendía ese repentino alejamiento, porque, aunque ellos no suelen ser muy unidos, siempre estábamos juntos en la comida.
Llegando al comedor, me encuentro con Reiji mientras lee un libro con una taza de té, quien solamente me ignora al verme.
-Este.. puedo acompañarte? No quería tener que interrumpirlo pero a mi estómago no le importaba.
-Haz lo que quieras, sólo no hagas mucho ruido.
Dicho esto, procedo a servirme algo de toda la comida que en el comedor estaba, pero no podía comer tranquila si sentía que lo estaba incomodando.
-Comeré en mi habitación mejor, gracias-digo con una sonrisa falsa.
-No puedes estar en algún lugar de esta casa sin hacer un desastre?
-Eh?-digo mientras me acerco a la puerta.
-Ayer, el día anterior y el día anterior. Escuché que esos dos estuvieron a punto de matarse, y todo por ti. No entiendo porque da tantos problemas una chiquilla como tú, si solamente eres una presa más.
Si querías irte sólo debiste hacerlo y ya, te dije que mientras no hicieras ruido podías estar aquí, y ahora he perdido la concentración.-dice algo molesto.
Tú sabes que yo soy el único que se preocupa por el orden de esta casa, y tú haces y deshaces como quieres, es hora de que tú también sirvas de algo, porque tu presencia aquí no nos mantendrá por siempre.
Yui
Oh! No tengo ningún problema en ayudarte con los quehaceres, estaba por ir a la capilla pero puedo quedarme si lo necesitas.
-No! No necesito que estés conmigo como perro faldero, eres muy torpe y solo estorbas. Si ibas hacia allá, deberías arreglar ese lugar, es el menos cuidado de aquí, y como veo que te encanta estar allá, tú te encargaras de mantenerlo, y así nos evitamos de ti aquí en la casa. - dice serio.
-Está bien, renovaré la capilla lo mejor posible. - digo con una sonrisa sincera.
Nunca me habían encomendado una tarea en la mansión, y tenerla me hace sentir útil, y de esa forma pienso menos en los fantasmas que acechan mi mente. Además, he logrado entablar una conversación con alguien sin necesidad de la palabra "sangre" de por medio.
Reiji
Al ver su sonrisa no la entiendo, solamente le he dicho algo que podría hacer para evitar el desorden que ella provoca aquí, pero parece estar feliz con eso, y no puedo evitar devolverle una pequeña sonrisa, es la única dispuesta a ayudarme con mi trabajo, y eso me alegra un poco.
Al mismo tiempo que le sonrio, sin pensarlo le digo: Y recuerda que siempre debes estar para mí, cuando yo quiera... - no comprendo porque le dije eso precisamente ahora.
Yui
Luego de esa plática poco común con Reiji, me dirijo hacia la capilla, espero no encontrarme con nadie de camino, porque o sino se retrasarán nuevamente mis planes.
Para mí fortuna, el camino fue muy tranquilo, al llegar a la capilla, me doy cuenta que han puesto un candado en la puerta, trato de abrirla sin la llave pero me doy cuenta que está muy bien asegurada.
Trato de buscar otra entrada, y en la parte de atrás encuentro una ventana, y me subo a una enorme piedra para alcanzar subirme. La capilla no era muy grande, por lo que podría salir de la misma forma.
Cuando logro estar dentro, me tiro desde arriba para caer en uno de los bultos que hay ahí.
Caigo encima de algo con olor a menta, trato de ponerme en pie, cuando... dicho bulto me muestra unos ojos azules con cabello rubio, como todo un príncipe de los cuentos.
He caído sobre Shu...
Al verlo tan de cerca, me impresiona el azul casi tan claro como el cielo, de sus ojos, me quedo mirando por un rato cuando él rompe el silencio y me dice..
Shu
-¿Qué haces aquí?
-Perdona Shu, Reiji me ha enviado a limpiar el interior de esta capilla, no sabía que estabas precisamente aquí..
-Con que Reiji...
Pues tendrá que ser otro día, quiero descansar en paz.
Yui
Shu suele ser muy callado, siempre mantiene audífonos con música que nunca he conocido, hasta el día de hoy... Que he desconectado por accidente sus audífonos y su reproductor ha dejado escuchar una linda melodía de Mozart.
-Ammmm, no sabía que escuchabas a Mozart, a mi también me gusta mucho-digo tímida.
-Es algo que no te incumbe.
-A pesar de su respuesta, terminó recordando cuando mi padre me enseñaba a tocar piano, y una de las melodías que más sonaba en su estudio, era la que Shu estaba escuchando.
A lo que Shu no dice ni una palabra, pues ya tenía los audífonos puestos de nuevo.
-Bueno, tendré que regresar más tarde. - digo un tanto decepcionada. Y en cuanto me dispongo a salir por donde entré, Shu me toma del brazo y me regresa a su regazo...
-Aprovechando que estás aquí- dice sin ninguna expresión. Y muerde mi cuello sin previo aviso...
-Para, por favor para. -digo casi desmayada.
Shu
-No me importa lo que quieras, he estado en abstinencia porque no me provoca tu presencia.
Eres tan vulgar que lo estás disfrutando también.
Yui
-Shu... es lo último que digo antes de desmayarme.
La cantidad de sangre que ha tomado Shu, ha sido demasiada, y mi cuerpo no ha podido más.