Adicta a la lectura

Capitulo 5

El muerto apesta al tercer día

Desde esa noche que Zayne pensó en irse de la casa, pasó aproximadamente un mes, analizando cada detalle para escaparse y comenzar una nueva vida, algo arriesgado, ¿en dónde se iba a quedar a vivir? ¿Cuánto dinero necesitaría? muchas preguntas se hacía así misma. La chica solo pensaba en escaparse y recuperar parte de lo que era, su tía le iba a ayudar.

Había logrado reunir una cantidad de dinero, le alcanzaba para el taxi, para sobrevivir, era una amante del ahorro, en eso no le fue tan mal. Sin embargo, tampoco tenía lo suficiente para mantener una gran vida, los padres adoptivos no le dan mucho dinero para su recreo debido a que la familia es muy grande y el dinero desde luego tenía que ser valorado mucho.

Saca de su mochila todos los cuadernos, útiles del colegio, que se encontraba para reemplazarlos por ropa, por sus cosas, se vistió enseguida y vigilaba que sus hermanos se entraran al cuarto y la pillaran. Liliana, en ese caso no se encontraba presente pues se había ido a la casa de una amiga por una tarea mientras que los padres se habían ido de compras.

Le dijeron a Zayne que se hiciera cargo de los otros niños, como la mayor que es, ella asentó su cabeza, mintiéndoles, en el fondo sabía que no iba hacer así.

Cuando se sentía lista, su corazón se aceleró muy rápido, tenía bastante miedo, pues no es común escaparse, mucho menos ella que casi nunca salía y desconocía muchos lugares, tenía mucho temor que las cosas no salieran a su favor, tenía miedo de la reacción que tomaría la señora Margarita y el señor Lucas, eran tan buenas personas, que pasara cuando se den cuenta que la adolescente no se encontraba pero estaba segura que al pisar el suelo fuera de la casa jamás regresaría, creía. Según ella era la mejor opción, quería ver a su tía sobre todo que se había enterado que se encontraba enferma, ella era lo único que tenía la muchacha y se preocupó demasiado. 

Sabía que lo que estaba viviendo solo duraría por un buen tiempo porque absolutamente nada es eterno, según era el criterio de Zayne.

—Alejandro… —llama Zayne al mayor de los que estaban presente.

—yo iré a botar algo que tengo dentro de la mochila y luego iré a la tienda a comprar dulces para nosotros pero regresare un poco tarde ¿de acuerdo? —el niño no le presto casi atención y le dijo que si ya porque ya. Él quería seguir mirando la tv.

Zayne a pesar de que no demostrara sus sentimientos si se había acostumbrado a la familia ya que eran únicos, la hacían sentir tan amada y eso que no es sangre de su sangre pero al final ella tenía la decisión de irse, era inevitable no sentirse normal allí. Se despidió de cada uno de ellos dándole un beso en la frente, las lágrimas amenazaban con salir pero ella ya no quería llorar, solo abrió la puerta para irse y nunca regresar.

Pidió un taxi y este la llevo a su destino que era el terminal. El viaje fue muy tranquilo, no estaba segura si estaba haciendo lo correcto “tal vez mis padres desde el cielo están decepcionados de mi” pensaba.

Ella le pidió al señor del bus que parara porque que había llegado a su destino, al bajarse sintió esa aroma que tanto caracteriza al lugar que se encontraba, el viento en su cara, el paisaje hermoso, desde ya se sentía en casa. Pues se encontraba en Colonche el lugar donde nació, creció y seguirá creciendo. No sabía después que hacer, si ir a donde era su casa o ir a la iglesia para que su tía.

Primero decidió ir a su casa pero al llegar, encuentra ropa tendida en los cordeles es como si alguien viviera ahí.

— ¿qué hacen en mi casa? —ella pregunta enojada a los señores que se encontraban allí, eran una pareja que estaban confundido por lo que estaba pasando.

— ¿Tu casa? pero si nosotros la compramos, esta casa nos pertenece —hablo el señor de estatura mediana y un poco gordo.

—No es cierto —el ambiente se estaba tensando más y más, la señora la miro detenidamente y se acordó que esa chica antes vivía ahí.

—Linda... —hablo la señora con cariño para explicar lo que había pasado con la casa… te explicare lo que sucedió… luego que te fueras, no sabían qué hacer con la casa porque ni siquiera era territorio de tu familia, entonces el presidente de la comunidad nos las vendió y ahora es nuestra casa, realmente jamás tus padres terminaron de pagarla —la joven abrió los ojos sorprendida de lo que habían hecho.

— ¿Zayne eres tú? —de pronto aprecio la tía Beth por la casa, la chica alza la mirada y se topa con la de su tía.

— ¿pero qué haces aquí? —siguió preguntando.

— ¿cómo es que vendieron mi casa? Tía, era mi hogar, como que jamás terminaron de pagar nuestro hogar —enseguida se puso a llorar.

Toda la tarde conversaron ambas y la tía se enteró de lo que Zayne había hecho.

—pero hija si te das cuenta, ellos son ahora tu familia, ellos te aceptaron porque vieron en ti algo muy especial y si Dios te lo puso en tu camino es por algo —cada palabra que su tía decía hacia que más llorase Zayne, ambas derramaron lágrimas al recordar a esas personas que ya no estaban en este mundo.

—tu sabes que el muerto apesta al tercer día, sabes que si yo te acepto en que vivas conmigo al principio va hacer de maravilla y momentos de felicidad pero de pronto llegara la noticia donde me asigne a otro lugar y tú con quien te quedaras ¿ah? —la chica no pensó en eso, las monjas se quedan cierto tiempo en las iglesias y después tienen que ir al lugar donde le asignan y a ellas no les gusta despedirse porque es triste las despedidas y prefieren irse sin decir un adiós.

—no lo pensé... soy tan estúpida —habla entre sollozos mientras que su tía la abrazaba muy fuerte.

 —no hables así de ti misma, yo sé que aun duele la perdida pero tienes que mirar hacia delante, no hacia atrás —ella negaba por completo se rehusaba al pensar eso.




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