Adicta a la lectura

Capitulo 10

Somos el dúo perfecto

Cuando quieres a una persona mucho, intentas cambiar para que no se aleje ¿cierto? O tal vez no J

A veces se piensa que siendo malos actuamos de buenas maneras, fingir una persona que no somos, trae muchos problemas.

Zayne después de hablar con Didier, el chico más hermoso ante los ojos de ella, su gusto incrementado. Quien no ha dejado de sonreír como boba cuando su amor platónico le saluda, le observa o hace algún gesto que por más que sea simple es perfecto.  

Zayne no podía ni siquiera concentrarse en los trabajos de la casa porque en su mente ya estaba dominada por el recuerdo de Didier.

— ¿qué te sucede Zayne? ¿Por qué sonríes? —pregunta Liliana viéndola muy feliz a su hermana ya que está muy contenta.

—Es que en la vida debemos sonreír porque nos da siempre otra oportunidad para mejorar como persona —habla la joven, Liliana al escucharla le abrazó muy fuerte pero muy fuerte ya que se sentía muy orgullosa de su hermana.

—De acuerdo —las hermanas no duraron ningún segundo para abrazarse muy fuerte.

Días después Zayne si había tenido un GRAN cambio dentro del colegio, dentro de su hogar, dentro del entorno social. Estaba decidida con el propósito que se había puesto.

Le tocaba la clase de educación física, Zayne amaba el deporte, los ejercicios y todo tipo de juego físico pero estaba un poco triste ya que ella no iba a esa clase.

—Yo no quiero ir a ensayar, prefiero ir hacer ejercicios —habla seria.

—Pero faltan dos días para la misa y te necesitamos para que cantes o prefieres quedarte en horas extra —dijo el profesor de música.

Como dijo la psicóloga Linda que había un grupo que se llamaba ''Coro'' donde chicas y chicos cantaban para los eventos que se presentaran en el colegio. Pues ella había aceptado por darles el gusto a sus padres, después vio que no se sentía cómoda y ya no quería asistir a los ensayos hasta que Didier en una ocasión supo decir que cantaba súper hermoso ella, desde ese momento Zayne le puso más empeño a su voz.

—vamos Zayne yo también iré, esta vez participare en la música —apenas escuchó Zayne eso, se le iluminaron los ojos como unas estrellas muy brillantes.

— ¿sabes cantar? —pregunta ella.

—No, pero tocare el ukelele —respondió Didier, pues desde muy pequeño su padre Marcus le enseño tocar la mini guitarra como lo digo yo.

— ¡enserio! entonces no esperemos y vamos de inmediato —Zayne agarra la muñeca de su amigo para salir corriendo hacia el grado donde se encontraban los demás.

Al ingresar al aula dijeron la frase que los caracterizaba en ese colegio, de ''Paz y Bien'' no era necesario pero era obligatorio el saludo para las autoridades.

— ¿qué canción ensayaremos hoy? —pregunta una chica alta.

—bueno las de siempre pero como ustedes van a comer la ostia necesito que una se quede cantando en ese momento... —el profesor hizo una pausa esperando que alguien diga algo pero fue en vano ya que nadie dijo nada.

—No levanten las manos todos por favor —exclamó el maestro haciendo reír a los chicos.

—Zayne tu cantaras —finalmente el profesor eligió a alguien, la joven acepto sin hacerse rogar.

—es lo que vamos hacer, Didier va a tocar el ukelele y tu Zayne cantaras el Aleluya.

Cuando la chica era más pequeña y vivía en colonche, ella solía cantar los domingos en la misa precisamente esta hermosa canción, de hecho hace un mes atrás después de la conversación que tuvo con Didier acerca de Dios, ella hablo con él.

—Amo esa canción —dijo muy contento Didier.

—A la cuenta de tres comience...1,2 y 3 —exclama el maestro.

Un soldado a casa hoy regreso, un niño enfermo se curó

 Y hoy ya no hay más sombras que te cubran

Un desamparado se salvó Por causa de una buena acción

Y hoy nadie lo repudia aleluya

Aleluya, aleluya, aleluya, aleluya

Un ateo que consiguió creer

Y un hambriento hoy tiene de comer

Y un rico dio a los pobres su fortuna

Que la guerra pronto se acabara

Que en el mundo al fin reinara la paz

Que no habrá miseria alguna aleluya

                   Aleluya, aleluya, aleluya, aleluya.

Los chicos de vez en cuando se miraban y se reían, era la primera vez que compartían la música juntos.

El maestro tuvo que irse, ya que le llamaron de urgencia mientras que Didier y Zayne hablaban un chico se les acercó, era un casi conocido de ambos pero no eran totalmente amigos, ya que el chico tiene un genio que tal vez ni él se soporte.

—Cada días más bella Zayne —habla el chico llamado Adriano, tenía 17 años es delgado, bastante extrovertido, reconocido por haberse comido un gusano al frente de la rectora, la pesadilla de todo maestro en realidad.

—hola chicos bellos, oye cantas hermoso —dijo una chica que cabello negro dirigiéndose a Zayne.

Zayne al verla había recordado aquel momento donde Didier había confesado quien era su amor platónico. La muchacha de ojos verdes se quedó observando a Didier quien estaba rojo como un tomate ante la presencia de aquella chica llamada Fernanda.

—si viste Fernanda te dije que este muchacho le gustabas —habla Adriano mirando a Fer.

—Es que soy irresistible —respondió ella sin pelos en la lengua.

—Mira que Didier es un mejor partido, no como el imbécil de Augusto que tienes como novio —Fernanda bajo la mirada un poco triste pues no se sentía cómoda en esa relación toxica que se estaba convirtiendo.




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